Antonio Velázquez *
El mes pasado
la Organización de Estados Americanos (OEA) llevó a cabo una audiencia
especial con el ex presidente de España José Luis Rodríguez Zapatero,
quien junto con los ex mandatarios Leonel Fernández, de República
Dominicana, y Martín Torrijos, de Panamá, ha estado desempeñando un
papel mediador para forjar el diálogo entre el gobierno de Venezuela y
los grupos de oposición en ese país.
Hoy día Venezuela se encuentra en una situación cada vez más
polarizada, entre un fuerte declive económico debido al colapso de los
precios mundiales del petróleo. Numerosos incidentes de violencia
política han cobrado demasiadas vidas de partidarios tanto del gobierno
como de la oposición. El ex gobernante español fue a Washington a
discutir el avance en el diálogo y ofrecer recomendaciones sobre lo que
se requiere para asegurar la estabilidad y la paz en esa importante
nación sudamericana.
Como líder latino que ha visto el fenómeno de migrantes y refugiados
que abandonan numerosos países latinoamericanos debido a la pobreza
estructural y/o la violencia, entiendo la importancia de encontrar
soluciones políticas para lograr la paz.
He dedicado mi carrera a procurar el poder para comunidades latinas
en ambos lados de la frontera mediante la auto organización, incluido el
ejercicio del derecho constitucional al voto. Esta garantía, sin
embargo, sólo es significativa en un contexto de respeto a la democracia
y de paz, y por eso es tan importante comprometerse en negociaciones y
diálogo. Al hablar ante la OEA, organismo de 34 miembros, Rodríguez
Zapatero confirmó lo anterior y pidió que se concediera tiempo a
Venezuela para llevar a cabo un diálogo nacional.
Desde diciembre pasado, cuando la principal alianza opositora
venezolana, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), obtuvo la mayoría en
el Congreso, ha trabajado para alentar a todos los sectores de la
sociedad venezolana a derrocar al presidente democráticamente electo,
Nicolás Maduro. En la primavera pasada la MUD comenzó formalmente el
proceso de revocación de mandato, iniciando un referendo contra el
presidente Maduro.
Actualmente el Consejo Nacional Electoral ha comenzado el
proceso que podría conducir a un referendo; la oposición parece haber
recabado la cantidad inicial de firmas necesarias para dar principio a
la primera fase del proceso.
Por un lado aplaudo a la OEA por aportar un espacio para discutir la
situación actual en Venezuela y el diálogo, y animar a todos los
actores, incluida la OEA, a forjar soluciones democráticas para la
situación.
Al mismo tiempo, el secretario general de la organización se desacreditó al tomar postura en favor de la oposición venezolana.
Si en verdad respetamos la democracia, las acciones de la OEA y a las
partes en Venezuela, debe enfocarse exclusivamente en hallar una
solución mediante el diálogo, no a través la violencia.
El proceso de diálogo encabezado por estos ex estadistas, por mandato
de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), debe recibir el apoyo
no sólo de los latinoamericanos, sino también de los estadunidenses,
como reconoció en fecha reciente el secretario de Estado John Kerry,
durante una reunión de la OEA en República Dominicana.
Saludo estos esfuerzos, junto con las pláticas de alto nivel que el
secretario Kerry anunció que se realizan entre Estados Unidos y
Venezuela. Asimismo, la oposición de Venezuela debe sentarse a la mesa,
junto con nuestra nación, y me siento cautelosamente complacido de que
hayamos emprendido ya esa acción. Demos una oportunidad al diálogo en
Venezuela y que comience también uno entre Estados Unidos y ese país.
* Presidente, Instituto William C. Velasquez Los Ángeles, California
Traducción: Jorge Anaya
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