Bajo la lupa
Alfredo Jalife-Rahme
La Jornada
En noviembre pasado, los estados de California y Massachusetts aprobaron
el uso recreativo de mariguana. Así, el movimiento en favor de legalizar
la sustancia obtuvo una gran victoria. En la imagen, mata de cannabis
cultivada en un centro médico en Albion, IllinoisFoto Ap
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La batalla por el alma de California ya empezó entre el multiculturalismo, enarbolado por el Partido Demócrata, y el trumpismo, supremacismo populista de los WASP (white anglo-saxon protestant): blancos-protestantes-anglosajones.
Sobre el Calexit –salida de California de Estados Unidos (EU), al estilo Brexit de la Unión Europea, cuyo referendo sobre su independencia está programado para la primavera de 2019, cuando Trump, si no le sucede algún
accidenteen el camino, estaría a la mitad de su primer mandato– abordé que ya abrió su embajada en Moscú y que comportaría tres relevantes factores centrífugos que tendría que compartir con el trumpismo, a lo cual también habría que agregar el reparto del agua: 1) la base naval nuclear de San Diego; 2) el centro cibernético de Silicon Valley, y 3) Hollywood: centro de la tóxica propaganda orwelliana controlado por el sionismo (https://goo.gl/W2uvsk).
Llama la atención que entre los representantes del Calexit en su sede de Moscú no se encuentre ningún
latino.
El New York Times (NYT), que se volcó sin recato por Hillary y se caracteriza por ser uno de los principales opositores de los alicaídos multimedia contra Trump, ahora opera una sección especial California Today (https://goo.gl/l42dGS).
Pregunta tonta: what for?
Rafael Bernal, de The Hill, que condensa las noticias legislativas y es muy proclive a Hillary, afirma que
California se ha convertido en el corazón de la resistencia contra Trump, con una
agenda progresista.
Bernal, de notorio origen
latino, arguye que el
estado dorado, donde Hillary venció a Trump por más de 4 millones de votos,
es el centro del poder político de la izquierda (sic)y es el “hogar de Silicon Valley y Hollywood, dos industrias que se inclinan a la izquierda (https://goo.gl/BSPqlr)”.
Más allá de que cuente en su seno con poderosos líderes políticos del Partido Demócrata –el gobernador Jerry Brown y Nancy Pelosi, la primera y única mujer líder de la Cámara– y con 40 por ciento de su población de origen latino, Bernal considera que California será el
centro de batalla de la agenda de inmigración de Trump.
Los altos funcionarios del estado, como Álex Padilla, de notorio origen
latino, aseveran que
se opondrán a las políticas federales (sic) de Trump, que dañarían a California, así como al nominado para el Departamento de Justicia, el senador Jeff Sessions, de Alabama, quien ostenta una
línea duraantimigratoria.
El flamante primer procurador general estatal de origen latino, Xavier Becerra, estará a cargo de la defensa de los migrantes mediante las reglas de juego legislativas y jurídicas.
El combativo procurador Becerra, quien aboga por el
valor verdadero de la diversidady la amnistía en favor de los indocumentados, ya retó a Trump para ver si pueden pasar las leyes federales por encima de la totalidad mayoritaria del
estado dorado.
La clase política de California está bien blindada y dispuesta a entablar una feroz resistencia al avasallante trumpismo.
A juicio de Bernal,
con California como bastión progresista, el choque potencial entre el mayor estado del país y el gobierno federal podría sumir a las dos mayores burocracias del país una contra otra en los dos extremos opuestos del espectro político en casi todos los temas.
Los alcaldes de California se han comprometido a resistir la feroz política de deportación de los indocumentados, como el relevante alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, quien desea conservar como
santuarioa la importante ciudad.
La batalla de los
santuariosno será menor y el representante texano del Partido Republicano, John Culberson, amenazó con
accionar el interruptorde los fondos federales, a cargo del Departamento de Justicia, en las nueve principales jurisdicciones de santuarios a partir del primer día del inicio de la presidencia de Trump (https://goo.gl/Q0ijen).
Los funcionarios de Los Ángeles, casi 4 millones de habitantes, acaban de colocar 10 millones de dólares para financiar los costos legales de los residentes que enfrentan la deportación.
Los nueve santuarios en litigio son: California, Conecticut, Orleans Parish (Luisiana), la ciudad de Nueva York, Filadelfia, Cook County (Illinois), Miami-Dade County (Florida), Milwaukee (Wisconsin) y Clark County (Nevada).
Joel Pollak, de Breitbart (portavoz de Trump), afirma que
no existe base legal para las ciudades santuario, ya que, de acuerdo con una decisión de la Suprema Corte en 2012,
la ley de inmigración es exclusiva jurisdicción federal, cuyo mismo principio podría ser aplicado por Trump contra la
rebelde California(https://goo.gl/RdSSgq)”.
Adam Nagourney y Henry Fountaina, del NYT, comentan que el gabinete Trump se ha colmado con nominados que
niegan la ciencia del calentamiento global, a grado tal que el mismo Trump ha señalado
retirar a EU del Acuerdo sobre el Cambio Climático de París, lo cual colisiona con California,“un estado que durante 50 años ha sido el líder en la defensa ambiental (https://goo.gl/pHHnhG)”.
En desafío, el gobernador
progresistaJerry Brown, al unísono de los líderes legislativos estatales,
han anunciado que trabajarían directamente con otros países (¡supersic!) y estados (sic)para defender sus logros del combate al cambio climático y operan ya
para reducir la emisión de carbón en California a 40 por ciento de los niveles de 1990en los próximos 12 años.
Jerry Brown encabeza la iniciativa “bajo 2 grados (http://under2mou.org)”: coalición de gobiernos estatales/regionales/locales en 33 países (entre quienes se encuentra México) y más de 160 jurisdicciones.
Por México firmaron nueve de 31 estados y Ciudad de México: Baja California, Chiapas, Hidalgo, Jalisco, estado de México, Michoacán, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán (https://goo.gl/AyvRpp). ¿Qué valor
soberanotiene tal
iniciativa?
A juicio de los reporteros del NYT, la réplica de Trump puede ser feroz y
reducir los fondos para la amplia comunidad de investigación del estado, que incluye a dos laboratorios nacionales, y hasta
nulificar las regulaciones estatales sobre las emisiones al aire limpio y los parámetros de combustible de los automóviles, lo cual orillaría a relocalizar las empresas manufactureras en otros estados.
Joel Pollak cataloga de
izquierdistasa los partidarios del Calexit y aduce que “nunca ha tenido éxito el esfuerzo de dividir a California o separarse de EU (https://goo.gl/sJrqlW)”. Cita a John Myers de Los Angeles Times:
desde 1849, más de 200 esfuerzos(sic) para separar a California han fracasado.
A principios de 1940, la secesión del
estado Jefferson (norte de California)estuvo cercano a la separación, pero el bombardeo de Pearl Harbor socavó su
esfuerzo.
Tampoco el movimiento de las
seis Californiaspudo calificar para formar parte de las boletas en 2016.
A juicio de Pollak, Calexit significa más un
movimiento de protesta, que una genuina separación: se parece a una
segregación–al estilo de George Wallace, quien desafió la autoridad federal–, en el tema de la integración racial.
Suena absurdo que la mayoría de los votantes de California sufrague en favor de su propia deportación. La batalla entre la rebelde California y el supremacista Trump apenas empieza.
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