Amy Goodman, con la colaboración de Denis Moynihan
Según el Departamento de Asuntos de los Veteranos, en el pasado mes
de junio había 8.920.000 veteranos de guerra en Estados Unidos. En algún
momento del domingo o lunes pasado, horas antes de comenzar el Día de
los Veteranos, esa cantidad bajó un número cuando Tomas Young murió en
su hogar de Seattle, con su esposa a su lado. Era uno de los muchos
soldados que fueron enviados a Irak y resultaron gravemente heridos.
Probablemente la ciudadanía estadounidense conozca más de Tomas Young
que de la mayoría de los veteranos de guerra gracias al notable
documental “Body of War” (Cuerpo de guerra, en español) dirigido y
producido por el legendario presentador de televisión Phil Donahue y la
realizadora cinematográfica Ellen Spiro. Su travesía, su lucha y ahora
su muerte trazan un arco que une las trágicas guerras y ocupaciones de
Estados Unidos en este mundo posterior a los ataques del 11 de
septiembre de 2001.
Como a muchos otros, lo ocurrido ese 11 de septiembre inspiró a Tomas
a unirse al ejército. Le sorprendió enterarse, sin embargo, que sería
enviado a Irak y no a Afganistán. El 4 de abril de 2004, a los cinco
días de haber llegado a Bagdad, Tomas recibió un impacto de bala en la
columna y quedó paralizado del pecho hacia abajo. La herida lo dejó
parapléjico, causándole una serie de otras complicaciones. Tenía
dificultades para respirar. Su cuerpo no podía regular bien la
temperatura, por lo que a veces debía usar un chaleco con hielo. A pesar
de los enormes desafíos, Tomas hizo acopio de sus fuerzas y tomó el
camino del activismo contra la guerra.
Durante el verano de 2005 se unió a Cindy Sheehan, una madre en duelo
que se convirtió en activista por la paz, en el campamento de protesta
Camp Casey situado en Crawford, Texas, no muy lejos de la estancia del
entonces Presidente George W. Bush. Cindy bautizó el campamento en honor
a su fallecido hijo, Casey, quien murió el mismo día y en la misma
ciudad donde hirieron a Tomas: Sadr City. Cindy Sheehan decidió
manifestarse frente al refugio de Bush mientras él se encontraba allí de
vacaciones, y la protesta creció y creció. Tomas también se unió a la
organización Veteranos de Irak contra la guerra, y fue parte de su junta
directiva.
En 2008 entrevisté a Tomas Young, que dirigió un comentario al
entonces Vicepresidente Dick Cheney: “De parte de uno de esos soldados
que se ofrecieron voluntariamente para ir a Afganistán después del 11 de
septiembre, que era donde las pruebas señalaban que debíamos ir, le
digo a [Cheney], el maestro de evitar ir a luchar a Vietnam por su
condición de estudiante: muchos de nosotros fuimos como voluntarios a
una guerra con sentimientos patrióticos en el corazón, para terminar
viéndolos trastocados y bastardeados por el gobierno, que nos envió al
país equivocado”.
“Body of War” pone el foco de atención sobre el costo personal de la
guerra. En una de las escenas más conmovedoras del documental, Young se
reúne con el Senador Robert Byrd, el senador con más tiempo de mandato y
con la mayor cantidad de votos emitidos en la historia del Senado de
Estados Unidos (más de 18.000). En la escena, Byrd cuenta que su voto en
contra de dar autorización a la guerra de Irak fue el más importante de
su vida. Luego, Young lo ayuda a leer los nombres de los 23 senadores
que votaron en contra de ir a la guerra con Irak. Byrd reflexiona: “Los
inmortales 23. Nuestros fundadores estarían orgullosos”. Y, dirigiéndose
a Young, le dice: “Gracias por su servicio. Ha hecho un gran
sacrificio, sin duda. Ha servido bien a su país”. Young le responde:
“Tal como usted, señor”.
El estreno de “Body of War” colocó a Tomas en un primer plano,
mientras el país se veía envuelto en el calor del verano y las
elecciones presidenciales de 2008. Fue entonces cuando un coágulo de
sangre se alojó en su brazo, causándole graves complicaciones. Perdió la
mayor parte de la movilidad de sus brazos y su capacidad para hablar
disminuyó. Nunca perdió su profundo compromiso con la paz, ni la
esperanza de que los responsables de la guerra un día rindieran cuentas
por sus actos.
En febrero de 2013, en una presentación de “Body of War” en
Litchfield, Connecticut, mediante videoconferencia, Tomas sorprendió al
público cuando dijo que pensaba poner fin a su vida.
Todavía se encontraba viviendo en su ciudad natal de Kansas, Missouri
con su esposa, Claudia Cuellar. Tomas estaba luchando contra un intenso
dolor crónico y, como Claudia nos dijo después de su muerte, había
encontrado algo de alivio en la marihuana, que es ilegal en Kansas y
Missouri. Así que se mudaron a Oregon, donde el uso médico de la
marihuana es legal. Desafortunadamente, Claudia percibió que el hospital
de Asuntos de los Veteranos de Portland no apoyó el uso de marihuana
como parte de su tratamiento y a modo de castigo le redujo la
prescripción de medicamentos para el dolor. Buscando un lugar seguro y
compasivo para Tomas, se trasladaron a Seattle, otro lugar donde la
marihuana medicinal (y ahora también la recreativa) es legal. Tomas y
Claudia sintieron que el departamento de Asuntos de los Veteranos les
puso demasiadas trabas en el camino, lo que causó que ellos mismos
tuvieran que racionar las pastillas para el dolor.
Fue en medio de este sufrimiento que Claudia encontró a Tomas, en la
mañana del pasado lunes, reposando en un profundo silencio. Estaba
muerto.
Dieciocho meses atrás, Tomas había escrito una carta abierta a George
W. Bush y Dick Cheney y nos la leyó en el programa de noticias de
Democracy Now. La carta concluye con estas palabras: “Está llegando mi
hora de la verdad. Ya llegará la suya. Espero que sean juzgados. Pero
sobre todo espero, por su propio bien, que puedan hallar el coraje moral
para enfrentar lo que me hicieron, a mí y a muchísimos otros que
merecían vivir. Espero que antes de que termine su vida en la Tierra,
como está terminando la mía, reúnan suficiente valor para comparecer
ante el pueblo estadounidense y el mundo, y en particular ante el pueblo
iraquí, y pedir perdón”.
Que Tomas Young, que en vida luchó con tanta fuerza por la paz, ahora descanse en paz.
Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
© 2014 Amy Goodman
Traducción al español del texto en inglés: Inés Coira. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero
internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y
televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del
libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos
extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique
Cono Sur.
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