De acuerdo con esa institución, defensora de los derechos humanos de la población infantil, los niños evaluados padecen de ataques de pánico, pesadillas nocturnas, insomnio y temor a los agentes de seguridad.
Los graves cuadros de terror fueron comprobados durante una visita de miembros de la organización a las cooperativas campesinas Los Rigores, La Confianza y Maratones, donde los menores son testigos de los asesinatos contra campesinos que reclaman como suyas las tierras en manos de los terratenientes.
"De este modo el Bajo Aguán se ha convertido en territorio de conflicto permanente, en los que las violaciones a los derechos humanos se han sistematizado hasta generar un estado alarmante de la normalización de la violencia", destacó un informe de la organización humanitaria.
De acuerdo con el texto, hay lugares del noreste hondureño donde las familias campesinas se encuentran alojadas en centros comunales, después de que la policía les destruyó sus casas.
Asimismo, destaca que unas tres mil 500 familias campesinas viven en el Bajo Aguán tratando de cultivar granos básicos para calmar el hambre que padecen, pero se lo impide la voracidad de poderosos terratenientes.
A principios de este mes, el presidente hondureño, Porfirio Lobo, decretó la militarización de la zona y desplegó unos 600 soldados y policías tras los enfrentamientos por el acceso a la tierra, que ha ocasionado la muerte de 40 personas.
Sin embargo, la iniciativa del gobierno sembró la desconfianza entre los labriegos, quienes dudan que las verdaderas intenciones de las fuerzas castrenses sean las de restituir el orden.
Los labriegos confesaron a medios de prensa temer por la presencia masiva y permanente de policías y militares en el área.
Ellos no vienen a hacer nada en favor de nosotros, sino a proteger a los terratenientes, a los delincuentes, declaró a la prensa el portavoz del Movimiento Unificado Campesino del Aguán, Vitalino Álvarez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario