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jueves, 20 de octubre de 2011

ALEPH: Emoción y posición

Carolina Escobar Sarti
 
Un artículo del diario EL PAÍS (15/10/2011) habla de La nueva mujer alfa e inicia así: “Adiós al modelo Thatcher. El poder en clave femenina se traduce en diálogo y trabajo en equipo, tanto en la oficina como en casa”. Continúa: “Tras perder las elecciones a la presidencia del Partido Socialdemócrata de Islandia, Jóhanna Sigurðardóttir no se desanimó: Mi tiempo llegará. Quince años más tarde enderezó un país en bancarrota, nacionalizando bancos y denunciando a sus responsables.

En plena crisis, la primera ministra islandesa afirmó que aún nos movíamos en torno a la exaltación de las nociones más estereotipadas de la masculinidad, y que debía combatirse feminizando el poder. Más cercana en edad a la Dama de Hierro que a quienes proclamaban en Sol que la revolución será feminista o no será—una pancarta descolgada por los manifestantes—, Sigurðardóttir se ha liberado de los tópicos que rodean a las mujeres con poder, apostando por la cercanía y la humanidad, y defendiendo los logros con los que el Foro Económico Mundial confirma a su país como el más igualitario”.

“Nos enfrentamos a un nuevo momento de la sociedad, en el que las mujeres están haciéndolo mejor que los hombres”, asegura la socióloga Kristen Springer. Hasta ahora, mujeres alfa como Margaret Thatcher eran raras avis en un mundo de hombres y carecían de modelos femeninos en los cuales reflejarse, por lo cual ejercían el poder como ellos. Patrón se escribía en masculino. Dialogar, compartir el poder o sentir emociones era sinónimo de debilidad y desprestigio. Pero la psicóloga Anna Freixa añade: “Nuestra tarea civilizadora no se produjo a golpe de ordeno y mando, sino que los vínculos son nuestra especialidad…”. Diálogo contra las estructuras jerárquicas y trabajo en equipo contra la imposición y el individualismo son los códigos de las nuevas mujeres alfa en espacios sociales, políticos, empresariales, académicos y familiares. Los equipos liderados por mujeres así reconocen más la voz de todos sus integrantes y hacen de sus proyectos algo innovador y más flexible.

El liderazgo de Camila Vallejo, la joven chilena que encabeza el movimiento estudiantil de su país, por ejemplo, sugiere la presencia de una mujer alfa que combina emoción, razón, diálogo y posición, características que sostiene, tanto cuando se comunica con la juventud, como en las entrevistas donde permanece inalterable frente a cuatro señorones que le duplican o triplican la edad, y le quieren hacer sentir que, por ser joven y mujer, no sabe lo que dice.

Por primera vez en la historia de Guatemala tendremos a una vicepresidenta, y llega en época de profunda crisis. Eso demanda nuevas respuestas, una nueva ética integradora, “creación y pueblo”, como diría Deleuze. Sin duda, estamos asistiendo al mayor cambio cultural de la historia, a una revolución que rebasa cualquier otra y que parte de la incorporación de las mujeres al espacio público. Ternura y postura, dicen algunos; emoción, posición y revolución, también.

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