Es una función seria, expresa el mandatario
Periódico La Jornada
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, atacó este viernes
frontalmente a Donald Trump, ahora precandidato único a la Casa Blanca
por el opositor Partido Republicano.
La presidencia estadunidense no es un “programa de televisión de reality”, dijo Obama en alusión a Trump, quien aparecía en el célebre reality show The apprentice (El aprendiz). Previamente, la precandidata demócrata, Hillary Clinton, señaló que
No podemos tener una bala perdida en la Casa Blanca, también en referencia al magnate.
Atravesamos momentos difíciles y realmente es una función seria. No es entretenimiento, no es un programa de telerrealidad, aseveró el mandatario. Obama expresó además que Trump tiene un
largo historial, el cual debe ser cuidadosamente examinado.
Pienso que para nosotros es importante tomar en serio las declaraciones que ha hecho en el pasado, agregó, aludiendo a los insultos a migrantes, amenazas de deportación y de construir un muro en la frontera con México.
Trump está ahora solo en la carrera para integrar la fórmula
republicana a la Casa Blanca, pero su campaña dividió de tal forma a los
conservadores que incluso el presidente de la cámara baja, Paul Ryan,
se niega por el momento a concederle su respaldo.
Para ser totalmente honesto con usted, no estoy listo para hacerlo todavía, dijo Ryan a la CNN el jueves, en una declaración inesperada para un dirigente de alto rango del Partido Republicano, al ser interrogado sobre si daría su apoyo a Trump.
Clinton, por su parte, aseveró este viernes que Trump
es peligroso, divisor y no escucha a la gente. Advirtió que de llegar a la presidencia, “arruinaría la economía y permitirá a otras naciones obtener armas nucleares.
Con todos los desafíos que enfrentamos en Estados Unidos y el mundo, no podemos tener una bala perdida en la Casa Blanca, aputó al hablar de Trump ante unas mil personas, el jueves anterior, en un acto público en un colegio de Los Ángeles.
El magnate prácticamente logró la investidura republicana luego de
que sus dos últimos rivales, Ted Cruz y John Kasich, abadonaran la
contienda, pero su victoria está lejos de ser aceptada en las filas
partidarias.
Además de Ryan, numerosos republicanos –moderados y conservadores– se
niegan a alinearse con Trump, lo que podría ser un problema si no
acuden a darle su apoyo en las urnas en noviembre próximo.
La dinastía Bush, la familia republicana más prominente de Estados
Unidos, que había respaldado a todos los candidatos de su partido en las
cinco últimas presidenciales, declinó apoyar a Trump
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