[ENTREVISTA ESPECIAL]
Adital
Este mes de
mayo [2015], el gobierno brasilero anunció que dentro de un año las tropas
nacionales que lideran la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización
de Haití (Minustah) dejarán el país caribeño, dando fin a un período de
ocupación que ya dura más de 10 años. Sin embargo, para el
historiador integrante de la Red Jubileo Sur en Río de Janeiro y del Instituto
Políticas Alternativas para el Cono Sur (Pacs), Miguel Borba de Sá, debemos
analizar críticamente el anuncio, pues no representará el fin de la opresión a
la nación caribeña.
"El fin de
la Minustah no significa el fin de la ocupación económica y, sospecho, que militar,
en Haití. Ella [ocupación imperialista] probablemente va a tener otra forma, si
de hecho, la Minustah termina”, explica el historiador. La razón son los
intereses de las transnacionales presentes en suelo haitiano, que se benefician
de la legislación blanda y de la inestabilidad política del país.
"Situaciones
como éstas son producidas por los lucros de empresas como la Levis, Disney, la
brasilera Coteminas [productoras de vestuario], Halliburton, entre otras, que
quieren pagar salarios bajísimos, los más bajos del continente americano, para
continuar manteniendo sus márgenes de lucro”, señala Sá.
La real
solución para la inestabilidad en Haití pasa por la política, y no por la
intervención militar, defiende Borba de Sá. "La solución para el colonialismo
no pasa por el colonizador, nunca pasó [...] El pueblo debe tener la chance de
arreglar sus cuentas con su propia elite, y no ha tenido esa posibilidad a causa
de la ocupación de las tropas extranjeras.”
El historiador Miguel Borba de Sá, durante el Seminario Nacional sobre "Haití: construyendo solidaridad”, debate el fim de la ocupación brasilera y la opresión al país caribeño. Crédito: Adital |
Vea la
entrevista exclusiva concedida por Miguel Borba de Sá a Adital.
Adital: ¿Como
ustedes, representantes de los movimientos sociales contra la ocupación de la
Minustah, recibieron la decisión del gobierno brasilero de retirar sus tropas
de Haití?
Miguel
Borba de Sá: Esa decisión no llegó a tomarnos de sorpresa porque existen muchas
disputas dentro del gobierno, dentro de las propias fuerzas armadas, en las
esferas internacionales, en las Naciones Unidas, sobre la continuidad de la
misión en Haití, porque ella es un fracaso retumbante. En todos los sentidos,
pero principalmente en el objetivo que se propuso cumplir: democracia. Hoy, [la
Minustah] es una ocupación que legitima a un presidente que está atrasando por
más de un año las elecciones, para poder gobernar solamente por decreto. O sea,
desde el punto de vista institucional, político, ella vino con un mandato de
ayudar en la realización de elecciones, y hoy las impide. En relación con los
derechos humanos, ella vino a proteger esos derechos, pero los viola, un gran
fracaso en este sentido también.
Desde el
punto de vista de la reconstrucción y del desarrollo económico de Haití, [la
ocupación] generó una gran industria internacional del humanitarismo. Por detrás
de esto está el interés de las grandes empresas que invierten en Haití y,
cuando yo digo invierten, debería decir explotan: la mano de obra, los recursos
naturales, la flexibilidad de las legislaciones ambiental y laboral... En el
fondo, es a esos intereses que la Minustah atiende.
Entonces, ¿la
salida de la Minustah representará el fin de esos problemas para Haití?
El fin de
la Minustah no significa el fin de la ocupación económica y, sospecho, militar,
en Haití. Ella, probablemente, va a tener otra forma si, de hecho, la Minustah
termina. Esa otra forma puede llegar a ser peor que la propia Minustah. No está
claro, ahora, que la situación va a ser mejor, porque en los últimos 10 años la
ocupación estuvo aumentando la complejidad y el nudo que hay en la política
haitiana, sustentando una situación insustentable. Por ejemplo, impidiéndole al
partido más popular participar en las elecciones, que las encuestas realizadas
hasta por institutos estadounidenses, prueban que tendría 70, 80 por ciento de
los votos. Queda claro que vamos a tener una crisis política en Haití en ese
momento [pos ocupación], basta que uno observe las relaciones laborales que hay
en las zonas francas, el alto desempleo, la expulsión de los campesinos por el
agronegocio, la minería, el turismo de lujo... Uno tiene un barril de pólvora a
punto de explotar. Pero es un barril de pólvora creado y que atiende a
intereses económicos internacionales muy específicos, en especial haciendas
estadounidenses, canadienses y ahora brasileras.
Mi
expectativa es que, si la Minustah termina de verdad, alguna otra "solución” de
fuerza va a llegar para sustituir ese lugar, porque los intereses económicos
dependen de una situación de caos constante, que tira para abajo el precio de
la mano de obra, de los recursos naturales, lucrando así mucho con la pobreza,
la desgracia, el sufrimiento.
Ocupación militar de Haití se debe a la protección de los intereses económicos de empresas transnacionales, cree Borba de Sá. Reproducción. |
O sea, ¿no hay
una expectativa de que termine la opresión en Haití?
No, de ningún
modo, lamentablemente. Claro, [el retiro] es una victoria y ellos, en esa
decisión ciertamente acusan esa presión política que [movimientos sociales] venimos
realizando hace mucho tiempo, pero ciertamente no es una decisión tomada para
revertir la opresión. Por ejemplo, no hay ninguna evaluación crítica de la
ocupación. ¿La misión cumplió sus objetivos? ¿Están yéndose porque realizaron
lo propuesto inicialmente? ¿Están saliendo porque asumieron el fracaso? Lo
mínimo que se esperaría es que quien inventó esta intervención militar explique
por qué está terminando, no simplemente dejarla discretamente, melancólicamente,
terminando de a poco. Ya fue presentado aquí, hoy, [durante el "Seminario nacional sobre Haití:
construyendo solidaridad”, en mayo último, en São Paulo] que ese plazo de más
de un año es necesario para cerrar todos los
contratos que todavía no fueron cerrados, o sea, privatizar todo lo que da para
ser privatizado todavía en Haití, vender a las compañías extranjeras las
tierras y los derechos de explotación todavía no otorgados... Entonces, vemos
con mucha preocupación el futuro de Haití después de la Minustah. No es que queramos
a la Minustah, evidentemente vamos a acompañar el retiro de las tropas, pero
porque no creemos en la benevolencia de ésos que son los mismos actores que
crearon esta situación.
¿Cómo andan
la policía y el ejército haitianos? Quero decir, ¿cómo va a quedar Haití
después, quien va a cuidar el país?
El ejército
haitiano existe, es un problema y siempre lo fue. Un ejército que fue dominado
por la elite blanca francesa durante mucho tiempo, por eso que hasta los
propios dictadores haitianos durante el siglo XX, François Duvalier y su hijo
[Jean-Claude Duvalier], crearon escuadrones paramilitares propios para controlar
al ejército, porque no es un ejército afecto ni a dictadores negros.
El propio
Aristide [ex-presidente Jean-Bertrand Aristide] disolvió al ejército haitiano
en los años 1990. Él había sufrido un golpe de ese ejército, después lo disolvió,
una actitud corajuda que debería ser apoyada. Acostumbramos a apoyar a Costa
Rica por haber disuelto a su ejército, pero nadie dijo nada de Haití cuando él
hizo lo mismo. El problema fue la forma como fue tomada esa decisión, de arriba
hacia abajo, sin plan de desmovilización. Fueron creados "señores de la
guerra”, War lords locales, un ex-general, un ex-coronel, por ejemplo,
que tiene personal, algún dinero y capacidad de crear milicias semiprivadas
para vender protección a quien puede pagar: las transnacionales, la elite
haitiana... O sea, esa violencia, ese caos que la prensa brasilera retrata como
un estado casi "natural” en Haití, es creado deliberadamente, producido
activamente.
¿Y las
policías?
La policía
nacional haitiana está formada, hoy, por reminiscencias de ese antiguo ejército
disuelto, ese ejército rencoroso, golpista y colonial, que ahora intenta juntar
individuos y fragmentos para intentar construir una fuerza que pueda atender
los intereses de este gobierno golpista que está ahí sustentado por la
comunidad internacional hace más de 10 años. Reprimen al pueblo haitiano, pero
no lo consiguen porque es una situación imposible, sólo una gran fuerza militar
internacional es capaz de sustentar esta relación de explotación, que es insoportable.
Ante este
cuadro tan inestable, ¿cuál sería la solución que esta misma comunidad
internacional creadora de la Minustah debería apoyar en Haití en este momento?
No creo que
la solución sea la policía o el ejército. La primera solución es que los
pueblos imperialistas dejen Haití, acepten que Haití se volvió independiente
200 años atrás, porque parece que no lo aceptan. El trabajador y trabajadora
haitianos tienen derecho a la soberanía, a vivir una vida sin la explotación de
las transnacionales, sin la explotación del agronegocio estadounidense.
Empresas como Levis se benefician de la inestabilidad política en Haití. Reproducción. |
Por
ejemplo, lo que Estados Unidos hizo con la soberanía alimentaria haitiana
durante la presidencia de Bill Clinton fue un delito, hoy en día reconocido por
el propio ex-presidente [Clinton], que al introducir forzosamente reglas de
libre mercado en una sociedad que tenía alguna autosuficiencia alimentaria acabó
destruyendo la producción local. La cuestión de la leche fue emblemática. Hasta
los años 1990 la producción de leche existía en el país, inclusive con redes de
intercambios solidarios, supliendo el abastecimiento interno. Los haitianos
pararon de fabricar leche, hoy necesitan importarla de Estados Unidos, pero no
hay dinero para eso, entonces pasan hambre. Hasta los años 1970 Haití era un
país autosuficiente en términos de alimentos, hoy dejó de serlo. Situaciones
como ésta son producidas por la ganancia de firmas como la Levis, la Disney, la
brasilera Coteminas [productoras de vestuario], Halliburton, entre otras, que
quieren pagar salarios bajísimos, los más bajos del continente americano, para
continuar manteniendo sus márgenes de ganancia de la forma como lo esperan.
Esta situación, además de indignante, explica muy bien porque Haití está como
está.
El primer
paso para pensar en qué hacer es pensar quién lo debe hacer. ¿Serán estos
mismos actores? ¿Esta llamada comunidad internacional, que está creando un
problema más en el siglo, utilizando a Haití para sus propios intereses
económicos y políticos? No nos parece. La solución para el colonialismo no pasa
por el colonizador, nunca pasó. Los ingleses adorarían que sí, los franceses
también. Hoy, los americanos [estadounidenses] y, lamentablemente, a veces, los
brasileros, parecen pensar de la misma forma, y nosotros discordamos
completamente con este tipo de actitud.
No cabe decirnos
lo que tiene que hacerse, sino preguntar, dejar que por primera vez, el pueblo
haitiano se exprese libremente. El problema es que, cuando esto ocurre, ellos
eligen candidatos que no agradan a las potencias y a las grandes empresas
internacionales. Son candidatos que restringen el accionar de esas empresas en
el país. Si esa ganancia imperial no termina, Haití va a continuar sufriendo
bastante.
Jean-Bertrand Aristide, presidente haitiano
depuesto por un golpe militar en 2004, goza de gran popularidad en el país.
Reproducción.
|
Por lo que
vimos hasta aquí, el problema y la solución para Haití pasa, entonces, por la
política.
No hay la
más mínima duda. Es, inclusive, importante recordar que existe una política en
Haití. Esa imagen que la prensa brasilera da, muchas veces, de una guerra
irracional de los haitianos contra ellos mismos es una construcción mentirosa. Haití
tiene una sociedad muy desarrollada, tiene una sociedad civil organizada,
robusta, con movimientos sociales, sindical, de mujeres, movimientos por
derechos de toda clase, contra la ocupación extranjera... Es una sociedad que
produce buenos economistas, buenos historiadores, buenos abogados, y que merece
ser tratada como lo que es, como una sociedad. ¿Que tiene conflictos políticos?
Sí, pero que son fomentados desde afuera hace muchas décadas, si no siglos. Esta
sociedad necesita tener la chance de resolver sus conflictos políticos. Claro,
la elite haitiana tiene una gran parte en esa culpa, porque se asocia al
capital extranjero para explotar a su propio pueblo. El pueblo debe tener la
chance de arreglar sus cuentas con su propia elite, y no ha tenido esa
posibilidad a causa de la ocupación de las tropas extranjeras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario