Aunque América Latina
produce apenas cinco por ciento del plástico del mundo, importa miles de
millones de toneladas anuales para el uso de todo tipo de productos,
que en parte terminan en sus mares como basura.
De esa manera,
contribuye a esa especie de tsunamis artificiales que amenazan la
biodiversidad de los océanos, donde a nivel planetario cada año se
vierten 13 millones de toneladas de residuos, mayormente plásticos
desechables, según ONU Medio Ambiente, una cantidad que puede rodear cuatro veces la tierra.
El
impacto es tal que también afecta a la salud humana, al entrar esos
resistentes desechos en la cadena alimenticia, y ha llevado a las
Naciones Unidas a establecer como tema para el Día Mundial del Ambiente
de este año, el 5 de junio, el de “Un planeta sin contaminación por plásticos”.
Favorecido
con una costa de 3.000 kilómetros sobre el océano Pacífico, con uno de
los mares más ricos en nutrientes del mundo, Perú fue uno de los
primeros países latinoamericanos en unirse a la campaña Mares Limpios, lanzada hace un año por ONU Medio Ambiente.
La
campaña se propone eliminar en 2022 las principales fuentes de basura
marina, que pueden permanecer en los ecosistemas 500 años. Hay cinco
“islas” de basura identificadas en los océanos Pacífico, Atlántico e
Indico, una de ellas entre Chile y Perú.
“Hemos sido testigos
directos de los graves impactos que están generado los diferentes tipos
de desechos, incluyendo el plástico en nuestro mar”, dijo Ursula
Carrascal, coordinadora de proyectos del Instituto para la Protección del Medio Ambiente Vida, en Perú, uno de esos dos países.
Desde
hace 20 años, esa organización encabeza en la nación andina una campaña
de limpieza de playas y costas, involucrando a todos los sectores de la
sociedad.
Según Carrascal, el problema se agrava cuando el país
sufre estragos adicionales generados por los desastres naturales, como
el fenómeno de la Niña que en 2017 produjo inundaciones y el
desplazamiento de toneladas de basura acumuladas en las riberas de los
ríos.
“La playa Márquez ubicada en Callao literalmente fuera
cubierta por basura en tres kilómetros. Actualmente muchas playas
desaparecieron, las embarcaciones pesqueras y los pescadores artesanales
son afectados en la pesca por averías en sus redes o motores debido al
plástico”, recordó a IPS desde Lima.
El país, según el Ministerio de Ambiente,
genera 6,8 millones de toneladas de desechos sólidos. Solo en Lima y la
colindante ciudad portuaria de Callao se estima que son tres millones
de toneladas al año, 53 por ciento de desechos orgánicos y en segundo
lugar de plástico, con 11 por ciento del total, un porcentaje en
sintonía con el promedio mundial.
De hecho, la mitad de las 6.000
toneladas de basura acuática recogida por Vida desde 1998, con apoyo de
200.000 voluntarios, son plásticos.
“Existe una fuerte
preocupación por el riesgo en el campo de la seguridad alimentaria
debido al consumo de plástico por parte de peces”, subrayó Carrascal.
El gubernamental Instituto del Mar del Perú
estudia desde hace años el impacto del microplástico (menor de dos
centímetros) en las playas peruanas y en el tracto digestivo de los
peces. Un informe realizado en 2017 encontró 473 fragmentos de plástico
cada metro cuadrado de una playa de Callao.
La británica Fundación Ellen Mac Arthur
, dedicada a impulsar la economía circular –basada en la reducción
tanto de nuevos materiales como de desechos vírgenes, para crear una
espiral de reciclaje-, alerta que para 2050 en los océanos habrá más
plástico que peces y recuerda que toda la fauna marina ingiere esa
basura.
Uno de los resultados, calcularon científicos de
Universidad Ghent, de Bélgica, es que al comer pescados y frutos de mar
se ingiere anualmente hasta 11.000 trozos diminutos de plástico, un
derivado químico proveniente en su casi totalidad del petróleo.
En Brasil, con más de 9.000 kilómetros de costa, esta vez hacía el Atlántico, es AquaRío,
un acuario marino de Río de Janeiro que promueve la educación ambiental
y la investigación científica para la conservación de la biodiversidad,
la institución con que se lanzó la campaña de Mares Limpios.
“El
plástico descartado de forma incorrecta en playas, ríos y vertidos
sanitarios termina en el mar y provoca la muerte de millares de animales
marinos cada año. Sorbetes, puntas de cigarrillos, tapitas, bolsas
plásticas, descartados de forma incorrecta, representan para la fauna
marina el mayor porcentaje de materiales ambientalmente peligrosos”,
alertó a IPS su director, Marcelo Szpilman.
“Restos de redes,
líneas de pesca, cuerdas y bolsas plásticas abandonados en el mar
permanecen en ese ambiente por muchos años por su baja biodegrabilidad
terminan victimizando un sinnúmero de animales que se enroscan y mueren
por asfixia o inanición”, agregó el biólogo marino.
Para
concientizar a los niños sobre esta matanza silenciosa marina, el
acuario utiliza durante sus vistas la imagen lúdica de sirenas que
mueren por la ingestión de plásticos.
Una metáfora que se
extiende en la realidad oceánica a peces, aves, focas, tortugas,
delfines que confunden esos residuos que quedan flotando en el mar con
pulpos, calamares, aguas vivas y otras especies con las que se
alimentan.
“Ya se han encontrado delfines con el estómago lleno de
basura de las ciudades. Las colillas de cigarrillos, el ítem más
recolectado en todas las campañas de limpieza de playa, ha ocasionado la
muerte de animales que los tragan confundiéndolos con ovas de pescado”,
explicó Szpilman.
Además, destacó, “una bolsa de plástico a la
deriva en el mar es fácilmente confundida con un aguaviva, alimento de
varias especies de tortugas marinas que pueden morir por asfixia”.
A
juicio de los especialistas, en Brasil y otros países latinoamericanos
el problema se combate con iniciativas aisladas, como la prohibición de
bolsas plásticas en los supermercados, cuando se requiere un cambio de
modelo en la producción y el consumo del plástico.
Pero algunas cosas comienzan a hacerse.
En
Perú, por ejemplo, Vida ha coordinado acciones con la industria del
manejo de residuos para promover el modelo de economía circular a través
de cadenas de reciclaje con los desechos recolectados en las limpiezas
de costas en todo el país.
Un trabajo realizado no solo con la
gran industria sino con pequeñas y medianas empresas y la Federación
Nacional de Recicladores de Perú.
“Se requieren mayores esfuerzos
e invertir en tecnología del reciclaje para resolver el problema del
plástico. En Perú, mucho de los desechos plásticos recolectados, aunque
pueden ser 100 por ciento reciclados, no se reciclan porque no hay
plantas de reciclaje, por desconocimiento o ausencia de tecnología
adecuada”, explicó Carrascal.
A su juicio, “se están dando grande
avances en la segregación de los desechos en las fuentes primarias,
pero este ciclo se acaba cuando termina el desecho nuevamente en un
botadero”.
Ese modelo de gestión peruano sobre basura en el
ecosistema marino se ha utilizado como referencia en otros países del
llamado Pacífico Sudeste, que incluye a Chile, Ecuador, Colombia y
Panamá.
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