Introducción
La
refundación de Estado en América Latina constituye un nuevo paradigma,
el no reconocimiento de tal condición nos llevará a la incomprensión y
nos dificultará ubicarlo en modelos o esquemas teóricos y doctrinarios
europeos-estadounidenses, será una actividad que consistirá en ponerle
una camisa de fuerza a un fenómeno que irrumpe con una dinámica propia y
un desarrollo epistemológico original.
Especialistas de las
ciencias sociales han tratado de encajarlo en corrientes de pensamientos
jurídicos, políticos, filosóficos, económicos, ideológicos, etc., de
igual forma, intentan realizar tipologías y caracterizaciones con
prototipos foráneos a América Latina.
La refundación del Estado,
entre otros aspectos, es una aleación entre lo ancestral precolombino y
la contemporaneidad del buen vivir.
Nuevo paradigma
El
proceso de refundación del Estado en América Latina no obedece a
lineamiento de algún organismo internacional o regional(Valencia, 2008,
p. 46) (Chevallier, 2003, p. 210), tampoco se deriva de planteamientos
filosóficos o políticos antiguos, modernos o contemporáneos de autores
anglosajones, es un fenómeno alejado del eurocentrismo.
Algunos
sociólogos, juristas, politólogos incluso antropólogos entre otros, de
origen europeo, canadiense y estadounidense tratan de analizar este
proceso desde sus propios esquemas, no conciben o no han caído a cuentas
que la actual corriente de refundación del Estado en América Latina es
un nuevo paradigma, que se encuentra en el transcurso de reemplazar a
los antiguos, por no poseer la capacidad de interpretar y dar respuesta a
la realidad presente y de resolver los actuales problemas nacionales de
los Estados latinoamericanos.
La refundación del Estado en
América Latina no es un neo de nada, ni la continuación o prolongación
de algo, es inédito, no tiene que ver con ingenierías ni arquitecturas
sociales (Sousa, 2010, p. 70), con el agravante que este proceso no es
único ni uniforme, ni se conduce al mismo ritmo, que va de lo holístico a
lo heurístico, en un flujo y reflujo dialéctico y dinámico de la base
de la sociedad hacia el poder del Estado, que tiene una ubicación
ontológica y una explicación epistemológica con vida propia, en cada
país en que se lleva a cabo, es un proceso autopoietico.
Este proceso latinoamericano no tiene manual, fórmula ni receta, es simplemente sui géneris,
tampoco es acabado, en donde los mecanismos que le dan existencia
participan plena y activamente, y que están constituidos por factores
con intereses opuestos, discriminatorios y asimétricos, pero pueden
devenir en un preciso y justo momento complementarios o convergentes,
aquí en este punto, es donde se produce la incomprensión de lo
históricamente absurdo de acuerdo con las corrientes teóricas y
doctrinarias de las tradicionales ciencias sociales.
Buen vivir
Es
difícil comprender, países que en las décadas de los cincuenta a los
ochenta estuvieron gobernados por dictaduras militares corruptas y pro
imperialistas; las poblaciones sumidas en la miseria y sin respeto a los
derechos humanos, políticos, sociales ni culturales; en los años de mil
novecientos ochenta tenían una astronómica deuda externa que se
convirtió en la década perdida; ahora esos mismos países tienen
gobiernos incluyentes, con crecimiento económico y desarrollo social,
incluso le hacen préstamos de miles de millones de dólares a países de
la Unión Europea, como es el caso de Brasil.
La refundación del
Estado no es solo la creación de un nuevo ordenamiento jurídico interno,
ni del paso simple de la democracia formal a la real, sino la formación
de una institucionalidad que responderá al cambio de las relaciones
sociales verticales a las horizontales, en donde las relaciones
interpersonales de exclusión se transformen en inclusivas, a través de
la generación de nuevos agentes directos e indirectos que inciden en el
establecimiento de las condiciones que generen un nuevo proceso de
socialización entre los ciudadanos, es decir, una nueva forma de vivir
la cotidianidad, que producirá colectivamente una nueva cultura, que es
la base fundamental de un buen vivir (Sumak Kawsay –Quechua-, Suma
Qamaña –Aymara-, Nemi Yek –náhuatl-pipil).
La reforma del Estado
es un cambio nacional, que afecta a gran parte de las estructuras
formales e informales de una forma sistémica, la reforma se da en dos
carriles de abajo hacia arriba y viceversa, ese flujo energético
permanente es el que le da vida y robustece de manera constante su
existencia, lo que produce un adueñamiento por parte de la ciudadanía de
las nuevas relaciones sociales en casi todos los mecanismos y procesos
de la vida productiva, social, política, económica, cultural y étnica.
Se
privilegia el respeto de los derechos individuales, se toma en cuenta
la diversidad, lo que da como resultado la protección de la sociedad en
general, el respeto al individuo es la base fundamental de la sociedad,
de qué sirve la retórica, si el discurso está alejado de la realidad.
Unidad en la diversidad
Buena
parte de los Estados de América Latina, sus poblaciones están
constituidas por una o varias etnias de los pueblos originarios y
poblaciones de origen africano, en la refundación del Estado se
legitiman constitucionalmente con el reconocimiento y preservación de
sus respectivas lenguas, creencias, religión, etc., asimismo su propia
forma de organización territorial-político-social-
El
constitucionalismo latinoamericano es una ruptura con la concepción
tradicional de la extendida acepción jurídico-sociológica de Estado de
derecho, denominado por antonomasia Estados democráticos, aunque los
gobiernos fueran autoritarios o dictaduras, lo cual significa que el
constitucionalismo latinoamericano va en contrario de la contemporánea
eurocentrista-estadounidense teoría del Estado.
El concepto
político y sociológico de Estado-nación como una entidad monolítica,
uninacional y uniforme, no encaja en la actual situación donde se
reconoce que es un Estado formado por varias minorías y comunidades
diversas; el respeto a cada uno de ellas constituye el acatamiento y
observación de los derechos colectivos de la pluriculturalidad y de la
plurinacionalidad.
Además de ser un Estado descentralizado con
gobiernos territoriales autónomos con sus respectivas normativas que
instituyen un constitucionalismo latinoamericano, establecer un aporte
paradigmático y epistemológico al derecho constitucional, con una
articulación omnidireccional de lo local con lo regional y nacional en
una especia de diagrama de Venn, estas características, lejos de
dividir, unen, proporcionan uniformidad e integran al Estado del buen
vivir.
Descolonización teórica
América Latina, con
la refundación del Estado, va más lejos que la teoría de la dependencia
y de la teología de la liberación, no responde ni tiene a la base
ningún paradigma eurocéntrico-norteamericano, hay una descolonización
teórica-práctica y doctrinal de forma sistémica y sistemática.
La
actual corriente latinoamericana no es solo una nueva forma de
organizar el Estado y de hacer funcional las instituciones estatales,
dentro de la construcción de un contexto jurídico y cultural, que sirve
de escudo contra los antivalores que son perjudiciales a la humanidad y
en particular a los países del Sur, que patrocina y propaga el
capitalismo y el imperialismo a nivel planetario, con el neoliberalismo y
la globalización, a través del Fondo Monetario Internacional (FMI),
Banco Mundial (BM) y la Organización Mundial del Comercio (OMC), con el
propósito de saquear los recursos naturales y explotar la mano de obra
de América Latina, mediante las empresas transnacionales.
La
reforma del Estado además de endógena es exógena, porque se producen
cambios en las relaciones internacionales y en las relaciones
comerciales y financieras, es decir, que los países que han realizado la
reforma del Estado dejan de tener una política exterior dependiente de
los EE.UU., y proceden a construir todo un andamio jurídico nacional
para regular y controlar a las empresas transnacionales en sus países,
de igual forma, no aceptan los Tratados de Libre Comercio (TLCs), ellos
realizan negociaciones comerciales con los países del Norte.
El
Estado del buen vivir, no se limita a los territorios nacionales, sino
constituir instrumentos regionales de integración económica, política,
social, energética, financiera, medios de comunicación y de información,
tecnológico-científico, entre otros, para llevar adelante el proceso de
descolonización (Peñate, 2014).
No aceptan las
“recomendaciones” de los organismos financieros internacionales porque
son lesivos a los intereses de la población, de la nación y de América
Latina, en la medida en que los gobiernos se alejen del capitalismo
entrarán al sistema político y al modelo económico del buen vivir, para
propiciar un crecimiento y desarrollo en sintonía con la preservación de
la naturaleza y el respeto a la madre tierra (Pachamama), en esta
concepción es que se da la nacionalización de los recursos naturales en
una dinámica decolonial y decapitalista, un desmontaje de la injustica,
saqueo, depredación, discriminación, autoritarismo, etc.
Diálogo-negociación
La
reforma del Estado, por lo general, no es fácil, ni comprensible al
principio, porque ante lo nuevo siempre hay oposición o resistencia al
cambio en particular de los sectores conservadores y de las elites
reaccionarias, sobre todo cuando existe incomprensión, desconfianza,
rencores y traiciones históricas, etc., el buen vivir, no es sinónimo de
socialismo democrático, comunismo, anarquismo, social democracia ni es
simplemente un nuevo socialismo del siglo XXI.
El buen vivir no
es la dictadura de una clase sobre la otra, consiste en que las clases
sociales, razas y etnias coexistan, lejos de considerarse enemigas
trabajen juntas por el bien común, objetivar el concepto de que el
bienestar de los otros también me favorece, que mi progreso tiene
relación directa con el de las demás personas, en un marco donde lo
ancestral y lo contemporáneo producen una nueva conjugación existencial
político-socio-cultural.
“La izquierda tradicional boliviana,
miraba al mundo con el economicismo tradicional del pensamiento
soviético y decía: “¿Usted en qué trabaja?” “En la tierra” “Bueno, tú
eres campesino, olvídate de ser aimara, quechua o guaraní”. Y lo reducía
de manera economicista a eso, le quitaba su identidad secular –su forma
de vida, sus valores, etc.–, y claro, quedaba neutralizado” (Sader E.,
2008, p. 23).
La reforma del Estado no es efecto del
autoritarismo o dictadura gubernamental, tampoco del consenso, sino de
la puesta en común a través del diálogo y la negociación, y ésta tiene
que ver con la correlación de fuerzas acumuladas por los actores,
protagonistas, sujetos históricos y movimientos sociales, esto ocurre en
un contexto de conflictividad social, que no ha estado exento de
intentos de golpes de Estado, insubordinaciones, violencia callejeras,
etc.
Nuevo referente de sistema político
Este nuevo
fenómeno de la humanidad acaecido en América Latina es el resultado de
una intensa movilización con una participación plena y activa de
carácter incluyente de forma masiva de la ciudadanía, es una
construcción social que representa una ruptura con la posmodernidad y la
sociedad líquida, se producen nuevos roles, status, normas de
convivencia y de co-existencia societal, antítesis del pasota producto
del capitalismo.
Los países pioneros en la refundación del Estado
son Bolivia y Ecuador, se han convertido en fuente de inspiración
continental en la lucha contra el viejo orden (l'ancien régime) nacional
e internacional (Andrea, 2010), este hecho histórico es observado por
otros países fuera del continente latinoamericano incluso por países de
Europa(Rojo & Varela, 2010) (Donovan, 2001).
La reforma del
Estado sienta un precedente libertario teórico y práctico que beneficia a
la sociedad, cuando los valores más que enunciados son ejecutados en
particular la transparencia, probidad y rendición de cuentas en la
gestión pública, distribución de la riqueza, soberanía alimentaria,
etc., es un cambio político-social-cultural-económico que no es el
resultado de un golpe de Estado, insurrección o de alguna revolución, es
a través de ciudadanizar el poder constituyente que nace en la base y
no a través de un “centralismo democrático”.
La participación de
la población en asuntos del Estado se hace de una forma directa a través
de asambleas comunales, cabildos abiertos, referéndums, plebiscitos,
iniciativas de ley ciudadana, y revocatorias del mandato de funcionarios
públicos elegidos por sufragio universal, etc., el poder es del
soberano.
Es una reivindicación de las raíces y memoria
histórica, que han sido vilipendiadas, en otros casos ocultas y
tergiversadas por los imperialismos y las oligarquías “nacionales”; el
sistema educativo nacional se convierte en un eje transversal para
formar nuevos ciudadanos con diferente identidad nacional y continental.
Conclusiones
La
refundación del Estado es un nuevo paradigma, que se abre paso con sus
innovaciones, cambios y transformaciones en la sociedad, sin embargo,
éste se vale del instrumental conceptual, teórico, doctrinal e
institucional del capitalismo, no es un cambio radical que se produce de
la noche a la mañana, es un proceso, que debido a los hechos
societales, se puede considerar que avanza significativamente, se puede
percibir al observar que unas estructuras han sido modificadas, otras
están en vías de reformas y otras son nuevas.
El cambio de
estructuras dentro del proceso de refundación del Estado ha conducido a
crear nuevas relaciones sociales, se manifiestan en las relaciones
interpersonales, se ubican en el orden horizontal, con el debido respeto
de las particularidades étnicas, raciales, culturales, religiosas,
etc., se construye una nueva forma de vida, a pesar de las diferencias,
se entreteje una nueva cultura general, que permite la convivencia, con
la debida tolerancia hacia al otro.
La refundación del Estado no
responde a corrientes de pensamiento eurocentrista-estadounidense,
tampoco a lineamientos de organismos internacionales, tampoco es una
modernización del Estado o un neo-constitucionalismo; sino partimos de
esta premisa será realmente difícil comprender lo que sucede en América
Latina.
Bibliografía
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Chevallier, J. (2003). La gouvernance, un nouveau paradigme étatique? Revue Francaise Daministration Publique, (105-106), 201–217. doi:10.3917/rfap.105.0203
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Valencia, L. (2008). Reforma del Estado para la gobernabilidad democrática en México. Política Y Cultura, (29), 11–39.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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