República Dominicana
En República Dominicana, la corrupción, la impunidad y el atraso político se sustentan mutuamente.
El ejercicio de la crítica al sistema político en general y al gobierno
en particular, no debe, pues, ceñirse al tratamiento irresponsable del
escándalo que ha suscitado la revelación de que la empresa Odebrecht
repartió entre politiqueros dominicanos más de 92 millones de dólares
como soborno.
La impunidad en ese caso, es la vieja impunidad, y
los millones de Odebrecht entraron por un camino trillado. Lo evidencia
la inserción en cada gobierno de personas con fortunas astronómicas
para el momento.
Esta práctica, herencia del balaguerismo
(Joaquín Balaguer se eternizó en la presidencia nombrando y dotando de
principalía política a saqueadores de oficio), los sucesivos gobiernos
la han adaptado a los tiempos.
Fueron modernizados los
criterios de selección de los corruptos, retocadas las técnicas para el
trabajo sucio e integradas nuevas formas de saqueo, malversación y
cohecho.
El actual procurador general de la República, Jean
Alain Rodríguez, millonario con fortuna fabricada en ese entorno, acepta
la orientación de quien firmó su nombramiento (y firmaría también su
cancelación), y menciona los nombres que puede mencionar, y excluye los
demás.
Hipólito Mejía, Leonel Fernández y Danilo Medina, como
expresidentes, solo serán mencionados si una instancia superior obliga a
hacerlo, y, como no forman parte de un equipo político que el poder
imperialista esté interesado, por el momento, en desarticular, su
impunidad luce blindada.
El sistema que creó las condiciones
para la recepción de los sobornos de Odebrecht, no va a depurarse a sí
mismo despojándose de quienes han dirigido y coordinado la corrupción.
La clase dominante, que es nacida, criada y alimentada con recursos
obtenidos a través de sucias prácticas, sigue sirviéndose de ellas.
Herederos al fin…
En Cuadernos de la Cárcel, Antonio Gramsci presenta como necesaria la
integración entre “virtud privada” y “virtud pública”, y afirma que se
trata de una meta política y, como tal, solo puede lograrse en sociedad.
En República Dominicana, la clase dominante y los
intelectuales a su servicio, han impedido la existencia de la sociedad
transformada y del partido que sirva como plataforma a esa aspiración.
No solo han prostituido el sufragio, también han desdibujado la militancia y el ejercicio político.
Además de mantener la fiesta de los sobornos y de presentar como avance
las más descaradas formas de cohecho, utilizan recursos publicitarios
para disfrazar de nuevo lo viejo que pretenden reciclar.
No es casual el surgimiento en el escenario político de un nieto del dictador Rafael Leonidas Trujillo.
Sus promotores hablan de ley y orden al estilo del dictador ajusticiado
en 1961, pero dicen que Luis Ramfis Domínguez Trujillo es portador de
ideas nuevas.
El solo anuncio de que está dispuesto a invertir
50 millones de dólares (lo hizo en abril pasado) en su campaña
presidencial, debería ser motivo para que se le investigara. ¿Quiénes
aportarán ese dinero y a cambio de qué?
Domínguez nació en 1970
en Estados Unidos, y si bien no puede ser juzgado por haber salido del
vientre de Angelita Trujillo Martínez (hija del dictador, beneficiaria y
partícipe del saqueo), sí puede serlo por su asociación con saqueadores
de oficio como el viejo balaguerista Federico Antún Batlle y el
feminicida Leonardo Matos Berrido.
La relativa lozanía del rostro, no es indicador de que no forma parte de lo viejo, que, en este caso, es también lo sucio.
Un caso similar es el del empresario Porfirio de Jesús López Nieto,
pariente del cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez y beneficiario de
la debilidad institucional, pues ha colaborado con los partidos
tradicionales.
Tampoco hay que hablar de edad y de apariencia. Es un sujeto elitista y que, en definitiva, forma parte de lo viejo.
El atraso como derivada y como primitiva
La clase dominante invoca lo nuevo pero fomenta lo viejo. El
espectáculo electorero, intenta eternizarlo alimentando ideas vetustas y
por demás absurdas.
Cuando Gramsci habla de la sociedad y de
la formación partidaria como indispensable para la integración de la
virtud privada y de la pública, tiene mucha razón. Las conquistas a
favor de los grupos vulnerables hay que conseguirlas enfrentando a la
clase dominante y a sus grupos podridos, no uniéndose a ellos o haciendo
concesiones de principios.
Por eso, aunque algunos
intelectuales y pseudointelectuales hicieran coro con el anterior
embajador de Estados Unidos James Brewster en supuesta defensa de los
derechos de los homosexuales, no podía salir de la embajada de Estados
Unidos, centro de coordinación de la injerencia y del impulso al atraso
político, una verdadera plataforma en favor de esos grupos vulnerables.
Hoy, falsos representantes de los mismos, alimentados con recursos
yanquis, hacen de su preferencia sexual un espectáculo.
¿Qué
podía salir de la Embajada de Estados Unidos si no recursos para
corromper a más personas, fueran homosexuales o heterosexuales?
De esa misma embajada emanan hoy las líneas de permanencia del atraso
político, como el voto del gobierno dominicano contra Venezuela en la
OEA el pasado día 5, logrado a través de la amenaza y del chantaje de
los personeros de la derecha a un gobierno corrupto y sucio de todo.
Levantó la mano en la OEA el pasado 5 de junio (el primero en ejercer
el voto contra Venezuela en esa sesión) un canciller que ingresó a la
política apadrinado por la rancia oligarquía balaguerista y ha impulsado
desde el Estado sus negocios particulares, en nombre de un presidente
que tiene razones para ceder al chantaje de los halcones de Washington.
Miguel Vargas y Danilo Medina se hicieron socios en el negocio
politiquero y su alianza se refuerza con los compromisos comunes.
En materia de opciones electorales, el sistema sigue pariendo solo aquello que, como hijo de Balaguer, es capaz de engendrar.
En el sustento de las aspiraciones de Domínguez Trujillo, como en el de las de López Nieto, está el tema migratorio.
Ambos se presentan como nacionalistas y opuestos a los migrantes.
Al migrante pobre, más precisamente al haitiano pobre que cruza la
frontera, le atribuyen el grueso de los problemas nacionales. Y buscan
adeptos a partir de esa idea… ¿Se necesita algo más para entender que
son portadores del atraso político? El antiimperialismo lo dejan atrás,
como si lo desconocieran… Como dijo el trovador uruguayo: “un señor
abanderado también puede ser traidor”.
Son rostros jóvenes del
viejo atraso. ¿Qué otra cosa representa la infame sentencia 168-13 del
Tribunal Constitucional, que condena a la apatridia a miles de personas
nacidas en territorio dominicano?
En República Dominicana, la
exigencia de justicia hay que mantenerla, pero además, politizarla y por
supuesto, problematizarla. Dentro o fuera del paquete de Odebrecht, los
corruptos deben ser juzgados y despojados de lo que han robado.
La impunidad ha creado las condiciones para que los mentirosos
estrategas de la derecha presenten como nuevas criaturas los abominables
engendros de la vieja corrupción, del viejo chantaje y del atraso
político que pretenden hacer perenne. ¡Qué asco!
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