La violenta manifestación de cientos de supremacistas blancos en
Charlottesville, Virginia, hace tres días ocurrió como parte del
considerado hoy resurgimiento de los grupos de extrema derecha en
Estados Unidos, según diversas voces.
A juicio de estudiosos del tema, tal sector de la sociedad
norteamericana muestra nuevas señales de activismo con protestas en
calles, plazas, campus universitarios y otros espacios públicos, además
de las acciones en Internet.
Varias décadas atrás ese fenómeno carecía de la fuerza que evidencia
en los últimos dos años, afirman los expertos al referirse como punto de
giro a la campaña hacia la Casa Blanca del presidente Donald Trump.
Según el Centro legal para la pobreza sureña, dedicado a seguir los
grupos y actos racistas en este país, las acciones a favor de la llegada
al poder del gobernante coquetearon fuertemente con ideas extremistas.
Mark Potok, director de dicha entidad, apuntó en un reporte sobre
muestras de odio en los últimos 12 meses que la derecha radical vio en
Trump a un campeón de la idea de que Estados Unidos es fundamentalmente
un país de hombres blancos.
Al mismo tiempo, y en lugar de ocultarse, las agrupaciones
extremistas han salido a las calles autoproclamándose como protectores
de la libertad de expresión y sosteniendo que el conservadurismo es la
nueva contracultura.
Datos del mencionado centro apuntan que a finales de 2016 operaban en
Estados Unidos 917 grupos organizados de odio, sin dejar de reconocer
que la cifra puede ser mayor.
Entre tales conglomerados se encuentran los antimulsumanes, que eran
101 el año pasado, los neoconfederados (43) y los antiinmigrantes (14),
algunos de estos últimos con sedes cercanas a la frontera con México.
Por su parte, el número de capítulos del Ku Klux Klan descendió a 130
en 2016, en contraste con los 190 contabilizados el año precedente.
(Con información de Prensa Latina)
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