Ángel Guerra Cabrera
La Jornada
La oposición en
Venezuela está dividida y su base desmoralizada pues el chavismo logró
una victoria contundente en la elección a la Asamblea Nacional
Constituyente. El plan golpista del imperio fracasó momentáneamente. El
ataque al fuerte Paramacay fue un acto desesperado de quienes no han
podido en más de 100 días de violencia fascista quebrar la cohesión de
la Fuerza Armada Nacional Bolivariana ni la unidad cívico-militar.
El chavismo arrebató la iniciativa política a sus adversarios. Si no
sobrestima la ventaja obtenida, es razonable afirmar que puede acumular
nuevas victorias tácticas conducentes a la postre al triunfo estratégico
que tanto necesita, a romper con el equilibrio inestable que mantienen
desde hace años las dos fuerzas en pugna. Por un lado, el imperialismo
estadunidense y la oligarquía y derecha locales. Por otro, el pueblo
venezolano con el apoyo de sus hermanos latino-caribeños, de las fuerzas
populares en otras regiones y de potencias como China y Rusia.
Pero Venezuela nunca estuvo sometida a un cerco desestabilizador de
la magnitud del actual, incrementado a partir de la elección del 30 de
julio. Ningún otro país en el mundo conoció una embestida igual de
mentiras y calumnias, a través de las redes digitales y de las
tradicionales. Guerra feroz: mediática, económica y diplomática de
Estados Unidos y sus gobiernos títeres, que busca derrocar al presidente
legítimo Nicolás Maduro Moros y liquidar las conquistas de América
Latina y el Caribe en la lucha por su unidad e integración.
Así lo valoró el martes 8, en Caracas, la Sexta Reunión
Extraordinaria del Consejo Político de la Alianza Bolivariana para los
pueblos de Nuestra América (Alba-TCP), después de reconocer y felicitar
al pueblo venezolano por la elección de la Asamblea Nacional
Constituyente (www.granma.cu/mundo/2017-08-08/en-venezuela-se-libra-hoy-la-batalla-de-ayacucho-del-siglo-xxi):
Reiteramos que las sanciones económicas de carácter unilateral impuestas contra el pueblo venezolano constituyen una clara violación del derecho internacional, de los derechos humanos y una inaceptable aplicación intervencionista que tiene como único objetivo afectar de manera directa al pueblo y gobierno bolivariano de Venezuela para conseguir con ello un cambio de régimen. Añade,
los enemigos históricos de la integración latinoamericana y caribeña han lanzado una guerra no convencional contra los pueblos que más la han defendido, cuyo único objetivo es destruir los avances alcanzados en la región, dividirnos e imponer nuevamente el modelo económico neoliberal para así poder dominar y controlar nuestras riquezas y someternos al control de los intereses transnacionales.
Sigue diciendo:
la defensa de Venezuela y de su revolución no es problema exclusivo de los venezolanos. Es causa que convoca a todos los que luchamos por la verdadera independencia en América Latina y El Caribe. En Venezuela se libra hoy la batalla de Ayacucho del siglo XXI.
Lo suscribo. En Venezuela está en juego la segunda independencia de
nuestra América. Una eventual derrota de la revolución bolivariana
colocaría en grave peligro a Bolivia, Ecuador, Nicaragua, El Salvador, a
los estados insulares caribeños miembros de la Alba y a los movimientos
populares de la región. Significaría, además, para Cuba, un rudo golpe
que llevaría a la intensificación de la hostilidad de Washington si
fuera poca la actual del gobierno de Trump. La reunión de Caracas,
además de condenar el muro que se erige en la frontera norte de México
como una expresión de discriminación y rechazo a los migrantes de toda América Latina y el Caribey repudiar las deportaciones masivas de migrantes, expresó: “reiteramos nuestro más firme rechazo a la política hacia Cuba anunciada por el gobierno de Estados Unidos (…) que revierte avances alcanzados en los dos últimos años y constituye un retroceso en las relaciones entre ambos países y fortalece el injusto e ilegal bloqueo ec
onómico, comercial y financiero…”
También se pronunció por establecer un diálogo constructivo y
respetuoso para avanzar en la estabilidad política y económica de
Venezuela y apoyó la iniciativa del Caricom para acompañar un diálogo
entre el gobierno y la oposición que busca la paz en el país.
Sólo el irrestricto respeto a su soberanía por todos los países y
organismos internacionales y a la vocación de diálogo y paz del chavismo
puede evitar en Venezuela un recrudecimiento del conflicto, de
consecuencias trágicas.
Twitter:@aguerraguerra
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