Marcela Belchior
Adital
Los altos índices de
homicidios registrados en el municipio de San Pedro Sula (Departamento de
Cortés), el segundo más poblado de Honduras y considerado el más violento del
mundo, ha obligado a sus jóvenes a abandonar la ciudad en búsqueda de nuevas
perspectivas. Ellos huyen del contexto en el que viven acosados por grupos
criminales organizados, en especial los traficantes de drogas y de personas, y
se arriesgan en las rutas de migración de Centroamérica rumbo al norte del
continente. Quién cuenta esta historia es el proyecto "En el camino",
de la Red de Periodistas de a Pie, que relata los casos vividos en las
fronteras estadounidense.
Según el Observatorio de
la Violencia de Honduras, por cada 100 mil habitantes del país, 187 mueren
asesinados en San Pedro Sula, es decir, 20 veces más que el estándar mundial de
tolerancia de homicidios, que es del orden de 8,8. En el interior del
municipio, el barrio Rivera Hernández es el más peligroso. Sólo en 2013, esta
localidad registró un promedio de 21 personas asesinadas por mes, en sus 62
colonias, donde viven 150 mil habitantes. "Mencionar en voz alta las
palabras Rivera Hernández en un lugar público de la ciudad alarma algunos, que
miran con desconfianza y miedo a quien se atreve a romper el tabú", relata
el reportaje del proyecto,
publicado recientemente.
J. M. y su primo M. S. M. (ambos de 17 años) descansan en el albergue para migrantes en la ciudad de Tlaxcala, México, después de 3 semanas de viaje. Foto: Pepe Jiménez. |
Uno de los más recientes casos de violencia en la
localidad produjo la muerte de cinco adolescentes. La versión oficial del
asesinato señala a las victimas víctimas como miembros del grupo criminal Barrio 18 que, desde la década de 1980,
ha mantenido una guerra urbana con el grupo Mara
Salvatrucha 13 (MS13), conflicto que proviene de la ciudad estadounidense
de Los Ángeles (Estado de California), donde nascieron ambos grupos, hasta
Centroamérica [hacia donde fueron deportados].
El reporte cuenta que
los jóvenes vivían en la colonia Cielito
Lindo. La policía los detuvo "por escándalo público" y, 48 horas
más tarde, los soltó en medio del territorio de la MS13, lugar donde esta
pandilla se publicita en las paredes con mensajes como "el grupo que no
perdona: matamos, velamos y enterramos". Los dos muchachos lograron correr
una cuadra [unos cien metros] antes que fueran asesinados a balazos. Uno de
ellos trataba de buscar protección en la estación de policía, pero antes de
llegar, fue asesinado; el otro fue llevado herido en un vehículo a un hospital
y no en una ambulancia. "Donde sí, podrían haberlo atendido para evitarle
la muerte", destaca el texto.
"Es evidente que
hay un comportamiento sádico de la policía porque ellos saben que dejarlos que
salgan y atraviesen sectores [controlados por grupos rivales] contrarios, es
como una sentencia de muerte", señala Javier Canales, asistente regional
de la Alianza por la Paz y la Justicia, especializado en el análisis de
pandillas y grupos delictivos en Honduras. Días después del crimen, estudiantes
de la localidad, escoltados por militares, realizaron una marcha por las calles
de la ciudad por el derecho a vivir una infancia y adolescencia sin violencia.
Estudiantes de San Pedro hacen marcha contra la violencia. Foto: Rodrigo Soberanes. |
La mayoría de los niños
y adolescentes que intentan cruzar la frontera se dirige a los Estados Unidos.
En este caso, la migración infantil es afectada en una red de corrupción,
protagonizada por traficantes de personas, conocidos como "coyotes”, que
extienden sus brazos desde Centroamérica hacia el interior de Estados Unidos.
"Una telaraña en que casi todos sus hilos son controlada por la delincuencia
organizada, especialmente bandas de narcotráfico”, señala el reportaje.
La tarifa [cobrada por
esta red] por su "servicio” es una de las más caras de la región, llegando a 5
mil dólares por persona, ofreciendo traslado en autobús de lujo desde San Pedro
hasta la frontera mexicana con Estados Unidos. La mayoría de los jóvenes que se
arriesgan a esa suerte espera librarse de las amenazas de
las pandillas del municipio.
(Informaciones de
reportaje de Rodrigo Soberanes Santín)
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