Guatemala
El presente texto
es una ampliación y adaptación del artículo original publicado en la
revista digital “Análisis de la realidad nacional”, año 6, edición 115,
del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos
de Guatemala (IPNUSAC); Disponible en: http://ipn.usac.edu.gt/wp-content/uploads/2017/05/IPN-RD-1152.pdf.
El documento es un resumen de los aspectos más relevantes de la
investigación titulada “Comunidades de Población en Resistencia (CPR):
un posible modelo de desarrollo social. Estudio comparativo entre las
CPR de la Sierra y los Polos de Desarrollo”, presentado en el marco de
la Maestría en formulación y evaluación de proyectos para el
desarrollo social, de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC).
Introducción
La idea de
desarrollo ha estado presente a lo largo del devenir histórico de la
humanidad. Al igual que ésta, el concepto de “desarrollo”, en el sentido
de “mejora o crecimiento”, ha ido evolucionando y adaptándose de
acuerdo a los diferentes períodos o etapas transcurridas. A pesar de
ello el desarrollo ha estado, en general, básicamente relacionado o
identificado con la acumulación de riqueza material, y no con aquellos
otros satisfactores que brindan una mejor calidad de vida. En la
actualidad, si bien hay intentos de impulsar modelos de desarrollo
alternativos basados en el bienestar del individuo, de su entorno
inmediato y de la sociedad a la que pertenece, paradigmas que apuntan al
respeto con el medio ambiente del que todos somos parte -como el Buen
vivir o el Vivir bien-, lo prevaleciente es un esquema que favorece
fundamentalmente a pequeños grupos privilegiados, en muchos casos
externos con apetencias imperiales.
De igual forma, las teorías
existentes dedicadas al estudio del desarrollo, están en general
centradas en un paradigma que privilegia el crecimiento económico, desde
la cosmovisión occidental y capitalista, mostrando como insignia del
“desarrollo” el modelo estadounidense y europeo, planteándolo además
como la única opción. Esta idea marca y lleva implícita una concepción
del mundo en la que la forma de desarrollo alcanzada por países que
funcionan bajo un sistema capitalista-occidental es la única y además la
mejor, en la que se reafirma a dichas naciones como “exitosas y
triunfadoras” e impone de forma precaria los mismos modelos a los países
en desarrollo. Ejemplo de lo anterior lo constituyen las teorías sobre
desarrollo denominadas: de la modernidad, de la globalización y, aunque
de manera crítica, también la de la dependencia. No obstante, ninguna de
estas teorías o los modelos promovidos por éstas, han logrado resolver
los grandes problemas de la humanidad: el hambre, el analfabetismo, la
morbi-mortalidad por enfermedades previsibles, el acceso al agua potable
y las diferencias socioeconómicas abismales que, entre muchas otras
más, siguen estando presentes.
En lo que respecta a la
organización política estos modelos promueven la implementación de
sistemas democráticos supuestamente representativos, pero que en la
práctica no responden, en realidad, a los intereses de las grandes
mayorías. La participación política-ciudadana de las masas queda
limitada a la emisión de un voto cada cierto período de tiempo. Y la
toma de decisiones importantes, fundamentales, queda en manos de los
grupos tradicionales de poder, los cuales son parte del sistema
económico y político imperante, el cual no querrán transformar. De esta
forma se fomenta en el imaginario social la idea de que la situación del
país es resultado de las decisiones de funcionarios públicos que ocupan
los cargos político-administrativos. Sin embargo, la situación
-precaria o no- que viven los países, va más allá del aparato de
gobierno de turno, en realidad es el resultado del sistema económico que
rige a nivel mundial. Es claro que Guatemala no escapa de esta
realidad.
De momento, con base en lo que se ha visto hasta
ahora, no existe un modelo único de desarrollo que sirva como llave
universal, resolviendo mágicamente todas las carencias de la sociedad.
Los distintos modelos existentes -el de la modernización, el de la
globalización, el de la dependencia y el del sistema-mundo, algunos de
ellos interrelacionados-, en mayor o menor grado, se plantean como
ejercicio de un poder. Quizás sea imposible decir taxativamente cuál es
el “mejor” modelo de desarrollo. Lo que sí es evidente es que algunos de
esos paradigmas, tal como el que actualmente rige en la sociedad
guatemalteca, muy lejos están de llenar las expectativas y necesidades
concretas de toda la población. Hoy se pueden ver modelos de desarrollo
que funcionan “muy bien” en cuanto a los indicadores macroeconómicos,
pero que al final no resuelven la situación de carencia de las grandes
mayorías.
Ante esta realidad se hace necesario identificar y
analizar otros paradigmas de organización económica, política y social,
que propongan un modelo de desarrollo equitativo e inclusivo. En este
sentido, el presente artículo presenta fragmentos e información que se
obtuvo en el marco de la investigación “Comunidades de Población en
Resistencia -CPR-: un posible modelo de desarrollo social. Estudio
comparativo entre las CPR de la Sierra y los Polos de Desarrollo”, en la
que se propuso estudiar el modelo de desarrollo implementado por las
CPR, particularmente el caso de las CPR de la Sierra, para lo cual fue
indispensable analizar el contenido y forma en que se organizaron. En
esta investigación, el estudio comparativo con el de los Polos de
Desarrollo se realizó con el fin de ahondar en las diferencias entre un
modelo de desarrollo autogestionario -como el de las CPR de la Sierra- y
uno impuesto y vertical -como el de los Polos-. Las dos comunidades de
las CPR de la Sierra seleccionadas para el efecto fueron: Santa Clara,
en el municipio de Chajul, departamento de Quiché; y El Triunfo, en el
municipio de Champerico, departamento de Retalhuleu; ambos departamentos
de Guatemala.
El fin fundamental de esta investigación fue
dilucidar si es posible replicar actualmente en otras comunidades el
modelo de desarrollo implementado por las CPR de la Sierra. Para ello
dos de los principales propósitos planteados fueron: conocer cómo
funcionó dicho modelo durante el refugio y cómo éste se adaptó después
de su salida a la luz pública y su reubicación. Es en estos aspectos en
los que se centra el presente artículo, siendo para ello fundamental el
análisis del modelo de organización -social, económica y política-
implementado por las CPR de la Sierra, indispensable para conocer el
modelo de desarrollo resultado de esa forma de organización. El enfoque
teórico en el que se enmarcó el estudio y a partir del cual se realizó
el análisis de toda la información y datos presentados en la
investigación fue el materialismo histórico y dialéctico. En este orden
de ideas, y teniendo en cuenta la naturaleza de la investigación, se
consideró importante partir de una metodología de investigación
cualitativa.
La autora deja constancia de su profundo
agradecimiento a los dirigentes, líderes y miembros de las CPR de la
Sierra; autoridades locales actuales de Santa Clara y El Triunfo,
expertos en desarrollo social y representantes o funcionarios de
instituciones no gubernamentales vinculados a la experiencia de las CPR
quienes, con sus valiosos testimonios, hicieron posible la
investigación.
Con el estudio realizado, la investigadora pone a
consideración del debate académico-científico una temática relacionada
con un sujeto social que emergió del infierno de la represión, que logró
sobrevivir y resistir, y que hoy no deja de incidir, insistir y
persistir en la lucha por alcanzar un modelo de desarrollo basado en la
dignidad individual y colectiva. El presente trabajo no sólo es un
sentido homenaje a los mártires y sobrevivientes de la excepcional
experiencia de las CPR de la Sierra, sino especialmente un llamado a la
comunidad académica y, en particular, a estudiantes, docentes e
investigadores del área social, a profundizar en esta temática pero,
sobre todo, a contribuir a mejorar las condiciones de vida de cientos de
miles de guatemaltecas y guatemaltecos, históricamente excluidos del
pleno goce de sus derechos fundamentales.
¿Cómo surgen las Comunidades de Población en Resistencia -CPR- de la Sierra?
La aparición de las CPR de la Sierra en el momento en que tuvo lugar no
puede comprenderse si se le estudia de forma aislada. Extraerla de sus
antecedentes y de su contexto, no permitiría conocer en detalle todas
las aristas de este fenómeno social y tampoco evidenciar aquellos
detalles en el trasfondo de su aparición. Es por ello que para entender
su conformación se hace necesario tener en cuenta el contexto histórico
general y específico que dio pie al surgimiento de este fenómeno social.
Por ejemplo, los conflictos de clases y los conflictos étnicos; la
violencia con la que se ha reprimido a la población históricamente; y
los acontecimientos que dieron lugar o que funcionaron como la base para
que en la sociedad guatemalteca se implementara un determinado modelo
de producción a partir del cual se estructuraría la organización social
en el país; entre otros. Todo lo cual fue el gran marco general que
derivó en el Conflicto Armado Interno -CAI- que tuvo lugar en Guatemala
durante 36 años, que enfrentó al Estado, a través del Ejército nacional
-al servicio de la clase dominante- y otros cuerpos represivos, contra
varios grupos del movimiento armado insurgente.
A raíz de este
enfrentamiento bélico y de la represión y persecución implementada por
el Estado, tuvieron lugar en el país a lo largo de estas tres décadas
diferentes formas de movilización humana (CEH, s/f, p. 91), entre las
cuales se encuentran los grupos de p oblación que buscaron protección en
las zonas montañosas cercanas a su lugar de origen, constituyendo las
CPR, conformadas por 50 mil personas. Éstas estaban formadas por tres
grupos: las CPR de la Sierra, fundamentalmente asentada en la Zona Reyna
de Quiché; las CPR del Ixcán y las CPR del Petén (CEH, s/f, p. 130).
Las CPR de la Sierra estaban integradas por familias campesinas
indígenas del Altiplano guatemalteco -básicamente quichés e ixiles-, que
durante la década de 1980 se vieron forzadas a buscar refugio en las
montañas, huyendo de esta situación de guerra y de las políticas de
persecución, represión y exterminio aplicadas por el Estado guatemalteco
como parte de la Estrategia de Seguridad Nacional en los años más
críticos del CAI.
Durante más de 14 años permanecieron ocultas
en zonas selváticas del país resistiendo al CAI y sobreviviendo en
condiciones de extrema precariedad (CEH, 1999a, p. 130), pero también
luchando en contra del acoso y aniquilamiento al que fueron sometidas
por el Estado. Con el paso del tiempo desarrollaron formas de
convivencia que les permitieron subsistir y resistir en esta situación
adversa. Las estructuras de organización que las CPR de la Sierra
implementaron se caracterizan por ser reflejo de una democracia directa,
con un sistema político, social y económico de atención de sus
satisfactores básicos -producción de autosubsistencia, salud, educación,
animación, comunicación, entre otros-. Ello dio como resultado en medio
de la adversidad, un modelo de desarrollo integral con beneficios para
todos sus miembros por igual, basado en cuatro elementos esenciales:
identidad comunitaria, resistencia, equidad y democracia de base. Sin
estos elementos no hubiese sido posible implementar un modelo de
organización político, económico y social fundamentado en el poder
popular y una producción campesina comunitaria, que les permitió no
solamente sobrevivir sino que, además, lograr a su interior una vida
mucho más equitativa -en la medida en que las circunstancias en las que
se encontraban se los permitían-, que la que les era brindada por el
Estado guatemalteco en aquellos años de extrema represión y violencia
masiva; e incluso antes de ello.
Una vez firmados los Acuerdos
de Paz, las CPR de la Sierra fueron reasentadas en diferentes
departamentos del país -Quiché, Retalhuleu, Chimaltenango y
Suchitepéquez-. Aún en la actualidad, muchas de estas comunidades
mantienen la organización social y política que habían puesto en marcha
durante su desplazamiento forzado, lo que de cierta forma les ha
permitido lograr un desarrollo más equitativo y con beneficios para
todos los miembros de la comunidad, que el de otras poblaciones del
país.
Se debe resaltar que esta distribución postconflicto que
se realizó de las CPR de la Sierra no fue casual; en ella se refleja la
aplicación de la estrategia “divide y vencerás”. Por su fuerza
organizativa si las CPR de la Sierra permanecían unidas -geográficamente
hablando-, podían representar una amenaza para el naciente “Estado
democrático” de la década de los años 90. Aunque los argumentos
expuestos por las autoridades estatales en su momento fueron la difícil
opción de compra de fincas para su ubicación en los lugares de origen3,
la forma en que fueron segregadas en realidad llevaba de trasfondo
minar la unidad y desarticular la organización que les permitió resistir
en las montañas del país. Además de que fue también una consecuencia de
las acciones del Estado durante el CAI, que no permitieron el retorno
de la población a sus lugares de origen (CEH, 1999b, p. 233) .
Esto ocasionó un nuevo problema para las CPR de la Sierra, pero que en
realidad ha estado presente a lo largo de la historia de los pueblos
indígenas: el acceso a la tierra; y que debía ser resuelto por el
Estado, solución que se presentó como una forma de supuesta “amplitud”
para que las CPR de la Sierra “seleccionaran” el lugar en donde
reasentarse, pero que en el fondo no era más que una táctica para
destruir su unidad y dificultar su efectiva organización. No obstante
más de 20 años después de salir a la luz pública -en 1990- y de su
reasentamiento a finales de la década de los años 90, las CPR de la
Sierra aún mantienen aquellos aspectos fundamentales para una
organización social de democracia de base, que hacen que su experiencia
pueda ser replicada en otras comunidades4.
El surgimiento de las CPR de la Sierra es un fenómeno social que, al
igual que muchos otros, evidencia que la atrocidad de la violencia
represiva es un continuum en la historia de la población indígena a
partir de la invasión española. De igual forma, el desarraigo y la
búsqueda de refugio, junto con el racismo, son elementos que han sido
padecidos por las poblaciones originarias y han estado presentes desde
la época de la colonia. Aún hoy día, a casi treinta años del inicio de
la transición hacia la democracia en el país, el Estado guatemalteco
como representante de la clase oligárquica y defensor de sus beneficios,
pero también como expresión de un país al servicio del gran capital
transnacional, sigue poniendo en práctica esa exclusión y ese racismo, y
los pueblos indígenas siguen siendo expulsados de sus territorios -caso
del Polochic, de La Puya y de diversos territorios donde se han
instalado multinacionales depredadoras-.
Lo anterior, confirma
que a pesar de las mejoras que la era democrática trajo al país, como
por ejemplo los avances en el tema de derechos humanos o el
fortalecimiento del estado de derecho, el objetivo del Estado al
servicio de la clase dominante sigue siendo el mismo de siempre:
permitir el enriquecimiento de un pequeño grupo a partir de la
explotación de las grandes mayorías. Las diferentes administraciones de
la democracia han seguido las recetas dictadas por los organismos
financieros internacionales, aplicando políticas de reducción del Estado
y de privatización de los servicios básicos y de la hiper explotación
económica de los recursos naturales, aumentando la brecha entre ricos y
pobres.
La organización de la CPR de la Sierra en el refugio
Es como un niño que nace, verdad, poco a poco fue creciendo, fue
creciendo y así también la organización […]. O sea, que la organización
de las CPR, no quiere decir que de un día a otro ya se puso grande el
patojo, dijéramos, verdad. Primero tuvo sus piecitos y empezó a formarse
[…]5.
A pesar de que las CPR de la Sierra se conformaron en el marco del CAI,
surgen como resultado específicamente de la fuerte represión y
persecución implementada por el Estado en el área rural del país (CEH,
1999b, p. 212). Todos los entrevistados coinciden en que los inicios
tienen lugar entre los años 1980 y 1982. No hay una fecha exacta, según
la información obtenida a partir de las entrevistas realizadas a
miembros de las CPR de la Sierra, los sobrevivientes de las primeras
comunidades que fueron atacadas por el Ejército huyeron de sus aldeas y
buscaron refugio en otras poblaciones cercanas, quienes de forma
solidaria los acogieron y les brindaron apoyo.
Esto último fue
una situación que se repitió en cadena. Conforme los ataques y la
aplicación de la política de “tierra arrasada” del Ejército avanzaban,
la población civil huía de comunidad en comunidad, hasta que no tuvieron
otra opción que refugiarse en las montañas para, en principio,
sobrevivir, pero también para resistir al acorralamiento al que fueron
sometidas por el Estado6.
Surgen así las CPR de la Sierra que, según la información recopilada,
se puede estimar que aglutinaron alrededor de 17,000 personas.
Durante los primeros años, las comunidades estuvieron en constante
desplazamiento muy cercano a sus aldeas y sin una organización clara,
actuando en forma individual y colectiva al mismo tiempo. De acuerdo a
los entrevistados, las principales necesidades de solucionar fueron:
seguridad, alimentación y salud, por lo que de las mismas CPR de la
Sierra surge la idea de conformar grupos que se encargaran de estas
tareas, y que más tarde se llamarían: comisiones. Luego, conforme fueron
pasando los años, ante la incertidumbre de no saber cuándo terminaría
la guerra, si podrían y cuándo podrían, volver a sus comunidades, los
temas por atender se fueron ampliando a: educación, producción,
animación, temas jurídicos y de mujeres; con ello, a pesar de la
inestabilidad y el constante riesgo al que se enfrentaban, con el tiempo
la estructura organizativa de las CPR de la Sierra se fue transformando
y afianzando cada vez más, llegando a funcionar de la siguiente forma:
- En la base se encontraban los Comités Locales -CL-, uno por cada comunidad, conformados por las diferentes comisiones, y su máxima autoridad era la Asamblea Comunitaria en donde participaban todos los miembros de la comunidad; allí se tomaban las decisiones fundamentales.
- En el siguiente nivel estaban los Comités de Área -CDA-, compuestos por los representantes nombrados por cada una de las comunidades, y la máxima autoridad era la Asamblea de Área. Cada CDA agrupaba a los representantes de 5 o 6 comunidades.
- A continuación estaba el Comité de Coordinación -CDC- integrado por representantes de cada CDA, y su máxima autoridad era la Asamblea General de CDC.
- Finalmente, y como máxima autoridad de las CPR de la Sierra, estaba la Asamblea General de las CPR de la Sierra, en la cual participaban todos los miembros del CDC y algunos otros representantes de las comunidades.
El
modelo de organización de las CPR de la Sierra parte de una democracia
de base hacia niveles superiores, por medio de comités representativos y
legítimos -democracia representativa pura y directa-. La manera en que
se llevaba a cabo la toma de decisiones -con la participación de toda la
comunidad- fue un determinante para alcanzar un modelo de organización y
una perspectiva de desarrollo inclusivo y con equidad como el de las
CPR de la Sierra.
A partir de la explicación que la dialéctica
hace sobre que la realidad está en constante cambio (Hegel, 2005, p.
183), se puede entender cómo a través de la situación que las CPR de la
Sierra vivieron durante la resistencia, su objetivo inicial de huir o
salvar la vida -como ellos lo llaman-, se fue transformando hacia uno
más profundo, como es la búsqueda de un desarrollo integral y equitativo
-en la medida en que las condiciones en las que se encontraban durante
la resistencia se los permitieran-. De ahí la consigna de las CPR de la
Sierra: “Resistir para vivir… resistir para avanzar”. Sin embargo, es
necesario enfatizar que el planteamiento de este objetivo final no fue
inmediato a su desplazamiento. Esta idea de resistencia y de lucha en
contra del sistema se fue nutriendo y concretando por etapas a través de
los años.
La dialéctica presente en la organización
económica-política-social de las CPR de la Sierra las llevó a construir
una estructura también evolutiva. Conforme su objetivo se fue
profundizando la necesidad de contar con una estructura organizativa
acorde se fue haciendo más presente -ver gráfica 1-. A través de la
investigación realizada, se dedujo que este proceso de organización se
fue desarrollando en cinco etapas, cada una de ellas con un objetivo
cada vez más elaborado y persiguiendo como fin último de su conformación
un desarrollo más justo -ver gráfica 2-. En todas las fases siempre
estuvo presente un eje fundamental: la toma de decisiones enmarcada en
una democracia de base.
Se puede afirmar que uno de los
resultados más evidentes de la organización de las CPR de la Sierra fue
lograr conservar la vida de sus integrantes; pero no se quedó en eso
solamente. La forma en que se organizaron con el transcurrir de los años
tuvo como finalidad la búsqueda de un desarrollo integral y equitativo
para sus miembros. Aunque sea difícil hablar de “desarrollo” en la
situación de precariedad en la que estaban en esos momentos, las
entrevistas con miembros de las CPR de la Sierra arrojan elementos que
confirman que sí había una idea de desarrollo, por supuesto que no en un
primer momento, pero con el tiempo y con la consolidación de su
estructura organizativa, fueron cubriendo temas como, por ejemplo, el de
la educación, el de la animación, la distracción y la religión. Cuando
lo único que se quiere es sobrevivir, estando en medio de las montañas,
no es necesario enseñar a leer y a escribir a los niños; como tampoco es
indispensable componer canciones e interpretarlas con el acompañamiento
de instrumentos musicales elaborados por la propia comunidad7.
Estos ejemplos y el estudio de cada una de las etapas de su
organización, pero en definitiva las declaraciones de sus miembros,
demuestran que las CPR de la Sierra no buscaban solamente sobrevivir a
los ataques injustos de los que eran víctimas. Además, como una
iniciativa propia de las mismas comunidades, luchaban también porque los
niños y los jóvenes no se quedaran estancados y lograran avanzar en su
formación educativa. Ello porque, aunque a corto plazo, tenían un
proyecto para su desarrollo.
Los párrafos anteriores reflejan
la forma en que funcionaron las CPR de la Sierra para sobrevivir, pero
también para resistir y luchar contra la persecución que padecían,
buscando la transformación de su situación en una más justa. Su
organización se estructuró de tal forma que lograron poner en marcha una
democracia de base, un poder popular, en donde las comunidades en la
Asamblea Comunitaria tomaban sus propias decisiones fundamentales sobre
su futuro, quizás inmediato e incierto por el contexto, pero eran ellos
quienes realmente decidían. Y era la comunidad directamente quien elegía
a sus representantes ante el Comité Local, las Comisiones, los Comités
de Área y el Comité de Coordinación, quienes llevaban el mandato de
trasladar a los otros niveles las decisiones tomadas en la Asamblea
Comunitaria.
La forma de organización de las CPR de la Sierra
fue siempre una respuesta en oposición a las agresiones violentas,
represivas y desarticuladoras de las que eran víctimas, a ello puede
atribuírsele, en cierta medida, su efectividad. Es decir que, ante un
modelo explotador, violento y destructivo, ellos opusieron otra
alternativa completamente contraria (Cabanas, 2000, p. 105-106). Los
valores promovidos en los procesos educativos implementados por las CPR
de la Sierra en el refugio -idea de comunidad, unidad, integridad,
diálogo, resistencia, análisis crítico, democracia real, entre otros-
(UNESCO-ALFORJA, 1996, p. 200-201), son una evidencia de los principios
prevalecientes en esas comunidades, en todos los ámbitos de la vida.
La forma en que las CPR de la Sierra se organizaron para producir su
alimentación -indispensable para salvar vidas- y distribuir lo
producido, se enmarcó, aunque no de forma consciente ni preconcebida, en
la lógica “De cada cual, según su capacidad; a cada cual, según sus
necesidades” (Marx, 1875, p. 335); y ello fue la base fundamental de la
constitución de todo el andamiaje político social de su organización.
Esta ecuanimidad presente en las relaciones de producción se trasladó
también al ámbito de lo político y social. De ahí la forma en que fueron
creando su estructura organizativa, y por lo tanto también su modelo de
desarrollo caracterizado -como ya se dijo- por: la identidad
comunitaria, la democracia de base, la equidad, la resistencia y la
integralidad. En otras palabras y de forma más concreta: la forma se
derivó del contenido.
Es por ello que la equidad y la
democracia de base son dos de los elementos fundamentales de la
organización de las CPR de la Sierra, que le permitieron no solamente
sobrevivir, sino también resistir y alcanzar un desarrollo integral para
todos sus miembros por igual.
La organización que las CPR de la
Sierra adoptaron durante el refugio contemplaba una forma de desarrollo
holístico, debido a que además de aquellos aspectos indispensables para
vivir -seguridad, alimentación y salud-, también buscaron cómo atender
las necesidades culturales/espirituales de sus comunidades. Ello
coincide con el concepto de desarrollo humano promovido por el Programa
de Naciones Unidas para el Desarrollo8
-PNUD-, en donde uno de los elementos fundamentales del desarrollo es
la vida cultural/espiritual -no religiosa- a la que tienen derecho todos
los seres humanos.
Desde el materialismo histórico y
dialéctico el modelo de producción -la forma en que una sociedad se
organiza para producir determina la forma en que se organiza política y
socialmente- da como resultado un modelo de desarrollo determinado. En
este sentido, la forma de producción y de organización que pusieron en
marcha las CPR de la Sierra generó como resultado un modelo de
desarrollo comunitario basado en la economía campesina, en la que la
distribución de lo producido se hacía de acuerdo a las necesidades de
la comunidad. Este modelo permitió no solo resolver necesidades básicas
de sobrevivencia, sino también de desarrollo, como la educación, la
salud, la atención psicosocial, lo espiritual-religioso, a pesar de las
circunstancias extremadamente adversas en las que se encontraban.
A diferencia de la democracia de base de las CPR de la Sierra, la
llamada democracia representativa vigente en el país presenta
impositivamente un “menú” bien mercadeado de desconocidos como posibles
opciones para ser elegidos, pero sin dejar opciones reales de expresión a
la población. Estos supuestos representantes, como bien es sabido, en
general son previamente negociados, comprados o vendidos entre los
grupos de políticos en el poder, y lo que menos hacen es conocer las
necesidades de sus electores; por lo tanto, no pueden ser fieles
representantes de la población que los “elige”. En todo caso la mayoría
de ellos son representantes y defensores de los intereses de la clase
dominante, respondiendo al sistema económico que actualmente rige al
país. Un ejemplo de lo anterior es que la población difícilmente conoce a
sus representantes y mucho más difícil es que se reúna cada cierto
período con ellos para debatir temas de interés comunitario.
Por el
contrario, en la CPR de la Sierra se daba un estado deliberativo casi
perpetuo donde la población, en forma horizontal y participativa,
decidía cada paso a dar. En donde además la misma comunidad, a partir de
la identificación o el reconocimiento de las capacidades -conocimiento
con base en la convivencia-, elegía a sus representantes quienes, por lo
tanto, estaban investidos de una legitimidad verdadera y comprometidos
con su comunidad. Es decir la diferencia entre representantes elegidos a
partir de la convivencia y desde la base y representantes impuestos
desde las altas esferas del poder político resulta, en el primero de los
casos, en una forma de organización social, económica y política
participativa que perseguía un modelo de desarrollo equitativo y
genuino, que representara beneficios por igual para todos sus miembros,
propiciando una dinámica comunitaria particularmente rica que permitía,
si bien no un crecimiento económico, sí un paradigma de desarrollo
inclusivo y armónico . En el segundo de los casos, la situación actual
lo demuestra: las cifras de la población en situación de pobreza
aumentan, persiste la existencia de la pobreza extrema, desnutrición,
analfabetismo y sobrexplotación laboral, entre otros ejemplos más.
Las CPR de la Sierra en el siglo XXI
A pesar de que luego de salir a la luz pública y de ser reasentadas,
Santa Clara y El Triunfo, las dos comunidades que fueron referencia para
la investigación que se llevó a cabo, se vieron forzadas a incorporarse
a un sistema completamente diferente al que habían desarrollado durante
la resistencia y bajo otra lógica, sus miembros aún mantienen los
elementos fundamentales de su organización social y política que les
permitió resistir, luchar y desarrollarse en aquellos años, y que en la
actualidad los caracterizan y los hacen diferentes a las poblaciones
vecinas, en cuanto a aspectos organizacionales y por lo tanto los
resultados de ello. Uno de estos elementos esenciales que sigue estando
presente es la democracia de base; en Santa Clara y El Triunfo, aún se
siguen tomando las decisiones de forma colectiva. Actualmente ello les
ha permitido mantener en muy buena medida la esencia del modelo de
desarrollo resultado de la organización social, política y económica
generada durante la resistencia, basado en la identidad comunitaria, la
equidad, la resistencia y la democracia de base.
En cuanto a la
estructura organizativa regente en Santa Clara y el Triunfo, éstas se
han apegado a la figura del Sistema de Consejos Comunitarios de
Desarrollo, establecido en los artículos 225 y 226 de la Constitución
Política de la República de Guatemala (Congreso de la República de
Guatemala en Ministerio de Gobernación, 1995, p. 5), y en el Acuerdo
sobre aspectos socioeconómicos y situación agraria, de 1996, en el que
se estipula el restablecimiento de los Consejos Locales de Desarrollo
(Secretaría de la Paz, s/f, p. 53) , conocidos actualmente como los
Consejos Comunitarios de Desarrollo -COCODES-.
No obstante, se
han dado algunos cambios, como el de la noción de propiedad sobre la
tierra. En ambas comunidades se maneja el sistema de propiedad
individual, en lo que respecta al tema de la vivienda y de los espacios
para la producción agrícola para el autoconsumo. Con relación a la
tierra para los productos a ser comercializados, la modalidad actual es
la de la propiedad privada, aunque integrada a la figura de Empresas
Campesinas Asociativas -ECA-. Este es un cambio fundamental en
comparación con la etapa de la resistencia en la que la tierra -aunque
no la poseían ni eran propietarios- era un recurso colectivo al igual
que la producción; esto, en definitiva, repercute en el resto de los
ámbitos de su organización actual.
Lamentablemente las CPR de
la Sierra antes, durante y después del CAI han sido y siguen siendo en
la actualidad población marginada y excluida por los factores de poder,
por el proyecto oligárquico de nación vigente, y por lo tanto por el
Estado a su servicio. Ejemplos de ello sobran, pero esto no ha logrado
desarticular su organización social, y fieles a su frase “Resistir para
vivir… resistir para avanzar”, siguen luchando por sus derechos y
buscando mejorar su situación.
Santa Clara y El Triunfo son una
muestra de esa exclusión histórica, así como también de su lucha. En
ambas su forma de organización ha resultado en una capacidad de
autogestión que hay que reconocer. Santa Clara, ubicada en el norte del
municipio de Chajul, departamento de Quiché, cerca de Ixcán, no cuenta
con una carretera de fácil acceso, prácticamente es una trocha en la que
solamente se puede llegar caminando o en vehículos de doble tracción,
con los cuales se demora entre 4 o 5 horas aproximadamente para recorrer
una distancia de alrededor de 20 kms., por un camino casi
intransitable. Esto, según lo manifestaron sus habitantes, es uno de los
principales obstáculos para el desarrollo de su comunidad.
No
obstante, a pesar de estar aislados y prácticamente incomunicados, en
Santa Clara cuentan con un una clínica a cargo de un enfermero de la
comunidad; un hospitalillo atendido por un médico y profesor de la
Universidad de Oviedo, España, quien los visita durante seis meses al
año acompañado de estudiantes de medicina también de origen español; un
Instituto Nacional de Educación Básica por Telesecundaria -INEBT- con un
laboratorio de computación, al cual asisten estudiantes de comunidades
cercanas.
Además, en el año 2015 se inició la primera promoción
de bachillerato. Sin embargo, el Ministerio de Educación -MINEDUC-
solamente ha asignado un profesor para primaria y uno para básicos, los
cuales no se presentan a sus labores como corresponde, no habiendo
profesores para bachillerato suministrados por el MINEDUC. Otros
profesores miembros de la comunidad son los responsables de impartir las
clases de nivel medio, a cambio de un incentivo proveniente de
donaciones para continuar con sus estudios universitarios. Solamente el
hospitalillo y el instituto disponen de energía obtenida de paneles
solares; no cuentan con agua potable, realizando recolección de agua de
lluvia.
Toda la infraestructura antes descrita es muy poca para
que una comunidad pueda vivir dignamente. Sin embargo, es necesario
reconocer que todo ello es un logro exclusivo de Santa Clara, debido a
que fue gestionado por la propia comunidad organizada a través de
donaciones nacionales e internacionales. En la actualidad, el Estado
prácticamente no está presente, solamente por medio del COCODE y del
Alcalde Auxiliar; pero no cumple con ninguna de sus obligaciones
constitucionales, ni siquiera con su deber fundamental: “Es deber del
Estado garantizarle a los habitantes de la República la vida, la
libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo integral de la persona [cursivas añadidas]” (Congreso de la República de Guatemala en Ministerio de Gobernación, 1995, p. 5).
El Estado solamente se hizo presente en Santa Clara a través de su
aparato represivo, el Ejército, cuando los reprimió, los persiguió y los
mató, entonces sí fue eficiente para llevar a cabo sus objetivos, sí
fue capaz de cumplir con sus “tareas”. ¿Por qué ahora no es eficiente
para atender todas las necesidades de esa población? ¿En dónde está el
alcalde o diputado que los representa? ¿Cuántas veces al mes o al año se
reúne con ellos para conocer sus necesidades, proponer soluciones y
llevarlas a cabo? ¿Solamente una vez cada cuatro años, previo a las
elecciones? En efecto, así es; y los pobladores de Santa Clara lo tienen
muy claro, saben que los políticos solamente se acercan a sus
comunidades para la época de la campaña electoral, ofreciéndoles regalos
a cambio de votos.
En el municipio de Champerico, Retalhuleu,
se encuentra la comunidad multicultural de El Triunfo, a donde llegaron
en 1998 luego del reasentamiento. A diferencia de Santa Clara el acceso a
esta comunidad es mitad asfalto y mitad terracería, y se ubica a una
distancia aproximada de 20 kms., que se recorren en 15 minutos de la
carretera principal hacia Champerico, por una vía auxiliar, hay
disponibilidad de transporte continuo para trasladarse. Ellos también
tienen escuela de preprimaria y primaria; cuentan con agua potable,
energía eléctrica, una radio comunitaria, una clínica atendida por una
enfermera pagada por el Ministerio de Salud y dos promotores de salud de
la comunidad. Estos últimos realizan su trabajo de forma voluntaria.
Según cuentan los pobladores, llegaron a esa finca con promesas de que
la tierra de la costa es “tierra de vida, tierra de producción”, y en un
inicio así lo fue. Pero ahora la sequía, el sobreconsumo de agua y el
uso de pesticidas de las fincas vecinas productoras de caña de azúcar,
ha matado sus siembras.
Una característica de El Triunfo es que
por decisión comunitaria conservan un terreno comunal de una
caballería, equivalente a 451,256 metros cuadrados aproximadamente, que
se trabaja de forma colectiva y en el que se siembra mango. El ingreso
por la venta de la cosecha de este terreno, a lo que le denominan
“patrimonio de la comunidad”, es utilizada para tres cosas:
mantenimiento del terreno, gastos y servicios de la comunidad y para el
ahorro, en caso de que alguna persona de la comunidad tenga una
emergencia.
Lo anterior es una breve descripción de la situación
de Santa Clara y El Triunfo. Sin embargo, en ambos casos se hace
evidente que los niveles de autogestión comunitaria son mayores; así
como el involucramiento, interés y participación de sus miembros. Ello
seguramente es el resultado de su organización, pero principalmente de
la forma de organización que implementaron durante los 14 años de
resistencia. La unidad y solidaridad comunitaria que aún existe en las
comunidades que fueron parte de las CPR de la Sierra, a diferencia de lo
que sucede en otras comunidades, les ha permitido mantenerse
organizados y coordinados para luchar por solucionar las necesidades de
su comunidad y en beneficio de todos sus miembros por igual.
Tanto en los alrededores de Santa Clara como en El Triunfo hay otras
comunidades que se interesan y reconocen los avances o mejoras que han
alcanzado ambas comunidades. Muchas de estas aldeas circundantes se
encuentran, en varios aspectos, en condiciones aún más precarias que las
de Santa Clara y El Triunfo. Incluso, en algunas de ellas el nivel de
organización es débil o casi nulo, específicamente en aquellos casos en
los que durante el CAI fueron parte de los Polos de Desarrollo9,
lo que limitó su capacidad de autogestión durante varias generaciones,
logrando minar el concepto de “comunidad”. Al respecto, un dato curioso
que vale la pena mencionar: la presencia de la iglesia evangélica
fundamentalista es mayor en esas comunidades que en las CPR de la
Sierra. Ello evidencia que l os Polos de Desarrollo desaparecieron, sin
embargo en el contexto post-conflicto la población que perteneció a
estos grupos sigue padeciendo control social, ahora a cargo de las
iglesias evangélicas fundamentalistas.
Reflexiones finales
Luego de todo lo descrito y analizado anteriormente, tomando en cuenta
la situación actual de marginación y precariedad en la que se encuentra
una gran parte de las comunidades del país, y que a veinte años de
firmados los Acuerdos de Paz “Firme y Duradera” las causas que dieron
origen al CAI aún siguen estando presentes y cada vez parecen
profundizarse más, se hace necesario poner en marcha modelos de
desarrollo basados en la democracia de base y que promuevan el
involucramiento y participación de toda la comunidad en los asuntos
económicos, políticos y sociales de su localidad, como es el de las CPR
de la Sierra. Lo investigado evidencia que replicar el modelo
alternativo desarrollado por las CPR sí es viable.
El análisis
exhaustivo de la estructura organizativa y del modelo de desarrollo
implementados por las CPR de la Sierra durante el refugio, su adaptación
y la situación hoy en día de las dos comunidades estudiadas; así como
la comparación con otros modelos de desarrollo10,
permite afirmar que no solo es posible, sino necesario replicar
actualmente en otras comunidades el modelo de organización implementado
por las CPR de la Sierra.
A pesar del contexto en el que surgen
las CPR de la Sierra y de que en un inicio su objetivo no fue poner en
marcha una estructura organizativa, con el paso del tiempo y con la
evolución de su organización, estas comunidades lograron avanzar hacia
otras etapas e implementar un modelo de desarrollo integral y equitativo
en beneficio de todos sus miembros por igual, algo que el sistema
económico, político y social nacional no ha logrado. Cierto es que no se
está afirmando que ya lo tienen todo resuelto, que viven en medio de la
bonanza o de elevados índices de desarrollo humano, cuando en realidad
apenas han logrado alcanzar algunos satisfactores básicos. Lo que se
quiere destacar es la esencia de un modelo que busca mejorar las
condiciones de vida de la población, basado en la cohesión comunitaria,
la equidad, la igualdad, una democracia plena de base totalmente
incluyente y la dignidad. Los mismos comunitarios han señalado la
necesidad y posibilidad de replicar la forma de organización de las CPR
de la Sierra.
Ha quedado demostrado que los elementos
esenciales de la forma de su organización hicieron de las CPR de la
Sierra un fenómeno social excepcional. A lo anterior se agrega el hecho
de ser una experiencia local. Esa es una de sus riquezas principales que
hacen de ese modelo una alternativa viable para ser llevada a cabo en
otras comunidades, por supuesto, tomando en cuenta las especificidades
locales de donde se quiera replicar, así como trabajar en las
debilidades identificadas para superarlas.
La evidencia
empírica concreta de que es posible reproducir actualmente en otras
comunidades el modelo de desarrollo de las CPR de la Sierra -modelo
comunitario basado en la economía campesina, en la que la distribución
de lo producido se hace de acuerdo a las necesidades de la comunidad,
que resuelve no solo necesidades básicas de sobrevivencia, sino también
todos aquellos otros aspectos del desarrollo, como la educación, la
salud, la atención psicosocial y lo espiritual-religioso, enmarcado en
la democracia de base, la identidad comunitaria, la equidad y la
resistencia, aún en circunstancias extremadamente adversas o de total
desatención por parte del Estado-, es que las CPR no solo siguen
funcionando, sino que se actualizan y se refuncionalizan, persistiendo
en sus objetivos fundamentales. Santa Clara y El Triunfo son un claro
ejemplo.
En este sentido, por medio de la investigación de la
cual se deriva este artículo, se identificaron , a manera de
sistematización, aquellos aspectos esenciales que fueron la clave en la
creación y mantenimiento de la forma de organización de las CPR de la
Sierra, y se ha elaborado una propuesta metodológica para que a partir
de ahí se pueda considerar replicar la experiencia en otras comunidades.
Sin caer en una repetición mecánica de procesos, lo que se ha tratado
es extraer los elementos fundamentales que propician un desarrollo
alternativo a los modelos capitalistas, neoliberales, de teoría del
derrame, para sentar conceptos básicos efectivamente replicables más
allá de las peculiaridades locales circunstanciales.
Las CPR de
la Sierra muestran que con organización popular de base sí es posible
plantearse alternativas al modelo capitalista hegemónico basado en la
apropiación de la plusvalía generada por el trabajo asalariado.
Alternativas de organización social, política y económica basadas en la
democracia directa, la equidad, la identidad comunitaria y la
resistencia, como la implementada por las CPR de la Sierra que dio como
resultado un modelo de desarrollo en el que las personas en realidad
deciden sobre su proyecto a futuro, holístico, equitativo, con una
distribución de la producción -economía campesina en el caso de las CPR
de la Sierra, pero que puede variar según las características
productivas locales- de acuerdo a las necesidades de cada comunidad.
Dicho de otro modo: solo cuando la población toma el control de las
cosas -que no es lo mismo que ir a votar cada cierto tiempo-, puede
plantearse un proyecto de beneficio para todos. La experiencia de las
CPR de la Sierra indica que sí es posible construir alternativas de
poder popular, de base. O sea: estructuras organizativas basadas en
genuinas democracias directas, participativas, que den como resultado un
modelo de desarrollo integral que apunte hacia la equiparación y la
participación directa de todos los miembros de una comunidad en la toma
de decisiones11.
Sin embargo, es importante también tener en cuenta que, como en toda
coexistencia humana, en la organización de las CPR de la Sierra hay
algunas aristas que se hace necesario revisar de forma crítica para
trabajarlas y fortalecerlas. Tal es el caso de la inclusión de la
equidad de género, si bien tanto durante el refugio, en donde tuvieron
un papel fundamental, como en la actualidad, las mujeres de las CPR de
la Sierra están presentes y organizadas -existe el Comité de Mujeres-,
aún persiste la idea de “los temas de mujeres y los de los hombres”, el
tipo de proyectos que son generados por las mujeres y la forma de
relacionarse en la convivencia familiar. Por lo que, al replicar la
experiencia de las CPR de la Sierra, l a equidad de género es un tema
que debe ser abordado como un eje transversal en la misma.
De
igual forma, como en todo grupo humano es indispensable estudiar
aquellas pequeñas, pero siempre presentes, interacciones asimétricas del
poder y luchas por espacios de protagonismo. No existe en el mundo
ninguna sociedad en la que la sombra del poder, entendido como la
imposición de la voluntad de un sobre otro, no se haga presente. Por lo
que entonces se hace necesario replantearse la forma en que se entiende
el poder.
Pero lo que debe quedar en claro y lo que se pretende
transmitir con el presente artículo es que sí es posible -de hecho:
imperiosamente necesario- generar nuevas formas de concebir el poder,
saliendo del autoritarismo, del vertical machismo-patriarcal que domina.
La experiencia del capitalismo global lo muestra: de esa forma, con el
control sobre la vida que detentan unos pocos poderosos y con esa
parodia de democracia electoral que imponen, lo único que se tiene
asegurado es la explotación de las mayorías y la destrucción del
planeta.
Referencias
Cabanas, S. (2000). Los sueños perseguidos. Memoria de las Comunidades de Población en Resistencia de la Sierra . Navarra: Tercera prensa Hirugarren-Prentsa S.L.
Comisión para el Esclarecimiento Histórico -CEH-. (1999b). Guatemala: Memoria del silencio. [Tomo III]. Guatemala: Oficina de Servicios para Proyectos de las Naciones Unidas -UNOPS-.
_____ (1999a). Guatemala: Memoria del silencio . [Tomo IV]. Guatemala: Oficina de Servicios para Proyectos de las Naciones Unidas -UNOPS-.
_____ (s/f). Guatemala: memoria del silencio. Resumen del Informe de la CEH . Guatemala: Litograf.
Hegel, F. (2005). Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas . [Segunda reimpresión] Madrid: Alianza Editorial.
Marx, K. (1875). Crítica del programa de Gotha. En Editorial Progreso (ed.), Marx Engels. Obras escogidas. Moscú: Editorial Progreso.
Ministerio de Gobernación. (1995). Constitución Política de la República de Guatemala . Guatemala: Tipografía Nacional.
Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo -PNUD- Guatemala. (2012). Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud? Informe Nacional de Desarrollo Humano 2011/2012 . Guatemala: PNUD.
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura -UNESCO- y ALFORJA. (1996). Informe final de sistematización de las experiencias educativas y organizativas de las “Poblaciones Desarraigadas de Guatemala” . Guatemala: UNESCO-ALFORJA.
Ramírez, M. (2014). La música de la resistencia: acordes de la memoria . Guatemala: Centro de Análisis Forense y Ciencias Aplicadas (CAFCA).
Secretaría de la Paz -SEPAZ-. (s/f). Los Acuerdos de Paz . Guatemala: SEPAZ.
Notas:
4
Se debe recordar que no se trata de repetir mecánicamente
metodologías o procesos que han resultado positivos en un determinado
lugar cuando las condiciones no sean las mismas, o al menos se
consideren óptimas para la replicación, de lo contrario la experiencia
podría resultar negativa o poco funcional.
5
Fragmento de la entrevista a Margarito Ramos, maestro de la CPR de El
Triunfo en la actualidad y promotor de salud de las CPR de la Sierra
durante el refugio.
6
De acuerdo a la CEH alrededor del 80% de la población de los
departamentos más afectados, entre ellos Quiché, huyó de sus
comunidades (1999b, p. 216).
7
El Centro de Análisis Forense y Ciencias Aplicadas -CAFCA-, llevó a
cabo en el año 2014 un proyecto en el marco del cual se realizó un
estudio a cargo de Marvin Ramírez, en el que se profundiza en la
conformación y funcionamiento de la Comisión de Animación durante el
período de la resistencia. Como parte de los objetivos de dicha
investigación y del aporte a la recuperación de la memoria histórica,
se remasterizaron algunas de las canciones compuestas por las CPR de la
Sierra en el refugio, y se realizó la restauración de tres marimbas
de la CPR de la Sierra (Ramírez, 2014, p. 150-159).
8 Según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo -PNUD- por desarrollo se entiende: “[…] la
expansión de las libertades de las personas para llevar una vida
prolongada, saludable y creativa; conseguir las metas que consideran
valiosas; y participar activamente en darle forma al desarrollo de
manera equitativa y sostenible en un planeta compartido. Las personas
son a la vez beneficiarias y agentes motivadores del desarrollo humano,
como individuos y colectivamente. Según este planteamiento, el
desarrollo humano contempla bienestar: ampliar las libertades reales de
las personas, para que puedan prosperar; empoderamiento y agencia:
permitir la acción de las personas y grupos para llegar a resultados
valorables; justicia: ampliar la equidad, preservar los resultados en
el tiempo y respetar los derechos humanos y otros objetivos planteados
por la sociedad” (PNUD, 2012, p. 5).
9
En la investigación realizada se pudo confirmar que, a pesar de lo
declarado oficialmente por el Estado y por el Ejército, en los Polos de
Desarrollo nunca existió un desarrollo humano integral. La lógica y el
espíritu bajo el que fueron concebidos estos “centros poblados de
desarrollo” no permitirían de ninguna manera alcanzar un verdadero
desarrollo humano. Ninguno de los determinantes económicos, materiales y
sociales necesarios de satisfacer en el marco de lo que se entiende
por desarrollo humano fueron cumplidos. Además, ningún modelo de
desarrollo que es impuesto a la población y que funciona bajo una
lógica verticalista y militar absoluta -que no coincide con la
idiosincrasia de dicho grupo-, permitirá alcanzar un desarrollo pleno.
De ahí que se pudo deducir que esa nunca fue la intención real de la
creación de estos virtuales “campos de concentración”. En realidad, con
la implementación de los Polos se buscaban dos objetivos principales:
a) evitar que la población del área rural del país apoyara o se
vinculara con el movimiento armado revolucionario; y b)
desaparecer/neutralizar la cultura indígena en estos lugares.
10
Además de la comparación con los Polos de Desarrollo, e n la
investigación el modelo de organización de las CPR de la Sierra también
se comparó con los elementos esenciales del paradigma del “Buen Vivir”
o “Vivir Bien”.
11
Se debe enfatizar que la investigación se enfoca en un modelo de
desarrollo para comunidades de Guatemala. A partir de los cuales se
puede, en todo caso, pensar en modelos de desarrollo alternativos a
nivel mundial.
Cindy López Samayoa es Licenciada en
Relaciones Internacionales por la Escuela de Ciencia Política de la
Universidad de San Carlos de Guatemala. Egresada con honores “Magna cum
laude” de la Maestría en formulación y evaluación de proyectos para
el desarrollo social, de la misma universidad.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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