"Llegamos
al 6 de agosto con Evo Morales en el centro de la política boliviana,
por increíble que parezca, sobre todo con todas las cosas que han pasado
en este año: la derrota del MAS en el referendo Constitucional de 21 de
febrero y el clima degradado que ha tenido el país desde el año
pasado", declaró el analista al hacer un balance de la figura del
presidente boliviano.
En el último año de su Gobierno, Morales encaró una profunda crisis política interna por hechos de corrupción que involucraron a una decena de dirigentes del Movimiento al Socialismo (MAS) que desfalcaron el Fondo de Desarrollo Indígena Originario y Campesino (FONDIOC) y que están siendo procesados por la justicia boliviana y están en la cárcel.
Las crisis de Morales
Morales sigue siendo el centro de la boliviana y parece haber saldado cuentas, no con los hechos de corrupción en el FONDIOC que llevaron a la cárcel a dos de sus ministras de Desarrollo Rural y Tierras, Julia Ramos (2009-2010) y Nemesia Achacollo (2010-2016), sino con el escándalo donde se vio envuelta su ex pareja, Gabriela Zapata, presa en una cárcel Sucre al sur de Bolivia.
La imagen de la estabilidad
A contra partida Ortuño muestra el lado inquietante del fenómeno Morales en Bolivia.
"El lado inquietante es que no podemos seguir dependiendo de un monolito. Una sociedad madura no puede depender de una sola persona, debe haber una profunda reflexión de todos acerca de cómo renovar la política, cómo pueden haber otros monolitos y cómo podemos tener más autonomía", afirmó.
En el último año de su Gobierno, Morales encaró una profunda crisis política interna por hechos de corrupción que involucraron a una decena de dirigentes del Movimiento al Socialismo (MAS) que desfalcaron el Fondo de Desarrollo Indígena Originario y Campesino (FONDIOC) y que están siendo procesados por la justicia boliviana y están en la cárcel.
Las crisis de Morales
El
golpe más duro que recibió Morales fue el 21 de febrero de 2016 cuando
fue derrotado en las urnas en el Referendo Constitucional donde puso en
juego su reelección presidencial para la gestión 2020-2025. Fue la
primera derrota política en sus diez años de permanencia en el poder.
"Hubo
una erosión, sin duda, pero sorprende cómo seguimos todos dando vueltas
entorno a Evo Morales; él mismo asume un rol le hace que sea el centro y
todos giremos a su alrededor", señaló Ortuño, quien agregó que "se está
cerrando este ciclo muy electoral y de conflicto, para dar paso a un
periodo de gestión presidencial con miras al 2020.Morales sigue siendo el centro de la boliviana y parece haber saldado cuentas, no con los hechos de corrupción en el FONDIOC que llevaron a la cárcel a dos de sus ministras de Desarrollo Rural y Tierras, Julia Ramos (2009-2010) y Nemesia Achacollo (2010-2016), sino con el escándalo donde se vio envuelta su ex pareja, Gabriela Zapata, presa en una cárcel Sucre al sur de Bolivia.
La imagen de la estabilidad
Pese
a estos hecho, Morales se alza "como un monolito" en el sistema
político boliviano, señala Ortuño quien advierte que "esto tiene un lado
bueno y otro malo".
"El lado bueno es que en tiempos de crisis
por lo menos hay ciertas certezas en el Presidente. Es bueno para la
sociedad saber que hay alguien que más o menos resuelve las cosas.
Podemos criticarle mucho, pero hay algo estable en el país, el
Presidente", reflexionó el economista.A contra partida Ortuño muestra el lado inquietante del fenómeno Morales en Bolivia.
"El lado inquietante es que no podemos seguir dependiendo de un monolito. Una sociedad madura no puede depender de una sola persona, debe haber una profunda reflexión de todos acerca de cómo renovar la política, cómo pueden haber otros monolitos y cómo podemos tener más autonomía", afirmó.
Según el político, "la pregunta es qué hacer cuando ya no esté Evo Morales".
El
presidente Morales asumió el gobierno de Bolivia el 22 de enero de 2006
luego de una victoria electoral el 18 de diciembre de 2005, donde
obtuvo el 53,7% del respaldo popular.
No hay comentarios:
Publicar un comentario