Miles
de ecuatorianos, en su mayoría representantes de gremios agrupados en
la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), llenaron el sábado las
principales calles de la ciudad costera de Guayaquil a fin de manifestar
su anuencia a la decisión del presidente Rafael Correa de reformar el
Código del Trabajo y la Ley de Seguridad Social.
En ese acto, el mandatario firmó y entregó el paquete de enmiendas a la titular de la Asamblea, Gabriela Rivadeneira, con lo que formalizó la propuesta dividida en cinco ejes: derecho a la estabilidad laboral, búsqueda de la equidad, modernización del sistema laboral, democratización de la representación laboral y universalización de la seguridad social.
La iniciativa plantea la erradicación del contrato a plazo fijo y presenta la figura que prohíbe despedir a mujeres embarazadas y dirigentes sindicales.
Arropado de cientos de simpatizantes, Correa argumentó que en el actual código laboral "todavía existen contratos caducos, como aquel denominado de plazo fijo, en el cual el trabajador podía ser despedido después de 2 años, sin que medie indemnización ni razón alguna".
Una nueva regla, que busca la equidad, establece límites a las brechas salariales entre quienes más ganan en una empresa y los que menos ingresos obtienen.
"No puede haber un empresario en el Ecuador que pueda dormir tranquilo con riquezas excesivas y pagando el mínimo de sueldo a sus trabajadores", precisó Correa al tiempo de explicar que muchas veces los sueldos exagerados de los empresarios se disfrazan las utilidades que deberían repartirse entre todos los trabajadores.
El proyecto de Correa también abarca la modernización del sistema laboral en el país y la democratización de la representación laboral a través del voto universal y secreto para que los trabajadores elijan a sus representantes y dirigentes.
Una seguridad social universalizada que incluya a las personas que tradicionalmente han quedado fuera de este sistema, es otro alcance de esta reforma.
El jefe de Estado resaltó la importancia de impulsar la supremacía del trabajo humano sobre el capital. Aludiendo a una cita bíblica ('si alguno no quiere trabajar, entonces que no coma'), el dignatario dijo que "reconocer nuestros derechos también significa reconocer nuestros deberes".
Este masivo acto tuvo lugar la misma fecha en que se recuerdan 92 años de una marcha de obreros que terminó en masacre.
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