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sábado, 18 de diciembre de 2010

ALEPH: Están de regreso


Carolina Escobar Sarti
Es un martirio esto de la política en nuestro medio. La campaña electoral se ha adelantado a tal punto que ya no somos capaces de dibujar la frontera entre el fin de la campaña anterior y la siguiente. Incluso los flamantes “asesores” de campaña justifican, desde su participación en distintos medios de comunicación, que no sean los partidos de sus simpatías los que se ajusten a la ley electoral, que manda empezar la campaña en mayo del 2011, cuando el Tribunal Supremo Electoral convoque a elecciones, sino que sea la ley la que se ajuste a los caprichos de cada partido.

Señalan que si no empiezan antes, sus candidatos no serán suficientemente conocidos dentro de la población. Como si nuestro país fuera tan grande y no supiéramos quién es quién en la historia política de Guatemala. En todo caso, ¿por qué no impulsaron antes el cambio de la Ley Electoral y de Partidos Políticos? ¿o son tan maquiavélicos que quieren enseñarle a las juventudes de sus partidos cómo se usa arbitrariamente el poder? Si así son las vísperas, cómo serán los temporales, dice mi madre. Seguro que en esta anticipada contienda, lo que verdaderamente pesó fue que la última elección se resolvió más en el ámbito rural que en la capital.

En este contexto, los mismos están de regreso y van por más. Por la pequeña grieta que se abre en la campaña que comenzó bipolar entre el partido oficial (UNE) y el Partido Patriota (PP) se cuelan “terceras vías” (y cuartas y quintas), que no son para nada nuevas. Entre estos que intentan quebrar el orden bipolar surgen de las cenizas nombres asociados a grupos y partidos que también tienen las manos manchadas de sangre. Por otra parte, se perfila una renovada vocación de alianzas, desde escenarios poco ortodoxos. Lo que, como ciudadana, me preocupa es que las candidaturas se están basando ya en la desinformación y el miedo al otro, lo cual refuerza la tendencia a una polarización que no necesitamos más en Guatemala.

Estos políticos no saben reinventarse; usan el chisme y el rumor que tan bien funcionan en este país; no le dan lugar a nuevos liderazgos, gastan millones en publicidad que nadie sabe quién paga y cambian la ley a su antojo. Por cierto, en los artículos 186 y 187 de la Constitución se señala quiénes no pueden optar a los cargos de presidente o vicepresidente de la República. Así que, a menos que modifiquen la Constitución(!!) y se lancen en un acto de terrorismo político contra nuestra endeble institucionalidad, no podrían participar en la contienda un señor que en los “muppies” ya aparece con la banda puesta, ni una señora cuyo apellido de casada es el mismo del de nuestro actual presidente, ni la hija de un general golpista y, posiblemente, ni siquiera un militar implicado en pasajes oscuros de nuestro pasado reciente.

Finalmente, el tema transparencia es vital en todo proceso de elecciones que se realiza en tiempos de democracia. Nos ha salido muy caro no saber quién patrocina las campañas, porque los favores devueltos luego han quebrado al Estado guatemalteco por la mitad y han permitido la expansión de las corporaciones criminales dentro del mismo, sobre todo en el ámbito local. Por otra parte, le han abierto las puertas a la corrupción y han servido para proteger más los intereses sectoriales que ciudadanos. Los desafíos políticos y técnicos son mayúsculos, y esto apenas comienza. ¿Podremos, desde la ciudadanía, conservar cierta dignidad frente a tanto atropello?

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