Somos un Colectivo que produce programas en español en CFRU 93.3 FM, radio de la Universidad de Guelph en Ontario, Canadá, comprometidos con la difusión de nuestras culturas, la situación social y política de nuestros pueblos y la defensa de los Derechos Humanos.

martes, 13 de septiembre de 2011

Democracia vacía

Marielos Monzón 
La salida de la dictadura hacia la democracia requirió de un pacto político de mínimos. Los mínimos necesarios para encaminar al país por un rumbo distinto al de las libertades y derechos conculcados, al de la represión y el terrorismo de Estado. Así surgió la Constitución del 85 y el actual sistema electoral y de partidos políticos. Nos encontrábamos aún en el marco de la guerra contrainsurgente y esa fue la lógica que privó y desde la que se pudo llegar a acuerdos. Superada la transición hacia la democracia, el pacto debió revisarse, pero esto no sucedió.

La reforma constitucional promovida tras la firma de los acuerdos de paz fue quizá el intento más cercano de transformación de las condiciones imperantes, pero la misma se perdió en las urnas.

A juzgar por el devenir del país en estos 25 años, y a la luz de lo ocurrido en este proceso electoral, queda claro que ese pacto se agotó y que ya no responde —hace años, por cierto— al anhelo ciudadano de más y mejor democracia. Con el paso del tiempo el deterioro ha sido evidente, y la nuestra se ha convertido en una democracia vacía, de cascarón, sin contenido.

Nos enfrentamos al debilitamiento permanente de la institucionalidad, a la precariedad de la gobernabilidad democrática, a una autoridad electoral con un peso tan mínimo que sus resoluciones son burladas de manera permanente por las agrupaciones políticas. El Mirador Electoral (ME) calificó al 2011 como “el año de la impunidad de los partidos políticos”, los cuales iniciaron una campaña anticipada, violaron los techos establecidos para el gasto, los controles al financiamiento público y la información sobre el financiamiento privado. Al final resultaron ganadores los partidos que invirtieron sumas millonarias en publicidad, porque el sistema está hecho para eso: para que gane quien de más dinero disponga. Por eso, el debate político sobre los temas de fondo estuvo ausente y la banalidad dominó la escena electoral.

La porosidad del sistema permite el financiamiento ilegítimo e ilegal. El poder económico de la oligarquía se ve disputado por grupos emergentes, entre los que destacan el crimen organizado y el narcotráfico, y eso no se había previsto. La cooptación en todos los niveles —empezando por el local— de las estructuras partidarias resulta en el ejercicio del poder en beneficio de los financistas y sus agendas, y no en el de la ciudadanía y sus necesidades. “Pago de facturas de la campaña”, que le dicen.

Cada cuatro años los guatemaltecos votamos, pero no elegimos. Los partidos seguirán naciendo y muriendo, porque no son institucionales, porque carecen de ideología, porque son excluyentes y no representativos y porque son meros vehículos electorales.

La reforma política se hace impostergable si queremos terminar con esta democracia de mentiras. Se requiere un nuevo pacto para la transformación del sistema —ya no más parches— y a la vez, un acuerdo en materia fiscal que aborde la temática en su integralidad. No queda otro camino; es eso o dejar que el barco, que hace agua por todos lados, se hunda con todos adentro.

1 comentario:

Profesor GuevaraG dijo...

Interesan todos los casos de atascos de las democracias. Sin cinismo, tendríamos q decir q pasa en todas. Las democracias -es nuestro concepto- deben ser entendidas como procesos de un ciclo largo, cambiante, exigente, etc. En Venezuela, las Universidades estamos proponiendo el "Proyecto Bicentenario", dentro del cual la idea de un "Observatorio de la Sostenibilidad Democrática". En Twitter: @prbicentenario Personal: sjguevaragarcia@gmail.com