Las
últimas amenazas lanzadas por miembros de la ultraderecha colombiana
relativas a intentar acabar con la vida de uno de los negociadores de
las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en los diálogos
de paz y la exsenadora colombiana Piedad Córdoba, no serán capaces de
obstaculizar la continuación del proceso de paz en el país suramericano,
ha afirmado Córdoba.
“Si esto llegara a ocurrir, le pedimos al país (...) que por nada del mundo este proceso se puede abortar”, ha recalcado este miércoles la exsenadora.
Al deplorar la decisión de cierto grupo de personas de obstruir el fin del conflicto armado en Colombia, Córdoba ha manifestado que la ultraderecha de su país pretende "volar en mil pedazos" el proceso de paz entre las FARC y el Gobierno de Bogotá.
Asimismo, ha exhortado al Gobierno y a la nación colombiana a que en el caso de que las amenazas se hagan realidad, “este proceso se tiene que continuar porque Colombia merece la paz”.
El ambiente de Colombia, ha añadido Córdoba, es muy especial y delicado, ya que existen personas que pretenden debilitar y frustrar el proceso de paz, el cual está en vigor desde noviembre de 2012.
El pasado martes, la exsenadora colombiana informó que habían llegado a su poder pruebas que demuestran que ciertas personas diseñaron un plan para atentar contra uno de los negociadores de las FARC en los diálogos de paz, concretamente contra Félix Antonio Muñoz, alias Pastor Alape; contra ella misma; y contra el portavoz del partido Marcha Patriótica, al que ella también pertenece.
"Existe intención de la ultraderecha de este país y además de sectores internacionales al servicio de la desestabilización del proceso de paz (...) para hacer un atentado en La Habana, Cuba, a alguno de los miembros de la mesa, entre ellos a un recién llegado, Pastor Alape", anunció.
La guerrilla de las FARC y representantes del Gobierno del presidente colombiano, Juan Manuel Santos, iniciaron las conversaciones de paz en noviembre de 2012 para tratar de poner fin a un conflicto armado de más de medio siglo, y que ha dejado 220 mil muertos y 5,3 millones de desplazados, según cifras oficiales.
mno/anz
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