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domingo, 16 de octubre de 2011

ALEPH: Sitio de conciencia

Carolina Escobar Sarti 
Todo país que se precie de ser país convierte sus lugares de dolor y tortura en sitios de conciencia que reivindican la vida sobre la muerte. No habría una Alemania real sin museo del holocausto. Por ello, el hallazgo fortuito del Archivo Histórico de la Policía Nacional en Guatemala (AHPN) en el 2005, con todo lo que de ello ha emergido, es una grieta que deja pasar mucha luz de cara al futuro de nuestro país.

Sin embargo, al momento de que el AHPN surgiera en el tenebroso lugar denominado La Isla, gente como Carlos Vielmann, entonces ministro de Gobernación y actualmente implicado en casos de limpieza social durante su gestión, dijo: “Para qué perder el tiempo en ese montón de papeles viejos”. Ochenta millones de folios acumulados desde 1882 hasta 1997, humedecidos, enmohecidos, desordenados, apilados, abandonados a su suerte —y a la nuestra— conforman hoy un patrimonio documental nacional invaluable, gracias a su importancia jurídica, histórica, social, cultural y científica.

Aquella isla rodeada de omisiones en donde se practicó la cultura de la muerte es hoy un sitio de conciencia para Guatemala y el mundo.

Desde su hallazgo, muchas cosas han pasado. Si antes había en el país solamente cinco archivistas calificados, hoy contamos con un centenar de ellos, formados profesionalmente para desempeñar su labor. Seis años de trabajo y estudio a la luz de las recomendaciones y la asesoría directa de la más experta archivista del mundo, la Dra. Trudy Huskamp Peterson, han hecho de esta nueva generación de archivistas jóvenes un cuerpo autorizado para darles respuesta a las necesidades de esclarecimiento y justicia que tiene gran parte de la población guatemalteca. Además, la Flacso ha dado apoyo para formarlos en investigación archivística y derechos humanos.

Por otra parte, apoyo como el de Kate Doyle y los National Security Archives, o la fuerza que le dan los Consejos Consultivos Nacional e Internacional a este esfuerzo, lo robustecen. El AHPN es el archivo más grande de América Latina, y cuenta, además, con equipo y conocimiento tecnológico de punta que permite digitalizar ahora dos millones 800 mil folios al año. Esto brinda nuevas oportunidades de que muchos de esos documentos ayuden a resolver casos de violaciones de derechos humanos.

El AHPN es memoria viva, no “un montón de papeles viejos”. Los archivos son la pista inicial, pero luego viene el cruce con otros datos. El AHPN es conocimiento. A partir de la investigación del período de 1975 a 1985, ahora sabemos que Guatemala es un camposanto. Se han identificado más cementerios donde los miles de XX de este país fueron enterrados: además de La Verbena, están el de Escuintla, el de Antigua, el de Coatepeque, y podríamos seguir.

Pero eso no se queda solo en saber; se ha podido trabajar en conjunto con la Fundación de Antropología Forense y se ha descubierto un segundo osario en La Verbena, por ejemplo, de 25 metros de profundidad por cuatro de diámetro que contiene huesos de 12 mil personas. Las muestras de ADN proporcionadas por los familiares de la víctimas están permitiendo responder más y más a los casos. ¿Querían evidencias?

Por otra parte, en el AHPN trabajan, por política, la mitad de hombres y la mitad de mujeres; en su mayoría, jóvenes. Y casi todos los puestos de toma de decisión los ostentan mujeres, no por decisión arbitraria, sino por su desempeño profesional y humano. ¿Qué hará el próximo gobierno con el AHPN? ¿Qué haremos como sociedad para preservar este patrimonio nuestro y abrir la puerta para un Memorial de la Concordia que nos permita rutas de reconciliación?

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