Foro China-CELAC
2015
comienza con una importante cita de la diplomacia regional en cuanto a
su vinculación con las economías emergentes: el Foro Ministerial de la
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños -CELAC- con China,
una de las economías más pujantes de los últimos años a nivel global.
¿Qué se puede esperar de la reunión que tiene lugar estos días en
Beijing? ¿Cuáles son las oportunidades que se abren para la región tras
este encuentro?
La CELAC tendrá su cónclave anual a fines de este
mes, en San José de Costa Rica. Sin embargo, la reunión que los
cancilleres de la región tendrán estos días en Beijing abre un abanico
de posibilidades para la región. Veamos: allí se intentarán profundizar
los acuerdos alcanzados en la reciente gira que realizó el presidente
Xi Jinping durante 2014 por varios países de la región -Brasil,
Argentina, Cuba y Venezuela-. Y la diplomacia china tiene optimismo de
que más acuerdos se puedan llevar adelante, tal como lo señaló días
atrás Zhu Qingqiao, el director general para Latinoamérica y el Caribe
de la cancillería.
La reunión se enmarcará en el Plan de
Cooperación China-América Latina y el Caribe (2015-2019), cuyo
propósito es, tal como se desprende de la reunión ministerial de julio
pasado, aumentar los vínculos y la cooperación “en campos como el
diálogo político, comercio, inversión, agricultura, alta y nuevas
tecnologías, energías renovables”, entre otros importantes ejes. De
acuerdo a cifras de Beijing, el intercambio comercial China-América
Latina superó los 240 mil millones de dólares en 2014. A esto hay que
sumarle proyecciones, como los desembolsos que el gigante asiático hará
en los próximos años en Nicaragua para el desarrollo del canal
interoceánico, cuyas obras se iniciaron a fines de diciembre. Se estima
que sólo esa obra puede suponer una inversión de capitales chinos de
unos 50 mil millones de dólares, propiciando un flujo de capitales
inmenso hacia Centroamérica.
¿Con esta reunión pretenderá Beijing
dar un mensaje a Washington? Con una diplomacia que siempre ha sabido
ser más cautelosa -y silenciosa- que la norteamericana en cuanto a sus
intereses con la región, China comienza a “levantar el perfil” de su
nueva relación con América Latina: el encuentro se da sólo medio año
después de la importante reunión BRICS-Unasur en Brasilia, y de la gira
que mencionábamos con anterioridad. Esto sumado a un innegable
mejoramiento de las relaciones entre China y Rusia en el último tiempo,
lo que ayuda a entender más el contexto global: diez reuniones
bilaterales entre Xi Jinping y Vladimir Putin en los últimos dieciocho
meses pueden confirmar este dato, con acuerdos clave como la
construcción del gasoducto ruso-chino Sila Sibiri y un aumento en la
cooperación militar en un panorama geopolítico convulsionado a escala
global. Hablamos, entonces, de un nuevo momento de China a nivel
internacional, algo que también quedó demostrado en la reciente cumbre
de la APEC.
Hay que recordar que el puntapié inicial de este
espacio de vinculación entre China y los 33 países de América Latina y
el Caribe fue precisamente acordado durante la reunión de la CELAC en
Cuba, en enero de 2014. Es bueno remarcar esto para visualizar los
avances en la materialización de los acuerdos, frente a algunas tesis
que tienden a menospreciar el papel que estas reuniones tienen en la
concreción del “día a día”. Queda esperar, entonces, que los acuerdos a
los que se arribe en estos días en Beijing luego puedan tener una
concreción concreta en la región. A juzgar por el nuevo momento de
Beijing con la región, se puede ser optimistas: a fin de cuentas, es
otra expresión de una cambiante correlación de fuerzas en el plano
internacional, donde nuestra región comienza a interactuar cada vez con
mayor fluidez con los nuevos polos de poder a nivel global.
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