La pupila insomne
Pedro Monreal (desde ahora PM), se embarca en un fatigoso inventario cronológico
de artículos publicados en el blog La Pupila Insomne con el peregrino
objetivo de atribuirles la invención y uso del término centrismo a los
autores de los textos que han abordado un fenómeno político e ideológico
que existe sustantivamente. Se supone, por lo tanto, que el autor no
pretenda negar la existencia en sí misma de los posicionamientos que se
denominan del centro político. Pero si no lo niega, entonces dedicar
esfuerzos a la arqueología de su uso local-insular es un ejercicio poco
menos que inútil. Porque como advierte Enrique Ubieta el asunto de su
nominación es irrelevante si no fuera porque necesitamos conceptuar las
ideas.
Al referirse a la selección de esos artículos, (la
“antología”, como la entrecomilla PM, y no se puede afirmar si para
enfrentar al lector a una cita o es un intento de descrédito), aclara
que no utiliza el término panfleto con una intención peyorativa, sino
sólo para identificar un tipo de “literatura de combate”. Sin embargo,
cuando un propósito subyacente pretende ocultarse con una advertencia
inicial, casi siempre resulta una confesión adelantada, y por ello
después el subconsciente termina revelando lo que niega: PM no puede
evitar el desliz de un juicio peyorativo al suponer que la reunión de
esos textos pretende darle un “cariz intelectual”. No hace mucho el
mismo PM le señalaba a un polemista, que sus opiniones no eran dignas de
tenerse en cuenta porque su nombre no aparecía registrado en
respetables índices académicos. Uno se pregunta para qué sirve la
ardorosa defensa de la democracia que hacen esos que después le niegan
la palabra y el juicio a quienes no consideran a su altura intelectual.
Es un método dogmático, que acaba de repetir el cantante Miguel Bosé
para dar ventaja al fascista Leopóldo López sobre el “chofer de bus”
Nicolás Maduro.
Si ya cualquiera sabe que no hablamos en
“prosa”, como creía aquel célebre personaje de Moliere, sin embargo hay
quien se reserva una estatura intelectual inalcanzable para los meros
combatientes en el campo de las ideas. Cierto onanismo académico no
aspira a que su sapiencia tenga como receptor final y más importante al
hombre común, y que este tenga la necesidad y el derecho de opinar sobre
el resultado de sus propuestas, fruto de la injusta división del
trabajo en virtud del cual unos disponen y disfrutan del ocio creador,
mientras otros crean la riqueza que se lo permite. Quizás escriben para
los papers y los currículos académicos. En todo caso debemos recordar
que la nobleza obliga.
Y al no obedecer esa vieja sabiduría, el
intento desacreditador le resulta fatal a PM. Veamos qué omite, qué
niega y qué evita.
En ningún momento abandona su inventario
estadístico para exponer argumentos que demuestren que los autores de la
antología destilan el “veneno impreso” que le atribuye a los
“panfletos”. Es decir, no argumenta si las propuestas y las ideas de los
autores que se discuten en esa recopilación, adoptan o no posiciones políticas e ideológicas de centro,
y por lo tanto en qué se equivocan los “panfletistas” de la antología.
Quizás eso bastaba en lugar del intento de desdorar a otros desde la
superior poltrona de un estadístico académico, que revela en su sospecha
de que esa selección pretendía darle un cariz intelectual. PM no se
atreve a revelar claramente su juicio peyorativo, que se adelanta a
negar al principio, quizás porque lo que se insinúa es más sugerente, y
venenoso que lo que se declara. Por fortuna la “antología” no hace uso
de esas artes de la mala polémica sino del lenguaje alto y claro que
tanto molesta a los moderados que desean persuadir al capitalismo.
Así, vemos que en lugar de un elemental ejercicio argumentativo, PM
sólo hace un arduo ejercicio cronológico con la esperanza de apuntalar
los dos sustantivos que adornan su título: la invención y la ausencia.
La existencia de las políticas e ideologías centristas, o úsese el
término que se quiera, en todo caso no es una invención de nadie ni nace
en la fecha que compila. Como cualquier fenómeno político-social que
previamente exista, fue más bien un descubrimiento, y de más vieja data
que la fecha de génesis que PM fija, porque apareció hace mucho como práctica
en el escenario político mundial, de manera que excede los límites
insulares. A no ser que PM quiera ajustarse sólo al término “centrista”
entre nosotros, lo que resultaría más que baladí, y no a la sustancia
objetiva de ese posicionamiento político, ampliamente analizado por
investigadores y analistas de distintas geografías. Pero un texto que
debe ser breve no puede rastrear esa historia. En su lugar debemos
subrayar que PM, si se quiere limitar al ámbito cubano, olvida, o no
conoce, que el uso del término objeto de sus desvelos salta a la
palestra de los debates en un momento anterior a su inquietante
aparición en el blog que él antologa. Es la omisión que comete, la
brecha que deja en su cuidadosa cronología, y a la que nos vamos a
referir en un momento.
Antes digamos que el camino más eficaz
para demostrar esa falta de un prestigioso “barniz” intelectual en los
textos de la “antología” sobre el centrismo, podría ser dar él mismo un
ejemplo intelectual a los que acusa de panfletarios, y no tratar de
negar la íntima relación que tiene toda la obra y la acción de Fernando
Martínez Heredia con la ideología comunista, y por ende anticentrista,
en cualquiera de los matices o metamorfosis de ese posicionamiento, y
desde la base meridianamente marxista, comunista y revolucionaria de
nuestro pensador. No creemos que PM haya tratado de demostrar lo
contrario, sólo basado en que el autor de Las ideas y la batalla del Che, En el horno de los 90, o El corrimiento hacia el rojo,
no usó la palabra centrismo en la respuesta de la entrevista que cita, o
cualquiera de sus posibles variantes o sinónimos. No sería de esperar
que quien nos recuerda que un panfleto es un veneno impreso, a su vez
administre la pócima de tan débil argumento. Entre otras muchas razones
que no son del caso, debemos tener en cuenta que Fernando Martínez
Heredia nunca optó por enviar sus textos a determinadas plataformas y
sí, y varias veces, a La Pupila Insomne, lo cual es ya toda una toma de
posición. Pero lo importante es que la obra completa de Fernando es un
mentís rotundo a la pertinencia de cualquier matiz centrista que nos
proponga un socialismo que diluya las contradicciones fundamentales,
llame a moderar la política, a persuadir al Capital, a suavizar su
salvajismo intrínseco, e intentar en Cuba otra que no sea socialismo,
temas sobre los que debiera disertar PM en vez de inventar una
impostura.
Eso basta para refutar el buen intento de PM de
separar a Fernando de un posicionamiento en la polémica que
legítimamente subyace, como sólida refutación, en toda su obra. Pero si
de sutilezas se trata y nos fijamos sólo en la entrevista a que se
limita PM para estimular su propia inventiva, obsérvese que a la
pregunta de la periodista: “Fernando, usted mismo ha alertado de
la existencia en Cuba de un nacionalismo de derecha, que está en contra
del bloqueo pero también implícita o explícitamente en contra de la
Revolución, invocando posturas centristas.”, el entrevistado inicia su respuesta con una conjuntiva que enlaza y acepta la idea anterior en la propuesta de la periodista: “ Y un nacionalismo de derecha incluso que tiene una acumulación cultural a la cual referirse”. Pero
ese argumento no es ni necesario. La no participación de Fernando en el
“laboratorio de ideas” es una prueba más que elocuente del significado
de su silencio y la opción de su medio para publicar algunos de sus
textos.
Pero he aquí que tenemos una sorpresa final: el
oficiante del inventario comete una omisión en su meticulosa lista de
textos anticentristas, y aunque menciona a Emilio Ichikawa en la
supuesta saga del uso del término (lo que tiene como fin deslizar uno de
esos “venenos impresos” al sugerir que la opción D del filósofo cubano
le impondría una dificultad a La Pupila), sin embargo excluye con
cuidado un antecedente en la fatigosa armadura del árbol genealógico
isleño del dichoso calificativo que tantas ronchas levanta: y es que fue
precisamente uno de los direcivos de la plataforma donde anidan varios
textos centristas y otros contra bolivarianos, en dulce maridaje
pluralista, esos, los supuestos opositores al capitalismo, pero también
ariscos al comunismo, quien -inauguralmente y bastante antes de que en
La pupila insomne se mencionaran los términos “centro” o “centrista”- en
una entrevista aventuró que en la sociedad cubana se estaba verificando
“un corrimiento al centro”. La afirmación se encuentra en una
entrevista a Elaine Díaz en Global Voices, donde el entrevistado declara
que: “Si algo ha tipificado los últimos 10 años, es un corrimiento
“al centro” en un conjunto importante de actores sociales y políticos,
dentro y fuera de la Isla”.
Apuntemos, de paso y como quien
no quiere la cosa, que más adelante, el entrevistado parece no apoyar,
“la transición cubana” que “está codificada en las leyes
norteamericanas”, y uno se hunde en la confusión cuando su otro
compañero de ruta, y director del laboratorio CP, en otra entrevista
declara estar a favor de un cambio de régimen, change y régimen que
nunca caracterizan con claridad, sino con ese lenguaje resbalante e
inapresable que habla de consensos y pluralidades fraguadas en simposios
foráneos. No es el capitalismo, dixit, no es el modelo del estado
socialista cubano, proclaman y, entonces, ¿qué es?. Pues eso que está
allí, en esa zona política difusa adonde se llega si hay un corrimiento
al supuesto centro inexistente, porque tanto los senderos de la
centroizquierda como los de la centroderecha llegan a la misma meta.
Recomiendo a nuestros lectores la lectura y el estudio cuidadoso de Las disyuntivas de la izquierda en América Latina,
del economista argentino Claudio Katz que hace un sustancioso estudio
de este tema y muchos otros afines. Siempre es necesario tener a mano un
buen antídoto para ciertos brebajes y para detectar las OTI de nuevo
tipo.
¿Qué intentó generalizar aquella opinión omitida ahora tendenciosamente por PM en el recuento histórico de la aparición de un significante del que evita discutir su significado?¿Qué
se quiso atribuir a toda, o casi a toda una sociedad, con una festinada
generalización que no matizaba ni entraba en ninguna otra
consideración? Revelaba algo que les pertenecía, es decir, que
ese “corrimiento” se estaba manifestando muy señaladamente en un
conjunto de autores de un círculo bien acotado y desde una plataforma
bien específica, mientras se deseaba presentar como una tendencia
predominante en el pensamiento social cubano. ¿Lo olvidó PM, no lo leyó,
o es que “corrimiento al centro” y “centrismo” no tienen ningún
parentesco etimológico? No me desgasto en desmnentir al inaugurador de
esa expresión “corrimiento al centro”, los más de siete millones de
cubanos de cubanos que suscribieron con su firma, nombre y carnet de
identidad el concepto de Revolución fidelista, luego de repetir “yo soy
Fidel” por toda Cuba lo hacen innecesario.
Por último, una
aclaración pertinente: creo que ninguno de los “panfletistas”
antologados (y en lo que atañe a este comentarista a mucha honra, si sus
convicciones no tienen ninguna tangencia con las de PM, ni con
determinados autores de Cuba Posible, y ojalá sí algunas con las de
Fernando, o a ello al menos aspira) tiene como principio de su actividad
polémica una oposición contra la “normalización” iniciada por Obama.
Creer eso puede ser confusión de algunos, e intento consciente de
dividir en otros, haciendo una campaña contra las “etiquetas”, mientras
diluyen y debilitan sus argumentos echando mano a lo que dicen repudiar,
con otras etiquetas muy caras a las propagandas anticomunistas de todos
los tiempos: oficialistas, extremistas, izquierdistas radicales,
stalinistas, ortodoxos, etc. Lo que nos diferencia y opone en la
valoración de ese proceso, es su utilización para propiciar los
objetivos obamianos de hacer una “transición pacífica” que no es otra
cosa, aunque lo oculten con ardides de academia, que llevar a Cuba al
capitalismo, suavemente, “suavemente nena”, como lo musicó Iroel al
comentar una entrevista a Arturo López Levy, mediante la “moderación”,
mimetizados en una supuesta izquierda, o desde la real y franca derecha
que se dice socialdemócrata, a la vez que opina que el capitalismo no
siempre es salvaje y se le debe persuadir.
Opino que si en La Pupila no se citó la famosa opción D de Emilio Eichikawa (“Defensores
del régimen político y críticos de la normalización de las relaciones
Cuba-EEUU, sería el izquierdismo radical, nostálgicos del fidelismo,
etc.”).es porque sencillamente el tema era otro, y no habría ninguna
suspicacia elusiva en ello, pues resulta evidente que los que publican
en ese blog no ocultan nada y son defensores claros del gobierno, el
partido y el proyecto socialista cubanos y, si quieren, del “régimen
socialista”, pues el término también tiene significados ajenos a la
propaganda de la derecha y de sus intelectuales orgánicos. Lo que nos
diferencia en la crítica es la intencionalidad del discurso crítico. Y
también pueden ser críticos de la normalización, si eso no se tuerce
para interpretar oposición extremista, sino examen y ejercicio del
criterio como hizo Martínez Heredia en la citada entrevista al decir
“pensar que, porque Obama viene a Cuba, la situación material de una
parte grande de los cubanos va a mejorar (…) supone una tremendísima
confusión”; y, sobre todo, no sienten ninguna nostalgia por una
presencia que sigue viva entre nosotros y afirmara “no necesitamos que
el imperio nos regale nada”. Crítico es también Raúl cuando en su más
reciente discurso ante la Asamblea Nacional declaró: “El presidente
Obama terminó su mandato y se mantuvo el bloqueo, la Base Naval en
Guantánamo y la política de cambio de régimen”. La ponzoñosa sugerencia
de que se evitó la taxonomía de Ichikawa se parece mucho más a las
“sutilezas” de los malos panfletos que en su aparente objetividad,
“combaten” pero omitiendo lo que no les conviene, negando lo evidente y
evitando lo medular.
Hablando de omisiones, aprovecho esta
réplica para preguntar por qué si se tomó PM el trabajo de dedicar un
artículo a refutar el comentario de un forista en La pupila insomne, no
ha respondido las interrogantes de otro identificado como Aldo Cabrera, quien dijo lo siguiente :
“Es posible tener discrepancias con politicas de revolucion cubana pero no es correcto participar en la divulgacion de posiciones al servicio de la ley Helms-Burton, con dinero de la ley Helms-Burton para servir a sus intereses. Nada se puede tener contra el uso de las estadisticas pero el Doctor Pedro Monreal de Cuba Posible cuando participaba en el encuentro para una nueva constitucion cubana organizado para el profesor Rafael Rojas en Mexico, a nombre del Centro de estudios constitucionales iberoamericanos con 60 mil dolares para distribuir entre sus participantes, incluyendo los directores de la Fundacion de los derechos humanos en Cuba (pantalla de la Fundacion Nacional Cubano Americana encabezada por Juan Antonio Blanco y Marlene Azor) tiene que enfrentar el dato de que estaba participando en una actividad anticubana. ¿Qué dijo Monreal allí que no se pudiese leer en ningun lado? ¿Por que la National Endowment for Democracy, la USAID y la Fundacion Nacional Cubano-Americana están auspiciando ese evento en México para como reformar la constitucion cubana sin ningun reporte publicado?”.
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