Por: Wayne Madsen
La
creciente tendencia de la Agencia Central de Inteligencia y de otras
agencias de inteligencia estadounidenses de hacer caso omiso de
anteriores prohibiciones contra el uso de periodistas como agentes,
pone en peligro a todo reportero legítimo en el mundo.
La CIA tiene un pasado turbulento en el uso de periodistas como
agentes de inteligencia. La práctica fue común en los años 60 y a
principios de la década de los 70, pero fue prohibida por los
presidentes Gerald Ford y Jimmy Carter. Sin embargo, cuando el
presidente Ronald Reagan ayudó a reavivar la Guerra Fría, la CIA
comenzó nuevamente a utilizar periodistas como agentes de inteligencia.
La práctica puso en peligro a numerosos periodistas, especialmente los
tomados como cautivos por grupos guerrilleros durante la guerra civil
libanesa. No hay nada que sugiera que algún presidente desde Reagan
haya discontinuado la práctica de utilizar periodistas como agentes.
Los agentes de inteligencia que operan bajo cobertura periodística pueden tomar diferentes formas:
- Periodistas que trabajan abiertamente para operaciones de medios vinculadas oficialmente a actuales operaciones de la CIA. Incluyen Radio Free Europe / Radio Free Liberty, Radio Free Asia, Alhurra, Radio Sawa, Radio y TV Martí, y en cierta medida, la Voz de América.
- Periodistas que trabajan para compañías de medios noticiosos acreditados quienes aceptan trabajar encubiertamente para la inteligencia de EE.UU. Se ha sabido que periodistas semejantes trabajan para The Washington Post, International Herald Tribune, y el antiguo empleador del presidente Barack Obama, Business International Corporation de la Ciudad de Nueva York, editores de boletines de noticias políticas y de ejecutivos de negocios. El director de la CIA Richard Helms había trabajado previamente como periodista para United Press International.
- Periodistas que trabajan para publicaciones vinculadas a la CIA o fachadas de la CIA, incluyendo Kyiv Post, Cambodia Daily, Burma Daily, Kabul Weekly, y Lidove Noviny de Praga.
- Periodistas independientes que acompañan a fuerzas militares y paramilitares de EE.UU. y trabajan para una o más operaciones mediáticas que tienen perfiles muy bajos.
Se ha sabido que periodistas que trabajan para operaciones mediáticas financiadas por el
Broadcasting Board of Governors del gobierno de EE.UU. abandonan
organizaciones mediáticas legítimas, donde ya han establecido fuertes
credenciales periodísticas y contactos de alto nivel, para unirse a
operaciones gubernamentales como Radio Free Europe y las otras para
realizar tareas para los servicios de inteligencia estadounidenses.
Una de las fuentes favoritas de la CIA para sus periodistas-agentes durante la Guerra Tribune fue el International Herald Tribune, anteriormente Paris Herald Tribune, basado en París. El periódico terminó por ser propiedad conjunta de The Washington Post y el New York Times. El editor jefe del Herald Tribune News Service, Nathan Kingsley, abandonó la sede del periódico en París para ser jefe del servicio de noticias de Radio Free Europe en
Múnich. Kingsley reemplazó a Gene Mater quien pasó a ser portavoz de
asuntos públicos del Free Europe Committee en Nueva York. Radio Free Europe y el Free Europe Committee estaban ambos conectados con la CIA.
El editor del International Herald Tribune John Hay Whitney,
ex embajador de EE.UU. en Gran Bretaña, estuvo involucrado en el
establecimiento de una operación mediática de la CIA llamada Kern House
Enterprises, una firma de propiedad de la CIA registrada en Delaware.
La filial británica de Kern House, que está ubicada en Kern House en
Londres, publicó un servicio noticioso de la CIA llamado Forum World Features (FWF),
que, por su parte, estaba vinculada a otra fachada de la CIA, el
Congreso por la Libertad de la Cultura (CCF por sus siglas en ingles)
en París. El CCF publicaba, por cuenta de la CIA, dos periódicos: Encounter e Information Bulletin. FWF vendía su material noticioso a 50 periódicos en todo el mundo, incluyendo 30 en EE.UU. FWF, que
fue establecido en 1965 y supervisado por Kermit Roosevelt, el
arquitecto de la CIA del derrocamiento del gobierno democrático de Irán
en 1953, también publicaba Conflict Studies, una revista
académica que estuvo entre las primeras en exagerar la “amenaza” del
terrorismo global a principios de los años 70. FWF podía presentar a cualquiera de sus agentes como periodista de FWF y enviarlo a cumplir su asignación. Uno de esos agentes-periodistas fue asignado a la estación de la CIA en Bangkok.
Durante años, la CIA operó el Rome Daily American en Italia. El editor del periódico en idioma inglés era un antiguo reportero de Associated Press.
El periódico era publicado por la misma imprenta que imprimía el
pequeño periódico en italiano que representaba los puntos de vista del
Partido Socialdemócrata Italiano. The Daily American cerró en 1986.
Otro periódico operado por la CIA era el South Pacific Mail,
que tenía su sede en Santiago, Chile y era operado por el agente de la
CIA David Atlee Phillips. El periódico en idioma inglés era distribuido
en Chile y en varias naciones y territorios del Sur del Pacífico, de
Nueva Zelanda y las islas samoanas a las Nuevas Hébridas y Tonga.
Phillips, quien posteriormente fue identificado como facilitador clave
del asesinato del presidente John F. Kennedy en Dallas, dijo que él y
unos 200 otros periodistas con los que estaba familiarizado firmaron
con entusiasmo acuerdos de secreto con la CIA al ser reclutados como
agentes. Entre los que firmaron acuerdos semejantes estaba Arthur Hays
Sulzberger, editor de The New York Times.
La Operación Mockingbird fue una operación de la CIA para
influenciar la cobertura que organizaciones establecidas de los medios
noticiosos daban a eventos en las noticias. Incluidos en las
operaciones de influencia de la CIA en los medios noticiosos estaban la
revista Time, Christian Science Monitor, Newsweek, The
Washington Post, The New York Herald-Tribune, Saturday Evening Post,
The Miami Herald, The Washington Star, y Copley News Service.
Austin Goodrich era un periodista independiente que escribía para el periódico favorito de la CIA, el Paris Herald Tribune, CBS News, y The Christian Science Monitor. The Christian Science Monitor se
ha convertido durante los últimos seis años, en un ardiente partidario
del gobierno de Obama y de la política exterior intervencionista
“Responsabilidad de Proteger” (R2P) de la CIA. Incluso después que
Goodrich fue identificado como agente de la CIA siguió trabajando como
periodista en Estocolmo, Amsterdam, Bangkok, y Berlín Occidental.
Una manifestación de la política R2P fue el entrenamiento y
armamento por la CIA de rebeldes islamistas sirios que en su momento
secuestraron al periodista fotográfico estadounidense James Foley en
2012. El ISIS (EI), el grupo que secuestró a Foley, cuya experiencia
periodística incluía su envío con unidades militares de EE.UU. en
Afganistán e Iraq y a rebeldes apoyados por la CIA en Libia y Siria;
finalmente lo ejecutaron en una decapitación atrozmente registrada en
un video. Pero siguen existiendo las preguntas sobre si el continuo uso
de periodistas como agentes y el uso de periodistas con insurgentes
entrenados por la CIA corre el riesgo de que los periodistas sean
confundidos con agentes de la CIA, especialmente en zonas de guerra.
Stuart Loory, quien trabajó como corresponsal en Moscú del New York Herald-Tribune en los años 60 antes de trabajar en Los Angeles Times y CNN,
ha dicho que el uso por la CIA de periodistas como espías cuestiona el
estatus de cada periodista. Dijo: “Si incluso un estadounidense en el
exterior con una tarjeta de prensa es un informante pagado por la CIA,
entonces todos los estadounidenses con esas credenciales son
sospechosos”. Loory subrayó que “los periodistas deben estar dispuestos
a concentrar sobre sí mismos el mismo foco que apuntan tan
implacablemente sobre otros”.
Sin embargo, la cautela recomendada insistentemente por Loory ha
caído en oídos sordos en algunos casos. En 2012, el periodista del New York Times,
Mark Mazzetti, envió una copia anticipada de un artículo escrito por su
colega, la columnista Maureen Dowd, a la portavoz de la CIA Marie Harf.
El artículo de Dowd, se refería a una filtración de la CIA a Hollywood
que tenía que ver con la producción de una película llamada Zero Dark Thirty (La
noche más oscura). Desde entonces Harf ha sido ascendida a secretaria
de prensa adjunta para el Departamento de Estado donde indudablemente
sigue actuando para sus antiguos colegas de la CIA en la identificación
de periodistas dispuestos, especialmente corresponsales extranjeros,
ansiosos de cooperar con la CIA.
Mientras una serie de publicaciones impresas cerraban sus puertas,
los medios noticiosos basados en la web se han multiplicado como
hongos. The Global Post, basado en Boston, pudo enviar al
periodista independiente Foley a costosas tareas en Libia y Siria. Un
sitio noticioso en la web basado en suscriptores, que tenía solo 400
suscriptores, no solo es capaz de enviar a alguien como Foley a cubrir
guerras, sino se permite mantener un personal de 65 corresponsales
internacionales en ciudades de alto coste que van desde Moscú y
Jerusalén a Tokio y Nairobi. Hay que formular algunas preguntas
incómodas. Por ejemplo, ¿de dónde recibe Global Post realmente
su financiamiento? ¿Y, por qué considera ventajoso empotrar sus
periodistas independientes con unidades militares de EE.UU. y grupos
insurgentes islamistas financiados por la CIA? Considerando los últimos
65 años en los cuales la CIA ha utilizado periodistas como agentes, las
respuestas a estas preguntas son tanto más evidentes.
(Tomado de Global Research. Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens)
No hay comentarios:
Publicar un comentario