“En nuestra opinión, la OEA desde su fundación fue, es y será un instrumento de dominación imperialista y ninguna reforma podría cambiar su naturaleza o historia”.
 Raúl Castro Ruz 
 Sin embargo, habrán de ser menos 
los que saben que la citada conferencia fue convocada a solicitud del 
gobierno del Perú por instrucciones del entonces presidente Manuel Prado
 Ugarte, impartidas a su representante permanente en la organización, 
durante una visita a Washington en octubre de 1961 que, “curiosamente” le sirviese para gestionar la concesión de un crédito por 99 millones de dólares (1). 
 De igual forma, trascendió en aquellos días que el 03 de enero de 1962,
 a unos 20 días de iniciarse el funesto evento, la Casa Blanca anunció 
un proyecto destinado a entregar 15 millones de dólares a los gobiernos 
de Costa Rica, Guatemala, Nicaragua, Honduras y El Salvador, con destino
 a la producción de café; siendo oportuno señalar que en aquellos días 
el periódico “Adelante” de Costa Rica, comentó en relación a este
 proyecto gringo, que se trataba de un chantaje y un soborno en vísperas
 de la Conferencia de Punta del Este, dirigido a estabilizar el mercado 
de un producto cuyos precios habían sido apreciablemente dañados 
precisamente por los grandes importadores radicados en los Estados 
Unidos. 
 Pero no pararon aquí los sobornos del imperio 
destinados a obtener el apoyo necesario para satisfacer su capricho de 
expulsar a Cuba de la OEA, y es que poco antes de iniciada la reunión, 
habiéndose conformado un grupo integrado por Brasil, Argentina, Ecuador,
 Bolivia, Chile, México, Haití y Honduras, que buscaba contener la 
iniciativa sancionatoria liderada por Estados Unidos, Colombia y 
Venezuela, “un cañonazo de billetes verdes” disparado por el 
gobierno del presidente Kennedy logró que el Haití del vesánico dictador
 François Duvalier cambiara su posición y que en consecuencia este grupo
 se quebrara (2), llevando al fracaso tan loable iniciativa. 
 En aquellos días la OEA estaba integrada por 21 estados, de manera que 
la mayoría calificada (2/3 ó 66,66 %) necesaria para acordar la 
expulsión era de 14 votos, que finalmente se obtuvo, con 6 abstenciones 
(Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador y México) y 1 voto en 
contra, el de la representación de Cuba. Para finalizar, resulta 
conveniente apuntar que la Conferencia fue presidida por el embajador de
 Uruguay, José Antonio Mora Otero, y tuvo que ser celebrada en el casino
 de un hotel de playa y no en la capital Montevideo, ante los fundados 
temores del gobierno de entonces a una natural repulsa del noble y 
aguerrido pueblo uruguayo. 
 La 39° Asamblea General celebrada en 
San Pedro Sula (Honduras) en junio de 2009 (3), aprobó por aclamación el
 reingreso de Cuba a la organización y por este motivo, aunque este 
estado insular no sólo que no se ha incorporado aún, sino que su 
gobierno no ha dado señal alguna de querer hacerlo, el número actual de 
estados miembros de la OEA es de 35 y por ende la mayoría calificada ha 
sido establecida en 23 miembros. 
 Comenzando a entrar en 
materia debo decir que la 48° Asamblea General de la OEA habrá de 
celebrarse durante los días 04 y 05 de junio en la mismísima ciudad 
capital del imperio; una sede propuesta lacayunamente por el canciller 
de Méjico, Luis Videgaray, para conmemorar el 70° aniversario de este 
ministerio de colonias gringo, en ocasión de la sesión de clausura de la
 69° Asamblea, que hubo de ser celebrada en la ciudad balneario de 
Cancún ante las esperadas protestas populares que habrían de producirse 
en caso de que se hubiese celebrado en Ciudad de Méjico; siendo oportuno
 señalar que tanto en esta Asamblea, como en la anterior celebrada en 
República Dominicana, aunque se trató el “tema Venezuela”, aun 
sin estar incluido en las respectivas agendas, no le fue posible al 
imperio aprobar ninguna decisión en nuestra contra, por no haber podido 
alcanzar la mayoría calificada de 23 votos. 
 Para esta Asamblea si ha sido incluida en agenda la “situación de Venezuela”,
 a proposición de los Estados Unidos y de los gobiernos cipayos del 
llamado Grupo de Lima (Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa
 Rica, Guatemala, México, Paraguay, Perú y Santa Lucía); según la 
agencia EFE (4), el documento de solicitud suscrito por los países antes
 mencionados, que sólo pide que "la situación en Venezuela sea incluida para su consideración"
 en el temario de la Asamblea, fue aprobado el 02 de mayo en una reunión
 de la comisión preparatoria del evento, con 19 apoyos, 5 abstenciones y
 6 votos en contra, siendo de suponerse que los 4 miembros activos 
restantes no asistieron a la votación. Aunque el temario debe aún ser 
aprobado por mayoría simple por la propia Asamblea General en su primera
 plenaria, es obvio que dada la correlación actual de fuerzas será 
aprobado sin mayores trámites. 
 Resulta oportuno y 
conveniente apuntar que Carlos Trujillo, un estadounidense de origen 
cubano quien es el nuevo representante permanente del imperio en la OEA 
ha expresado opiniones decididamente hostiles hacia Venezuela desde el 
propio acto de juramentación de su cargo, a la salida del cual declaró a
 los periodistas que Venezuela no debería estar en la organización ni 
debería tampoco irse de ella voluntariamente, en clara alusión a la 
solicitud de retiro introducida por Venezuela el 28 de abril del año 
pasado, que habrá de materializarse en el 2019 en esa misma fecha, 
porque a su juicio no respeta ni la democracia ni los derechos humanos. 
 Así mismo, este pichón de halcón ha señalado que en el seno de la OEA 
se está trabajando en una resolución de condena al gobierno de Nicolás 
Maduro por no permitir la entrada de ayuda humanitaria, llegando al 
extremo de afirmar que varios países coinciden con Estados Unidos en la 
necesidad de incluir una condena a Maduro y su gobierno en una 
resolución en la 48° Asamblea General, aunque sin decir cuáles ni 
cuántos. En efecto, con el tono prepotente empleado por los diplomáticos
 del imperio cuando se dirigen a alguno de sus socios menores, dijo en 
la misma ocasión: "Las cosas tienen que cambiar y no vamos a seguir aceptando que pase el tiempo", para rematar señalando en tono altisonante: "Los Estados Unidos y varios países dicen que no es opcional en este momento: tienen que aceptar la ayuda humanitaria". 
 En verdad considero que el imperio sigue sin contar con los 23 votos 
necesarios para expulsarnos o imponernos algún tipo de sanciones en el 
seno de la OEA, ya que desde el año pasado no han logrado obtener más de
 19 votos y eso para decisiones mucho menos trascendentes; no obstante, 
nunca se puede descartar que al igual que en el pasado, una serie de “cañonazos de billetes verdes”,
 logren quebrar la voluntad de algunos de nuestros socios en el proyecto
 Petrocaribe o hasta de alguno de los miembros del ALBA-TCP que lleva ya
 más de un año haciéndole carantoñas al imperio. 
 A mi
 juicio lo más probable es que en el seno de la Asamblea se trate de 
soliviantar a la mayor cantidad posible de países del área, suscritores 
del “Estatuto de Roma”, para que acusen al presidente Maduro ante
 la Corte Penal Internacional, haciendo suyo el más reciente de los 
esperpentos del secretario Almagro en contra de Venezuela, cual es el 
informe que encargase a un grupo de “expertos” en DD. HH., para intentar demostrar que existe un "fundamento razonable"
 para considerar que el gobierno revolucionario ha cometido crímenes de 
lesa humanidad (5), ya que la OEA como cuerpo colegiado no estaría 
facultado para hacerlo, aunque si podría hacerlo Almagro a título 
personal. 
 La iniciativa anterior pudiera estar apoyada por 
lo que en definitiva se logre acordar en ese verdadero teatro del 
absurdo convocado por el congreso nacional colombiano (6), con la 
anuencia de la Asamblea Nacional en desacato y el parlamento de la Unión
 Europea, para ser escenificado en la ciudad fronteriza colombiana de 
Cúcuta el día 01 de junio, llevando el pomposo nombre de “Encuentro de Congresos de América Latina por Venezuela”;
 en apoyo de la tesis anterior puedo señalar que mientras me dedico a 
terminar de escribir estas líneas, ya el representante Colombiano 
Rodrigo Lara Restrepo ha señalado que: “Debemos pedir que se suspenda
 a la dictadura de la OEA, aquí no hay lugar para ambigüedades, la 
libertad volverá a la tierra del libertador, sabemos que unidos, en una 
sola voluntad podemos hacer lo posible para lograr un cambio en 
Venezuela”   (7). 
 Debo decir sin embargo que 
considero que todas estas iniciativas que pudiésemos llamar de carácter 
diplomático, enmarcadas en la agenda oficial de la reunión, no son más 
que juegos pirotécnicos si se les compara con el verdadero objetivo de 
la 48° Asamblea, inmerso en su agenda oculta, que no sería otro que 
afinar los compromisos que se han venido estableciendo desde poco más de
 un año para conformar la fuerza multiestatal invasora de nuestro 
territorio, tal como se hizo con la invasión a la Guatemala de Jacobo 
Arbenz, coordinada soterradamente por el propio secretario de estado 
John Foster Dulles, en la X Conferencia Interamericana celebrada en 
Caracas entre el 01 y el 28 de marzo de 1954, aunque lo que realmente se
 sometió a votación y fue aprobado en esa instancia, con el voto en 
contra de Guatemala y las abstenciones de Méjico y la Argentina, fue una
 condena muy general al comunismo internacional y una convocatoria a una
 Reunión de Consulta de Cancilleres para la adopción de medidas 
concretas (8), que nunca se celebró con ese propósito. 
 En 
demostración inequívoca de lo anterior puedo citar una reunión de 
efectivos militares del Comando Sur y países aliados de los Estados 
Unidos, celebrada en Panamá el pasado 17 de mayo, bajo los auspicios del
 "MARFORSOUTH" (US Marine Corps Forces, South), con el propósito 
de elaborar un plan de acción para unas presuntas maniobras aeronavales 
destinadas a intervenir en una nación latinoamericana que estaría 
representando una supuesta amenaza para la seguridad de la región y de 
los Estados Unidos (9). 
 Dichas maniobras que estarían 
comandadas por el General Robert Neller (veterano de la invasión a 
Panamá en 1989 y de la guerra de Irak) y el Mayor General David Bellón 
(actual comandante de MarForSouth), un par de halcones militares que 
vienen de haber sostenido conversaciones con líderes militares de más de
 veinte países de Latinoamérica durante la “VII Conferencia de Líderes de Infantería de Marina de las Américas 2018”   (10),
 celebrada en Paraguay entre el 12 y el 16 de marzo del presente año, 
suponen entre otras cosas la unificación de fuerzas de infantería de 
Colombia con Marines norteamericanos para conformar una fuerza conjunta 
de tarea especial para operaciones aéreas y navales subordinada al 
Comando Sur, lo que vendría a confirmar el papel protagónico del 
ejército colombiano, que tantas veces hemos señalado en artículos 
anteriores, en una eventual intervención militar a nuestro país. 
 Para tener idea del grado de peligrosidad que representa una amenaza como ésta basta con considerar que el Cuerpo de Marines "MARFORSOUTH",
 conformado por 47.000 efectivos, posee la capacidad de introducirse en 
un campo de batalla y combatir sin la ayuda externa de sus fuerzas 
armadas, por un período de 60 días. 
 Somos un pueblo de paz 
pero ante una amenaza como ésta debemos decir con plena convicción, 
parafraseando al Comandante Fidel Castro: Si los yanquis intentan 
destruir la Revolución Bolivariana por la fuerza, ¡no encontrarán aquí 
su Guatemala, sino que encontrarán aquí su Waterloo! 
 ¡Hasta la Victoria Siempre! 
 ¡Patria o muerte! 
 ¡Venceremos! 
Notas
 
 
 
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