El pasado primero de marzo Trump anunció la introducción de un arancel del 25 por ciento sobre el acero y del 10 por ciento sobre el aluminio. A continuación, se presenta un examen de las condiciones que enfrenta la industria del acero en Estados Unidos y su relación con el anuncio reciente. El diagnóstico se basa en lo fundamental en un informe reciente del Departamento de Comercio y la Oficina de Industria y Seguridad de Estados Unidos publicado en enero de 2018, que da cuenta de los efectos de las importaciones de acero para la seguridad de los Estados Unidos.
Primero se tiene que recordar que la industria del acero es clave por los fuertes encadenamientos productivos que genera, particularmente con la construcción, la metalmecánica, la industria automotriz y la industria militar. Una conclusión principal del informe es que las importaciones de acero están debilitando la economía nacional y amenazan con dañar la seguridad nacional de los Estados Unidos. Entre otras cosas el informe destaca:
La economía estadounidense ha elevado su consumo interno de acero en industrias críticas de 33.7 millones de toneladas métricas (mtm) en 2001 a 54 mtm en 2017.
Entre 2001-2016 y 2017 la demanda global de acero se elevó de 105.5 a 107.3 mtm (o un crecimiento de 1.7 por ciento), pero la producción nacional se redujo al pasar de 84.6 a 81.9 mtm (o una caída de 3.2 por ciento).
Frente a la caída de la producción, destaca que la capacidad productiva se ha mantenido relativamente constante; en 2017 se ubicó en 113.3 mtn. Ello significa que la industria del acero opera aproximadamente al 72.3 por ciento de su máxima capacidad, casi dos puntos porcentuales menos con respecto al periodo 2001-2016.1
Considerando que, de la producción nacional de acero en 2017, aproximadamente 10.1 mtm se destinaron a exportaciones, se tiene que la demanda nacional faltante, aproximadamente 36 mtm, se cubrió con cargo a importaciones. El informe apunta que la economía estadunidense profundizó su dependencia importadora al pasar de 30.1 por ciento a 33.8 por ciento entre 2001-2016 y 2017 (ver gráfica 1).
En 2016, Estados Unidos figuró como el segundo mayor importador de acero en el mundo (se considera como indicador el capítulo 72 del Sistema Armonizado), con una participación relativa de 7.7 por ciento, por debajo de Alemania (con el 8.3 por ciento) y por encima de China (con el 6.1 por ciento). De hecho, la relación importaciones a exportaciones de acero fue de 4 a 1. Se enfatiza que las importaciones de acero tienen un precio sustancialmente más bajo que el acero producido en los Estados Unidos.
El documento apunta que la acentuación de la dependencia importadora, ha tenido un impacto adverso en la industria estadounidense que se ha reflejado en: numerosos cierres de fábricas; una disminución sustancial del empleo (de 218 mil a 142 mil entre 1997-2017 o una caída acumulada de 35%), pérdida de ventas domésticas y de participación de mercado, et.al. Todo lo cual ha provocado que la industria nacional del acero opere en promedio con ingresos netos negativos desde 2009.
El informe plantea una estrategia de reactivación de la industria basada en la reducción de las importaciones a un nivel que, en combinación con una “buena gestión”, permita a la industria operar al 80 por ciento o más de su capacidad productiva instalada. Se estima que, elevando la tasa de operación a por lo menos un 80 por ciento, la producción se elevaría a 90.6 mtm y la penetración importadora se reduciría de 33.8 a 22 por ciento (ver gráfica 1).
Habría que evaluar hasta qué punto ésta medida (y en caso de aprobarse), junto con el plan fiscal en marcha, serían suficientes para reactivar a la industria, sin que ello provoque aumentos significativos de precios a los consumidores de acero.
¿Qué países perderían con la medida arancelaria de Trump?
Según datos de la World Steel Association (2018) en enero de 2018, 13 países produjeron más de 123 mtm de acero (88.3 por ciento de la producción mundial), China fue responsable del 48 por ciento de la producción mundial (con 67 mtm); Japón e India ocupan la posiciones dos y tres; Estados Unidos fue el cuarto productor mundial con una participación de 4.9 por ciento; Rusia se situó en la posición 6 con 4.1 por ciento y México ocupó el lugar 13 con una participación relativa de 12 por ciento.
Desde una perspectiva de mediano plazo destaca que entre 2007-2016, China ha elevado su participación relativa en la producción de acero de 36 a 49.65 por ciento, mientras que Estados Unidos redujo su participación de 7.28 a 4.82 por ciento. Entre 2010-2016 la producción mundial de acero presentó una TCPA de 2.14 por ciento, pero China fue responsable de casi el 90 por ciento de ese crecimiento.
A la alta concentración por países, se suma una alta concentración a nivel de empresa, de hecho, 50 empresas participaron con el 58.1 por ciento de la producción mundial en 2016, mientras, las primeras diez explicaron el 27.1 por ciento, destaca que entre las primeras diez empresas se encuentran seis empresas chinas.
Entre los principales países exportadores de acero a Estados Unidos se encuentran: Canadá (con una participación relativa de 19.4 por ciento); Brasil (con 9.9 por ciento); Corea (con 8 por ciento); México (con 6.7 por ciento), Rusia (6.1 por ciento) y China aparece en el lugar 10 (con 3 por ciento). No obstante, como refleja el cuadro 1, dichas economías se enfrentan a diferentes tasas arancelarias en Estados Unidos, con ello resulta que son Brasil, Rusia, Noruega y China las economías que pagan cerca del 70 por ciento del arancel cobrado por Estados Unidos. Es decir, éstos países serían los principales perdedores del posible incremento arancelario y a nivel micro, serán las empresas chinas las máximas perdedoras.
En suma, el anuncio del incremento arancelario en los Estados Unidos, se basa en un diagnóstico serio de la industria en Estados Unidos. El informe del Departamento de Comercio subraya la necesidad de reactivar a la industria acerera, achicando la dependencia importadora al tiempo que se empuja un proceso de sustitución de importaciones. A la par del anuncio del pasado jueves, Tump se reunió con industriales de la siderúrgica nacional y les comentó “ustedes tendrán protección por mucho tiempo. Deben reconstruir su industria, es todo lo que pido” (La Jornada 02.02.2018).
Se espera que éste fin de semana ocurra el anuncio oficial, pero hay que esperar, pues la iniciativa ha confrontado a Trump con Wall Street, el Partido Republicano y con su propio gabinete. Ello en virtud de que el anuncio suscitó diversas reacciones de la comunidad internacional, particularmente de la Unión Europea, China, Canadá y Alemania, todo lo cual encendió las alarmas de una probable guerra comercial. De paso, la declaración se ha convertido en un mecanismo de presión en la renegociación del TLCAN, pues Trump y su ministro de comercio, han planteado la posibilidad de que México y Canadá no enfrenten tales aranceles siempre y cuando ofrezcan términos más favorables en la renegociación del acuerdo.
Referencias:
Department of Commerce. 2018. The effect of imports of steel on the national security. An investigation conducted under section 232 of the trade expansion act of 1962, as amended . U.S. Department of Commerce, Bureau of Industry and Security, Office of Technology Evaluation, January 11.
[http://www.commerce.gov/sites/commerce.gov/files/the_effect_of_imports_of_steel_on_the_national_security_-_with_redactions_-_20180111.pdf]. Fecha de consulta: 07.03.2018.
La Jornada. 2018. “Provoca Trump posible guerra comercial por aranceles al acero”. La Jornada, 2 de marzo. [http://www.jornada.unam.mx/2018/03/02/economia/018n1eco]. Fecha de consulta: 02.03.2018.
MagicPlus. 2018. Módulo para Analizar el Crecimiento del Comercio Internacional.
[http://www.cepal.org/magic/home/]. Fecha de consulta: 07.03.2018.
World Steel Association. 2018. Estadísticas. [http://www.worldsteel.org/steel-by-topic/statistics.html]. Fecha de consulta: 07.03.2018.
Nota:
1 En 2016 de las principales 10 economías productoras de acero en el mundo, solo Corea y Japón operan al 80 por ciento de su capacidad; México y Rusia operan al 75 y 76 por ciento; el resto (Canadá, Brasil Turquía, Alemania, Vietnam y China), operó con una tasa de uso inferior al 76 por ciento.
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