El nuevo presidente de Argentina, Mauricio Macri sigue avanzando en la política de recortes y privatizaciones en el país.
Los argentinos iniciaran el año 2016 con un incremento en los
servicios de electricidad y gas natural, así lo confirmó el ministro de
Energía y Minería, Juan José Aranguren, quien dijo que a partir de enero
aplicarán una fuerte modificación de los precios.
El titular de la cartera destacó que aplicarán la “emergencia
eléctrica” con una fuerte modificación de las tarífas aunque aún no han
definido el porcentaje a aplicar.
“Aquel que esté en condiciones de hacer frente a una tarifa más alta
por el servicio que está recibiendo se verá alcanzado por esta medida”,
apuntó Aranguren quien aseguró que los sectores más vulnerables de la
sociedad seguirán contando con el beneficio del subsidio.
Con el triunfo de la derecha en ese país, varios economistas han
dicho que Argentina enfrenta un multimillonario déficit energético y
depende en gran medida de la importación de gas licuado para consumo
interno.
“Para el caso del gas natural, iniciaremos un sendero de recuperación
del precio del gas en boca de pozo para permitir remunerar
adecuadamente la inversión en la producción local”, aseguró Aranguren en
un evento por el día del petróleo.
Días previos al anuncio de estas medidas, el funcionario había
reconocido que iba a ser inevitable una alza de estos servicios debido a
que los valores en el área metropolitana eran “ridículas”, porque
existía “una discriminación de precios que perjudica a buena parte del
país”.
Por otro lado, agregó que el nuevo Gobierno mantendrá la composición
accionaria de la petrolera YPF, la cual se encuentra bajo control
estatal desde 2012.
Destacó que buscarán “afianzar el rol de liderazgo en el mercado
interno mejorando su eficiencia y capacidad financiera a partir de su
manejo profesional y transparente”.
Actualmente en Argentina el precio promedio del gas ronda los 3
dólares por millón de BTU, la unidad de medida, sin embargo esta varía
de acuerdo a las compañías. Por caso, el Gobierno remunera con 7,5
dólares la oferta nueva del fluido, que convive con valores mucho más
deprimidos. La industria paga US$ 4 y los hogares US$ 1, en términos
aproximados.
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