EE UU salió de los acuerdos internacionales con Irán
La
bestia que gobierna en la Casa Blanca salió de los acuerdos
internacionales con Irán y restableció las sanciones. Junto con
Netanyahu hace una dupla peligrosa para la paz.
El
neofascista platinado y contratador de prostitutas VIP se adelantó
cuatro días a su cronograma, pues había fijado el 12 de mayo para
comunicar su más que probable salida de los acuerdos firmados con Irán. Y
el 8 de mayo ya había consumado la maniobra, con declaraciones a la
prensa y fotos mostrando su orden ejecutiva de sanciones contra Irán.
Donald
Trump es un personaje fácilmente detestable. Numerosas críticas le
cayeron encima por aquella decisión infundada, que pone en riesgo la paz
en Medio Oriente y por extensión en el resto del mundo.
El
que no recoge la misma cantidad de críticas es su socio menor, Benjamin
Netanyahu, que actuó en banda en esta cuestión anti iraní. El primer
ministro sionista había hecho denuncias falsas contra Teherán a fines de
abril, diciendo que tenía “pruebas” que supuestamente confirmarían que
la república islámica habría seguido con experimentos para la
fabricación de armamento nuclear. Las mentiras trataban de crear el
clima básico para la inminente justificación del portazo de Trump.
La
otra prueba de esa asociación criminal fue que el martes 8, apenas una
hora después de los anuncios en la Casa Blanca, Netanyahu ordenó lanzar
misiles contra la martirizada Siria, apuntando contra los efectivos del
presidente Al Assad y sobre todo los contingentes de la Guardia
Revolucionaria iraní que lo defienden. Se invertía la ecuación: Israel
aprovechaba del clima anti iraní fomentado por el magnate neoyorquino.
Hay
que condenar las acciones provocadoras de la Casa Blanca, pero para ser
completa, esa misma crítica debe alcanzar al primer ministro israelí,
su perro guardián en la zona.
Trump es un psicópata de
reminiscencias hitlerianas que no acepta la existencia de gobiernos y
países plantados con intereses y puntos de vista diferentes. Y en esa
furia criminal no atiende razones. En los días previos a su anuncio
viajaron a Washington el presidente francés Emmanuel Macron, la
canciller alemana Ángela Merkel y el ministro de Exteriores del Reino
Unido, Boris Johnson, intentando disuadirlo. No tuvieron éxito. El loco
rompió por sí solo el tratado firmado en Viena el 14 de julio de 2015
con Irán por parte de EE UU, Rusia, China, Francia, Reino Unido y
Alemania. El mismo fue negociado dos años hasta la firma del Plan de
Acción Integral Conjunto (JCPOA, sus siglas en inglés).
Irán
entregaba el uranio enriquecido de más a Rusia y cambiaba el reactor de
agua pesada de Arak. Se comprometía a no enriquecer uranio por encima
de los porcentajes necesarios para fines comerciales y medicinales, y a
abrir sus instalaciones para las inspecciones de la Organización
Internacional de Energía Atómica (OIEA). Washington y sus tres aliados
europeos levantaban las sanciones comerciales y financieras contra el
petróleo y el comercio de los persas, el congelamiento de sus depósitos
en el extranjero, etc.
Todas mentiras
El
entendimiento de 2015 fue el fruto de negociaciones del presidente
Hassan Rohani y Barack Obama, mediante los cancilleres Mohammad Javad
Zarif y John Kerry, que trabajaron con el ruso Serguei Lavrov, el chino
Wang Yi y la alta representante de la Unión Europea, Federica Mogherini.
Ellos pusieron mucho empeño, con concesiones recíprocas.
El inicio de conversaciones en 2013 fue casi contemporáneo con el Memorando de Entendimiento con Irán, firmado por Argentina.
Esos
intentos de llegar a convivencia pacífica con Teherán, con la JCPOA, y
de avanzar en la investigación del atentado a la AMIA, fueron saboteados
por la ultraderecha en EE UU, Israel y la Argentina. Netanyahu y los
todavía no presidentes Trump y Mauricio Macri, fueron enemigos del
diálogo con los persas. Lo sabotearon desde el poder o la oposición en
que aún estaban en 2015. Ahora, el multimillonario-inmobiliario en el
poder, lleva ese sabotaje a la práctica.
Los argumentos
utilizados en 2015 y hoy contra Irán son falsos. Los técnicos de la OIEA
certificaron en 2015 la inexistencia de esas armas en Irán; sólo
después de eso se suscribieron los documentos.
El jefe
coordinador del OIEA, Cornel Feruta, declaró en abril pasado que sus
inspectores pasan 300 días al año en Irán, han recogido cientos de
muestras y registrado 2.000 unidades y equipos de materiales nucleares.
Se habían respetado a rajatabla los compromisos. En tiempos de
vigilancia global y sofisticada, no hacía falta tener ojos en suelo
iraní para detectar posibles incumplimientos.
Los
gobiernos europeos y las cancillerías rusa y china, deploraron la salida
de Trump, un unilateralismo que ya practicó contra los Acuerdos
Climáticos de París. Esos gobiernos le creen a la OIEA y a Rohani, no al
dúo mentiroso que busca un clima de guerra.
Los otros
firmantes han abierto una negociación para dar a Irán las garantías
comerciales y políticas de que el acuerdo se pueda mantener. Si así
fuera, el gobierno iraní seguirá adentro, de lo contrario reanudará el
enriquecimiento de uranio, como advirtió el 22 de abril.
El
9 de abril y 8 de mayo Israel atacó a fuerzas iraníes en Siria. El
Departamento del Tesoro, por su lado, reimplantó las sanciones desde el 4
de noviembre. Es un movimiento en pinzas, de agresión.
Irán
dijo que defenderá su soberanía por todos los medios, lo que incluye la
vía militar. Una pena si llegara esa instancia. Doblemente lamentable,
sobre todo por los muertos y heridos, pero también porque en los medios y
política rioplatense habrá voces en sintonía con la CIA y el Mossad
diciendo que la culpa de esa violencia es persa cuando la realidad
sindica sin dudas al imperio e Israel.
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