Somos un Colectivo que produce programas en español en CFRU 93.3 FM, radio de la Universidad de Guelph en Ontario, Canadá, comprometidos con la difusión de nuestras culturas, la situación social y política de nuestros pueblos y la defensa de los Derechos Humanos.

sábado, 11 de diciembre de 2010

ALEPH: Justicidio ¡no!

Carolina Escobar Sarti
 
Quiero expresar, desde el inicio, que no estoy ni en contra ni a favor de Carlos Vielmann, Alejandro Giammattei, o de los reos de Pavón que murieron ejecutados durante el operativo Pavo Real, en el 2006. La Prensa no es un tribunal. De lo único que estoy a favor es de la justicia, principio del cual muy poco hemos conocido en Guatemala.

Aquí, el sistema judicial ha funcionado para proteger a los grupos de poder, y no para hacer justicia, así que lo que hoy defiendo es lo poco de institucionalidad que nos va quedando y la descolonización de la justicia.

Institucionalidad, por cierto, nada gratuita. Si la Cicig no hubiera llegado al país a hacer ruido, poco o nada habríamos avanzado en materia de justicia. Entiendo que vivamos en medio de una cultura de muerte que es incompatible con una cultura de legalidad; entiendo que nos envuelva la desesperanza por la inseguridad ciudadana que vivimos y por la impunidad vergonzosa que padecemos; pero nada de lo anterior justifica que aceptemos que al amparo del Estado guatemalteco funcionen estructuras criminales que solo se diferencian del crimen organizado por la protección que el mismo Estado les confiere. Es justamente ese tipo de abusos de poder los que han generado y sostenido la impunidad en Guatemala. Y si uno hace la relación del pasado con el presente, resulta que muchos de los vaqueros que hoy quieren hacer justicia por mano propia son los mismos que justificaron y bienvinieron el derramamiento de sangre de un país masacrado durante el conflicto armado interno.

En el caso particular de Pavón, relacionado con los reos ejecutados, con el ex ministro de Gobernación, el ex director del Sistema Penitenciario y el ex director de la PNC, entre otros sospechosos de formar parte de una organización criminal imbricada dentro del Estado durante el periodo 2004-2008, no son hoy los nombres lo que importa, sino la posibilidad de establecer precedentes y sentar jurisprudencia en este tipo de hechos atentatorios contra el estado de Derecho. Si los reos eran culpables y los miembros de este grupo lo son o no lo son, no le toca a nadie más que al sistema de justicia hacerse cargo de dirimir responsabilidades, inculpar y sentenciar.

Lo que sí podemos desde la ciudadanía es pedir justicia, lo que sí podemos es desear que las instituciones se fortalezcan para sentir que hay un Estado ecuánime que nos respalda, lo que sí podemos es ejercer nuestro derecho ciudadano a pedir que no haya más impunidad para nadie en Guatemala. Porque, ¿quién es mejor?, ¿el que mata al amparo del Estado o el que mata desde el crimen organizado? Cada quien sabrá qué responder, pero lo que no puede hacer la justicia es desconocer las innumerables pruebas acumuladas desde la Cicig y el Ministerio Público alrededor de este y otros casos, todos sutilmente dialogantes entre sí. Tampoco deberían de obstaculizar la justicia instancias como la Corte de Constitucionalidad o la cancillería guatemalteca, bajo presiones de ninguna índole, ya que esto no es más que un síndrome de descomposición mayor en el concierto de instituciones del Estado.

Defendemos la legalidad y la justicia, no nombres de personas que representan a sectores. Tenemos que ponernos listones por la justicia, no por los hombres que la desconocen, estén donde estén. En una entrevista que le hicieran a Carlos Vielmann en este mismo periódico, cuando tomó posesión del cargo en el 2004, él concluyó diciendo: “Tenga claro que seremos transparentes y que informaremos sobre todo lo que está pasando.” Bueno, que venga y que informe. Que se haga justicia.

No hay comentarios: