La consulta popular es la primera en 22 años de democracia, la tercera en todo el período republicano y ocurre en medio de un proceso de restauración del orden constitucional que tiene entre sus prioridades impulsar la equidad social.
Los que opten por el sí el domingo, votarán por una enmienda de la Carta Magna que permitirá a los connacionales residentes en el exterior ejercer el derecho al voto en los comicios generales.
El no, significa retrotraerse al pasado e impedir saldar la deuda con los más de dos millones de paraguayos (datos extraoficiales) que viven en el extranjero; unos salieron perseguidos por la dictadura, y otros, agobiados por la pobreza.
En una reunión de septiembre pasado, el presidente Fernando Lugo subrayó que el referendo tendrá importancia especial para la democracia del país y llamó a fomentar la participación ciudadana.
Ese proceso es un elemento clave para fortalecer el sistema democrático, mediante una ciudadanía consciente y responsable, y llamada a exigir "el cumplimiento de sus responsabilidades a las autoridades públicas", señaló.
La pregunta que debemos hacernos -dijo Lugo- es qué clase de democracia queremos para el futuro: "Una democracia basada en la representación política o una democracia donde conviven representación con participación ciudadana en la toma de decisiones", acotó.
El referendo será un hito en la definición de la "democracia que deseamos y por la que trabajamos", aseguró.
Se estima que el voto de los connacionales en el exterior puede modificar, inclusive, el mapa político de las elecciones generales del 2013.
Estamos a punto de inaugurar una nueva historia y dar un gran salto político, expresó el diputado Víctor Ríos, proyectista de la iniciativa, en la teleconferencia "Diálogos Paraguay", que enlazó el domingo último a Asunción con las ciudades de Buenos Aires, San Pablo, Nueva York y Madrid.
En su opinión, el proceso "marca una ruptura y salto cualitativo en la historia de Paraguay", y sólo es comparable con el logro del voto femenino, "cosa que costó sangre, sudor y lágrimas".
Al inaugurarse ayer aquí un congreso de migrantes paraguayos, el secretario general de la Presidencia, Miguel López, rindió homenaje a la ciudadanía que está fuera del país y "gloria a su esfuerzo y sensibilidad al impulsar" la medida que posibilitó la aprobación del proyecto de ley sobre el referendo del 9 de octubre.
Si "esta confluencia sin colores y sin ideologías garantizó la posibilidad de votar por el sí, de permitir el voto de los connacionales en el exterior, por qué entonces -se preguntó- no podemos avanzar juntos en otros tantos asuntos".
El funcionario subrayó que se puede avanzar y lograr "lo que necesitamos", sin distinciones políticas para "tener un país desarrollado y con empleo".
Para el vicepresidente de la nación, Federico Franco, "está llegando el momento de la unión de la familia, de crear condiciones para que, poco a poco, los emigrados retornen a esta tierra".
Franco pidió disculpas en nombre del gobierno por aquellos que prohibieron en 1992 el voto de los paraguayos residentes en el exterior.
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