Miguel Badillo,Red Voltaire
Fuentes del gobierno confirmaron las pláticas
“informales” que ya sostienen con su contraparte estadunidense y se
quejaron de las presiones de Washington, pues mientras los funcionarios
gringos exigen al gobierno mexicano que rubrique dicho acuerdo 98
–México ha firmado siete de los ocho convenios fundamentales–, Estados
Unidos sólo ha aprobado dos principios básicos de la OIT.
El gobierno de Canadá habría cedido a las presiones estadunidenses al
firmar dicho convenio antes de las negociaciones del TLCAN, por lo que
Estados Unidos enfila sus baterías a México y ya presiona para llegar
con ventaja a la mesa de negociación, algo muy dado en los abusivos
negocios a los que acostumbra Donald Trump.
Por su lado, los negociadores mexicanos y canadienses en materia
laboral prevén hacer equipo para enfrentar a Estados Unidos y obligarlo
en materia laboral a que rubrique los seis convenios que se ha negado a
reconocer como un derecho en favor de los trabajadores en ese país.
El Consejo de Administración de la OIT ha establecido que en los ocho
convenios considerados como principios y derechos fundamentales en el
trabajo, se protege la libertad de asociación y la libertad sindical, el
reconocimiento efectivo del derecho de negociación colectiva, la
eliminación de todas las formas de trabajo forzoso u obligatorio, la
abolición efectiva del trabajo infantil y la eliminación de la
discriminación en materia de empleo y ocupación.
En la actualidad, suman más de 1 mil 367 ratificaciones de estos
convenios, lo que representa el 91.4 por ciento del número posible, pero
aún faltan 129 ratificaciones para lograr el objetivo universal.
Los ocho convenios y principios fundamentales incluidos en la
Declaración de la OIT (que en México son violados permanente en todo el
país) son:
Convenio número 87, sobre la libertad sindical y la protección del
derecho de sindicación, 1948.
Convenio número 98, sobre el derecho de sindicación y de negociación
colectiva, 1949.
Convenio número 29, sobre el trabajo forzado, 1930.
Convenio número 105, sobre la abolición del trabajo forzoso, 1957.
Convenio número 138, sobre la edad mínima, 1973.
Convenio número 182, sobre las peores formas de trabajo infantil, 1999.
Convenio número 100, sobre igualdad de remuneración, 1951.
Convenio número 111, sobre la discriminación (empleo y ocupación), 1958.
En la mesa de negociación en materia laboral dentro del TLCAN, el sector
empresarial ha fijado ya su postura para oponerse a que México apruebe
la firma del Convenio 98, porque según los dueños del dinero el país no
cuenta con un marco jurídico compatible, además de que la estructura
sindical ya existente “afectaría la productividad de las empresas”.
Por supuesto que los empresarios prefieren tener una mano de obra
barata sometida y sin capacidad organizativa, de tal forma que no exijan
mejoras salariales porque, según el sector empresarial, la
“productividad de las empresas” se vería afectada. Lo que también
quieren los empresarios es poder despedir en cualquier momento a los
trabajadores sin pagarles las liquidaciones de ley.
Esos argumentos son suficientes para que el sector empresarial se
oponga a que el Senado de la República apruebe la ratificación del
Convenio 98 de la OIT, en donde se avala la sindicación y la negociación
colectiva desde una perspectiva de fuerza, algo que espanta al
empresariado mexicano, el cual prefiere simular contratos colectivos con
representantes espurios de sindicatos charros, mismos que han
proliferado en todo el país y que lejos de atender los derechos de sus
agremiados se han vendido a los patrones.
En una declaración del empresario Gerardo Gutiérrez Candiani,
expresidente del Consejo Coordinador Empresarial, señalaba: “Nos
preocupa que pueda confirmarse (la firma del Convenio 98), porque puede
suscitar un rompimiento de los equilibrios y la paz laboral, así como
mermar la productividad. Constituiría un estímulo a la simulación en la
celebración de los contratos colectivos… la legislación vigente ya cubre
amplia y fundamentalmente el principio de protección al derecho a la
sindicación y de negociación colectiva”.
Con la negociación del TLCAN, en los próximos días volverá a la mesa
la discusión en México sobre ratificar o no el Convenio 98 y nuevamente
la Cámara de Senadores tendrá que discutir el tema en la tribuna, aunque
en años anteriores se ha rechazado ese derecho laboral, pues en México
los representantes del pueblo, como deberían de ser los legisladores,
están más preocupados en quedar bien con los dueños del dinero que en
proteger los derechos de los trabajadores del país, como lo demanda la
OIT.
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