La
presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, denuncia los intentos de “las
élites” para sustituir “golpes militares por golpes parlamentarios” en
Latinoamérica.
“Se está sustituyendo el método del golpe
militar por otro tipo de golpe. Está en marcha en América Latina, y
tenemos el reto común que son los golpes parlamentarios”, advirtió la mandataria en una entrevista concedida el jueves a la cadena televisiva venezolana Telesur.Rousseff, que encara un proceso de juicio político (impeachment) en el Congreso de su país, subrayó que los Gobiernos progresistas en América Latina son víctimas de movimientos de la derecha para derrocarlos.
Por otro lado, la dignataria, acusada por la oposición de manipular las cuentas públicas, volvió a enfatizar que el juicio político en su contra carece de “base jurídica” alguna. Explicó que ella no ha cometido “delitos de corrupción” y las acusaciones se refieren a asuntos de “administración presupuestaria que no son base para alejar a un presidente”.
Según Rousseff, el proceso de destitución en su contra no puede procesarse solo por un recelo político de la derecha que va en contra de los 54 millones de brasileños que votaron a su favor en las últimas elecciones presidenciales de 2014.
La jefa de Estado brasileña corre el riesgo de ser depuesta de su cargo después de que la Cámara Baja autorizara el pasado 17 de abril el inicio de un proceso político planteado por diputados, de los cuales el 50 por ciento está imputado por la justicia. El proceso ahora sigue trámite en el Senado, que se pronunciará posiblemente a mediados del mes en curso.
Rousseff ha advertido de que un “golpe de Estado” —en referencia al impeachment— devendrá en "graves consecuencias" y recuerda que la democracia que reina en Brasil ha sido fruto de un proceso de lucha muy intensa.
En caso de que los senadores den luz verde a la apertura del juicio, Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), tendría que apartarse del cargo durante los 180 días que puede durar el proceso, período en el que sería sustituida por su vicepresidente, Michel Temer.
Si Rousseff es destituida finalmente, Temer se encargará de completar el periodo de mandato que vencerá en enero de 2019.
Brasil atestigua una crisis política. El jueves Eduardo Cunha, principal gestor del juicio contra Rousseff, fue suspendido de su cargo como presidente de la Cámara de Diputados por supuesta corrupción, lo que ha puesto en tela de juicio la legitimidad del proceso de impeachment.
mjs/ncl/hnb
No hay comentarios:
Publicar un comentario