A Abel
Prieto: ¿su intervención en el X Congreso Internacional de Educación
Superior Universidad 2016, en La Habana 18 febrero 2016, ha sido
redactada antes de la planificación del linajudo desfile de la Casa
Chanel en el Paseo del Prado habanero o ya usted tenía conocimiento del
mismo cuando la elaboraba? (*)
“Muchos me dirán aventurero, y lo soy, solo que de un tipo diferente y de los que ponen el pellejo para demostrar sus verdades”
Carta de Ernesto Guevara a sus padres. Marzo 1965
“Lo que hacemos debe ser sometido constantemente a la crítica constructiva por parte de todos”
Raúl Castro Ruz. Reunión del Consejo de Ministros, 29 mayo 2015.
El pasado 2 de mayo Granma,
principal periódico cubano y órgano oficial del comité central del
Partido Comunista de Cuba, daba a conocer la fijación de topes de
precios máximos para algo más de una veintena de productos agrícolas,
entre los cuales están los más importantes, demandados y de más amplio
consumo popular en la Isla de Cuba, comercializados en mercados
agropecuarios vinculados a terrenos agrícolas controlados por alguna
variante de la propiedad estatal sobre la tierra como medio de
producción1.
Desde que comenzó la reforma
económica, la medida es el primer intento de control, por parte del
gobierno cubano, de la ley más importante que regula la asignación de
recursos, capital y fuerza de trabajo entre las diferentes ramas de la
economía y la distribución de los bienes materiales producidos entre las
diferentes capas y clases sociales de la sociedad, la todopoderosa y
omnipotente ley del valor, la más importante de todas cuantas actúan en
la economía-mundo capitalista.
El intento en sí es
positivo sobre todo por el alcance que tiene para millones de ciudadanos
cubanos en su diaria lucha de supervivencia, aunque por otro lado se
trata de la nunca probada efectividad de regulación subjetiva y
voluntarista de una ley económica objetiva, cuya espontaneidad e
independencia de la voluntad y conciencia humana es inobjetable.
Para
comprender el alcance y el por qué de la medida hay que remontarse a
las reformas económicas que en el último lustro ha ido tomando el
gobierno cubano, y que eufemísticamente pese a su carácter liberal (muy a
tono con la geocultura del sistema-mundo moderno, del cual Cuba
fue parcialmente excluida durante 50 años) las autoridades caribeñas le
han dado en llamar “actualización del modelo socialista”.
Pero, ¿qué ha ocurrido en la estructura de las relaciones de propiedad del agro cubano en los últimos años?
La
tierra cubana, como medio de producción, estuvo hasta el comienzo de
las transformaciones en sus formas de propiedad, mayoritariamente
controlada por la propiedad estatal en aproximadamente un 90%, y el
resto, cuya propiedad estaba en manos privadas, no funcionaba en la
práctica bajo la acción de la ley del valor, ley económica fundamental
de la producción mercantil, por cuanto la tierra no sólo tenía (y aún
tiene) destinado un objeto social según su ubicación, microclima y
utilidad, sino por el hecho de que sus producciones no concurrían
libremente al mercado, sino que era entregada al Estado cubano, a
precios convenidos y fijos (lo que, aún siendo planificado daba
seguridad económica a sus productores), producción que luego el Estado
se encargaba de su redistribución entre las diferentes capas y esferas
sociales.
Como producto de la reforma económica puesta en marcha
por el gobierno de Raúl Castro, el Estado cubano, otrora poderoso en el
sector agropecuario y casi absoluto dueño de la tierra, comenzó a
desprenderse de una considerable parte de ella y, aunque formalmente no
dejó de ser el propietario de la misma, al entregar mucha tierra en
usufructo y ejercer cierto derecho a adquirir una parte significativa de
su producción, también a precios convenidos, liberó totalmente la
comercialización de una buena parte de la restante producción agrícola, a
la que la población accedería en mercados especialmente habilitados
para ello, a precios formados sobre la base de la oferta y la demanda,
es decir, bajo la acción de la ley del valor pura y dura.
La suma
de todos estos factores, a los que se agrega el no muy desdeñable
crecimiento del turismo extranjero hacia la Isla (con cifras de dos
dígitos, las que deben mantenerse dada la apertura del mercado
norteamericano) y el surgimiento de toda una pléyade de parásitos
especuladores, dispuestos a hacer dinero cueste lo que cueste, motivaron
una descontrolada espiral inflacionaria de los precios agrícolas, que
conllevaron una airada protesta del pueblo cubano, educado durante
décadas en elevados y profundos valores de justicia social, que tuvo su
cenit en las labores del parlamento cubano de diciembre de 2015.2
Asustado
por el generalizado malestar en el estado de opinión de la población en
relación a la carestía de los productos agrícolas, componente
fundamental en la dieta alimentaria cubana, el vicepresidente del
gobierno José Ramón Machado Ventura, también número dos del Partido
Comunista, inició un recorrido por toda la Isla buscando recuperar la
legitimidad popular, erosionada por los nefastos resultados de la
reforma económica, aunque por sus declaraciones en la oriental provincia
de Guantánamo (lugar por donde también es electo al Parlamento) no
sabemos si en realidad, las autoridades económicas de la Isla se han
dado cuenta de las causas del problema; allí dijo todo un oxímoron donde
los haya: “el problema en los altos precios de la oferta y la
demanda no es el intermediario, que es una figura legal y necesaria,
sino el encarecimiento de la mercancía por la especulación con las
necesidades del pueblo” 3. Sí el responsable del encarecimiento de la mercancía no es el intermediario (figura legal y necesaria
según el vicepresidente cubano Machado Ventura), sino el malvado
especulador que explota las necesidades del pueblo, ¿quién es éste
especulador que se lucra de las carencias del pueblo, si no es el
intermediario?, ¿es el productor directo, o el que vende en el mercado
los productos agrícolas a la población?. Ni el mismo Machado Ventura
sabe en qué problemas se puede meter si pretende mantener o construir
una sociedad justa, donde según él “gane más quien produzca más” 4
algo muy a tono con la regla marxista de “a cada cual, según la calidad
y cantidad del trabajo aportado a la sociedad”, jugando al ratón y al
gato con categorías tan peligrosas como: ley del valor, inversión de
capital y mercados de oferta y demanda si de edificar una sociedad
basada en principios solidarios y humanos se trata.
Por la medida
tomada se desprende que hasta el sector agrícola estatal, ése que
teóricamente pertenece por su propiedad a todo el pueblo y cuyos
intereses coinciden con los de éste, a quien por principio tiene que
servir contribuyendo a su bienestar y felicidad, también participaba en
el festín de sacar la mayor ganancia posible a la población (otro terrible lapsus
de los planificadores de la reforma económica cubana); una demostración
más de que sí se elimina la propiedad privada de los medios de
producción, pero no las categorías de mercancía, valor, trabajo
abstracto y dinero, es imposible superar el sistema capitalista.
Por
otra parte, la medida puesta en marcha (topar los precios máximos de
una veintena larga de productos agrícolas de primera necesidad) no
afecta los mercados que venden este tipo de productos sobre la base del
libre juego de oferta y demanda; aunque los precios de éstos mercados en
la práctica quedarán también topados, siempre y cuando los mercados
vinculados a la propiedad estatal, se mantengan suficientemente
abastecidos y estén ubicados en la misma zona de los mercados que
funcionan a precio libre.
Lo que si queda claro es que en teoría,
el Partido Comunista cubano deja las manos libres a la propiedad
privada en el campo para fijar libremente sus precios (algo muy
consecuente con la política de reformas económicas que aplica) y, en la
práctica, sí hay algún tipo de desabastecimiento (muy normal en una
agricultura tropical, sujeta al régimen de lluvias, clima y estación del
año), esta forma de propiedad, vinculada por su esencia al capitalismo,
se abalanzará sin misericordia alguna sobre los bolsillos del pueblo
cubano y explotará a mansalva y sin sentimiento alguno sus necesidades y
carencias alimentarias.
La otra noticia es el desfile en La Habana de la flor y nata de la putrefacción burguesa del sistema-mundo moderno,
con la presentación por la elitista Casa de modas francesa Chanel de su
nueva colección, el 3 de mayo de 2016, en la pasarela al aire libre en
que se convirtió el conocido y popular Paseo del Prado de la capital
cubana.
No sabemos si ha sido por dinero, por un cambio en la política cultural del gobierno cubano o por una mezcla de los dos.
Sí ha sido por dinero, la izquierda anticapitalista y antisistémica nunca lo haría, jamás compartiría espacio con los antros
del capitalismo que representan lo opuesto a la cultura de
emancipación, enriquecimiento espiritual y consideración de la mujer (y
el hombre) como sujeto social activo y transformador y no como objeto de
la contemplación, que es en lo que estas selectas exhibiciones de moda
de lo más rancio y aristocrático de la burguesía mundial han
transformado al género femenino; no es esto lo que necesita el mundo si
es que quiere superar la larga y oscura etapa que ha significado el
capitalismo en la evolución histórica de la humanidad, y que Marx
consideraba como su prehistoria. Pero si la cuestión es mercachiflista
lo respetamos, no hay nada que objetar, corresponde al pueblo cubano la
elección soberana de su destino. Schafik Jorge Handal decía que “Habrá socialismo si la gente quiere que haya socialismo”.
Sí
no ha sido por dinero, entonces tenemos que afirmar que, el Partido
Comunista de Cuba se va transformando en un avatar más de la ideología
abrumadoramente dominante en el sistema-mundo moderno, proceso que irá a más en la medida que más se integre a dicha economía-mundo, y que una vez más tendríamos que darle la razón a Wallerstein en ese sentido cuando afirmaba que, “hemos
venido argumentando que las formas que adoptó la lucha de los
movimientos antisistémicos del mundo eran menos militantes de lo que
parecían o afirmaban ser. (…) En realidad las fuerzas antisistémicas del
mundo habían venido persiguiendo, en buena parte sin saberlo, el objetivo ideológico liberal de homogeneizar la integración al sistema…” 5.
Las
autoridades culturales y comunicacionales cubanas presentían que el
desfile de modas de alta costura, con prendas asequibles para bolsillos
de sólo el 1% de la población mundial, y aún con la justificación de
recibir por el pingües ganancias, era algo contraproducente, en un país
con salario medio de 25 dólares mensuales y donde calzar a un escolar
cuesta la mitad de ese salario, y ello por el hecho que representó la
“nocturnidad” de no brindar una cobertura informativa en su prensa
escrita, ni radial y mucho menos televisiva del singular espectáculo 6
(algo que no se produjo ni con las misas de los tres Papas en un país
no precisamente de mayoría católica). Al pomposo evento del capitalista
alemán Karl Lagerfeld se le dio carácter estrictamente privado, al que
solo se podía acceder por invitación; los grupos de curiosos y/o
occidentalizados jóvenes que pretendieron acceder a él fueron contenidos
a unas manzanas de distancia por la policía. Algo que suena irónico
porque la Policía Nacional de Cuba, que tiene el apellido de
Revolucionaria, era la encargada de mantener el orden y garantizar la
tranquilidad de la plutocracia occidental en la capital, del aún
teóricamente (algo ya menos en la práctica) primer estado socialista del
hemisferio occidental que, no obstante, no tuvo el menor sonrojo ni
pudor para, no muy lejos de donde el Comandante Guevara instaurara su
cuartel general tras la llegada a La Habana en 1959 hacerle un guiño,
colocando algunas boinas y utilizando el simbólico color verde-olivo
entre algunas de las prendas que se dejaron ver entre las modelos que
desfilaron por el Paseo del Prado habanero.
Pero la prensa
extranjera si ha sido pródiga, no ha escatimado detalles, desde la
asistencia en calidad de anfitriona de Mariela Castro Espín, hija del
presidente cubano, con foto de primer plano junto al modisto alemán jefe
de los diseñadores de Chanel incluida, pasando por el truncado intento
del nieto de Fidel Castro de asistir al desfile en calidad de modelo,
hasta la crónica del inicio, para algunos, del renacer en Cuba de lo que
fueron los nostálgicos y rememorados años 1940 y 1950 para la burguesía
cubana, cuando la Isla y especialmente su Habana era centro del
refinamiento de la podredumbre burguesa occidental. Sería bueno
recordarle a la burguesía cubana, de ayer y de hoy, que su añoranza por
los años en que La Habana era ejemplo de exquisitez y primor
aristocrático, también coincidió en el tiempo con la época en que, la
miseria y las penalidades del pueblo cubano aumentaron más allá de lo
habitual, abriendo paso a las condiciones que dieron origen a la
Revolución que triunfó el 1 de enero de 1959. Los planificadores
culturales cubanos que han traído de vuelta a La Habana lo más rancio de
la decadente burguesía mundial, con sus extravagantes gustos estéticos y
sus derroches de caprichos banales en un mundo donde para la mayoría
falta de todo, debieran tomar nota de ello, si es que no quieren ser
juzgados y borrados por la historia junto con esa misma cultura
superflua de valores raídos y míseros.
Notas
* La
intervención de Abel Prieto en el X Congreso Internacional de Educación
Superior “Universidad 2016” en el Palacio de Convenciones de La Habana,
Cuba, el 18 de febrero de 2016 puede leerse bajo el título Notas sobre la crisis cultural de hoy: una mirada desde Cuba, en el sitio Rebelión 22 de febrero 2016, disponible en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=209191
Toda una demostración de hipocresía política y cinismo ideológico, si
desde su posición de asesor cultural del gobierno cubano, al mismo
tiempo que redactaba las notas acerca de su visión sobre la crisis
cultural de hoy, aconsejaba también la aceptación de traer al Prado
habanero las propuestas “culturales” del estrafalario grupo Chanel.
1.
Estos precios se establecen para todos los tipos de mercados
agropecuarios, excepto los de Oferta y Demanda, y en el caso de la
provincia de La Habana además para los Trabajadores por Cuenta Propia
autorizados a ejercer esta actividad Medidas para el ordenamiento de la comercialización de productos agrícolas. http://www.granma.cu/cuba/2016-05-02/medidas-para-el-ordenamiento-de-la-comercializacion-de-productos-agricolas-02-05-2016-21-05-08
2. Un intercambio imprescindible. Periódico Granma 30 diciembre 2015. http://www.granma.cu/cuba/2015-12-30/un-intercambio-imprescindible-30-12-2015-00-12-43
3. Enderezar la ruta torcida del acopio. Periódico Juventud Rebelde, 27 febrero 2016. http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2016-02-27/enderezar-la-ruta-torcida-del-acopio/
4. Machado Ventura: Solo puede ganar más quien más produce. Periódico Juventud Rebelde, 20 marzo 2016. http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2016-03-20/machado-ventura-solo-puede-ganar-mas-quien-mas-produce/
5. Wallerstein, Immanuel. El colapso del liberalismo. Capítulo 13 del libro Después del liberalismo. Editorial Siglo XXI. México. D.F.. página 242.
6. Solo la web digital Cubadebate mostró la noticia, aunque muy escuetamente: 4 párrafos, ninguno de más de 3 renglones Presenta Chanel en Cuba colección Crucero 2016-2017 http://www.cubadebate.cu/noticias/2016/05/03/presenta-chanel-en-cuba-coleccion-crucero-2016-2017/#.VzMGDnl-O1s
Y 3 días después, cuando comenzaron aparecer algunas críticas una
respuesta de Silvio Rodríguez: vaga, soberbia, ambivalente y
contradictoria a una forista del Blog Segunda Cita, aunque siempre en el
interés oficial cubano de justificar el desfile de modas para ricos en
la capital cubana http://www.cubadebate.cu/opinion/2016/05/06/la-habana-es-una-ciudad-detenida/#.VzMHtnl-O1s No debe olvidarse que el músico cubano, en una entrevista para la Jornada en marzo de 2014 dijo que, “Los
ricos no tienen que dejar de serlo, sólo pensar un poco en los que no
tienen su suerte. Perdón por la utopía, pero cualquier otro camino me
parece injusto e infinitamente más doloroso” http://www.jornada.unam.mx/2014/03/01/espectaculos/a07n1esp
Cabría preguntarle al trovador si en los ricos con que el sueña
compartiendo su riqueza con los pobres están los multimillonarios dueños
de Chanel (casa de reconocida afiliación nazi en la época de la
Wehrmacht) cuyos vestidos de más de 10 mil euros se diseñan para
“pobretones” de la ralea de Nicole Kidman, Jennifer Aniston, Scarlett
Johansson, Vanessa Paradis, Brad Pitt, etc, etc.
No hay comentarios:
Publicar un comentario