Los manifestantes "pacíficos" en plena acción
Crónica de una masacre on-line
La
movilización ‘azul y blanco’ de este 30 de mayo para las madres de (una
parte) de las víctimas de los enfrentamientos que durante las últimas
seis semanas han enlutado a Nicaragua ha sido gigantesca. Casi imposible
calcular la cantidad de gente que decidió salir a las calles y caminar
pacíficamente por la céntrica carretera a Masaya.
Paralelamente,
en la avenida de Chávez a Bolívar, que parte en dos la capital y llega
hasta el Lago Xolotlán, el partido de gobierno convocaba a su militancia
para celebrar con una cantata el Día de la Madre. También aquí una
multitud de gente cantando y coreando consignas. No todos pudieron
llegar. La caravana de buses que venía del norte del país rumbo a
Managua fue atacada con armas de fuego por desconocidos. Al momento el
saldo es de un muerto y al menos 22 heridos, algunos de gravedad.
Mientras
la movilización ‘azul y blanco’ llegaba sin mayores problemas al punto
de reconcentración final (la Universidad Centroamericana UCA), y a menos
de un kilómetro el presidente Daniel Ortega concluía su intervención
llamando repetidamente a la paz, grupos de manifestantes ‘pacíficos’ se
acercaban al nuevo estadio nacional de béisbol, entrando en contacto con
activistas del Frente Sandinista que regresaban de la actividad
oficialista.
Armar el enfrentamiento ha sido algo muy sencillo.
Acto seguido, los mismos manifestantes pacíficos (hay imágenes muy
claras de cómo cargaban armas y disparaban) atacaban las instalaciones
del estadio y al contingente de policías que resguardaban el lugar. En
el intercambio de disparos hubo los primeros muertos y heridos de ambos
lados, incluyendo a dos jóvenes militantes sandinistas Kevin Antonio
Cofin Reyes y Heriberto Maudiel Pérez Díaz.
El enfrentamiento
continuó por largos minutos, mientras los grupos de choque de la
oposición (el término no es propiamente correcto, porque hay sectores de
la oposición que todavía apuestan por una salida pacífica y negociada
al conflicto) se replegaban hacia la UCA, donde miles de personas
permanecían en total tranquilidad.
Y mientras se levantaban las
primeras barricadas cerca de la Universidad de Ingeniería (UNI), a pocos
centenares de metros del estadio, la plataforma mediática #SOSNicaragua
y similares lanzaban su ataque en las redes sociales, copando en pocos
minutos el éter y rebasando la capacidad de los medios oficialistas de
contar lo que verdaderamente estaba ocurriendo.
Se imponen las redes
Una
vez más, Nicaragua volvía a ser el ‘país de nunca jamás’, rehén de una
realidad ficticia que se mueve al ritmo de las redes sociales, donde la
realidad virtual puede más que la realidad real. Donde las víctimas son
carnífices y los provocadores armados son manifestantes pacíficos.
Donde la masa de gente que de forma autoconvocada, genuina y respetuosa
de la paz se moviliza por la democracia es convertida en carne de cañón,
en ‘daño colateral’ para lograr el objetivo final: botar al gobierno,
cueste lo que cueste.
Cunde el pánico. Miles de personas corren
sin rumbo, muchas de ellas se refugian en la UCA. Hay muertos y heridos.
En represalia, los mismos ‘manifestantes pacíficos’ atacan nuevamente
la oficialista Nueva Radio Ya, queman, saquean y destruyen lo que
quedaba de ella. Luego pasan a la Caja Rural Nacional (Caruna),
cooperativa que por años ha administrado los fondos ALBA para proyectos
sociales que han beneficiado a miles de familias. Atacan las
instalaciones y queman todo, incluyendo a vehículos parqueados.
No
contentos, atacan el edificio del Ministerio de Economía Familiar. En
Masaya destruyen las oficinas de Renta, saquean tiendas y negocios. En
Estelí tratan de destruir los locales de la alcaldía y de Renta, pero
son rechazados por grupos de ciudadanos. Hay muertos y heridos
Pero
no importa. Como hemos dicho, la realidad virtual es más fuerte. Medios
nacionales e internacionales, organizaciones de derechos humanos,
rectores de universidades y hasta obispos que integran la Comisión
Mediadora del Diálogo Nacional reproducen automáticamente (sin la más
mínima prueba) lo que les llega a su celular o computadora por
#SOSNicaragua y #NicaraguaSOS: es una masacre del gobierno.
Nadie
menciona que hay muertos de ambos lados, que hay policías muertos, que
hay muertos en la caravana que fue atacada en La Realidad, Estelí. Nadie
se pregunta qué estaban haciendo manifestantes armados cerca del
estadio, a menos de dos cuadras de donde iban a pasar los activistas
sandinistas. Nadie habla de lo que pasó en Masaya y Estelí.
Todo se lo traga la indiferencia. Los periódicos del mundo hoy repiten al unísono lo mismo: fue una masacre del gobierno.
Veamos
El País -cuyo articulista trabaja en Confidencial, el principal portal
electrónico de la oposición- como describe la jornada de ayer:
“El presidente Daniel Ortega mostró su rostro más brutal la tarde del miércoles en Nicaragua, tras ordenar el ataque a una gigantesca manifestación encabezada por las madres de las víctimas de la represión de abril en este país. Numerosos testigos informaron que seguidores del Frente Sandinista, grupos parapoliciales y oficiales antidisturbios dispararon contra los manifestantes, que marchaban desarmados
por la céntrica Carretera a Masaya de Managua. El ataque ha dejado
decenas de heridos y al menos seis muertos en Managua, entre ellos un
adolescente de 15 años”.
Ya no importa la verdad. La realidad real se convierte en virtual o es todo lo contrario. Quién sabe.
¿Quién trae provecho del caos?
La
pregunta es: ¿a quién benefician el caos y las muertes? Es algo tan
obvio que casi asusta ver la falta de análisis en este momento, no sólo
en Nicaragua, sino a nivel internacional.
Veamos.
Hay un
gobierno que ha mostrado estar dispuesto a sentarse a una mesa de
diálogo, a permitir el acceso al país de organismos internacionales de
derechos humanos (hasta los más hostiles y parciales como Amnistía
Internacional) para que investiguen y elaboren informes, a acatar las 15
recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH), a discutir el tema de la democratización del país que incluye
reformas electorales y adelanto de elecciones (siempre y cuando no rompa
el orden constitucional).
Hay sectores de la sociedad que, desde
la mesa de negociación, han aceptado este camino y que comparten
abiertamente la posición de la Organización de Estados Americanos (OEA) y
de su secretario general Luis Almagro. Todos ellos ven el diálogo
nacional como la única salida posible al conflicto.
Pero también
hay sectores de la autodenominada sociedad civil, movimientos políticos
ultra conservadores sin representatividad popular, sectores
conservadores de la jerarquía católica y la empresa privada, estudiantes
conmocionados por las muertes y otros que son punta de lanza de
movimientos que pretenden capitalizar políticamente la crisis, que
apuntan a una sola cosa: la renuncia incondicional de Ortega, de su
gobierno y de todas las autoridades públicas legalmente electas.
Sectores que miran al diálogo como un obstáculo a su proyecto, a su
venganza (de eso también se trata). Sectores que ya están infiltrados
por elementos violentos.
Vuelvo a la pregunta. ¿Quién saca provecho de esta situación de violencia y caos?
¿Acaso
un gobierno que está abriendo espacios de diálogo y negociación? ¿Una
oposición dispuesta a negociar y consensuar medidas para ‘democratizar’
el país, siguiendo los planteamientos de la OEA? No creo, no tiene
sentido.
¿Quién entonces? La respuesta es tan fácil como es tan
absurdo que tanta gente caiga en este engaño de ciencia ficción. Porque
si hay algo seguro es que la próxima movilización de la oposición será
aún más grande, más gigantesca. Y posiblemente habrá más ‘daños
colaterales’.
Seguir este camino, arrinconando y dejando sin
salida a un gobierno y a un partido organizado y experto como el Frente
Sandinista es peligroso. El temor es que generar una respuesta violenta
de la masa sandinista sea lo que estos sectores persiguen, para luego
capitalizar la conmoción mundial.
Hay que volver al diálogo, a
las reformas, al respeto del orden democrático y constitucional.
Solamente aislando a los sectores que quieren capitalizar crisis y caos,
Nicaragua podrá intentar salir del atolladero. Hay que dar una
oportunidad a la paz.
Fuente: LINyM
https://www.alainet.org/es/articulo/193219
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