La práctica del exterminio es algo que tienen en común Estados Unidos, Israel y Guatemala
La Hora
Así nombró Rainer Hachfeld a su caricatura más reciente, en el que retrata gráficamente la relación política de Guatemala con Estados Unidos: un pequeño perro cuelga de la pierna del Tío Sam, a quien le va lamiendo el trasero mientras éste se dirige a Jerusalén. Ese pequeño perro representa a Guatemala, luego de que fuese el segundo país (después de Estados Unidos) en trasladar su Embajada en Israel a Jerusalén.
Así lució Guatemala esta semana frente al mundo, así es como se ha comportado políticamente con Estados Unidos por décadas, gobiernos tras gobiernos han actuado como perritos falderos de la gran potencia gringa, crecemos aprendiendo que somos su patio trasero. Complacer a Estados Unidos puede salvarles el pellejo, lo cual es una necesidad evidente del gobierno de Jimmy Morales, quien no vaciló en tomar esta oportunidad para complacer a los gringos quienes además costearon su viaje a Israel, la de su familia y la de los zánganos diputados y funcionarios que le acompañaron.
No creo que a la comitiva guatemalteca le haya importado algo las muertes que se generaron por el traslado de las embajadas a Jerusalén, tampoco creo que comprendan la situación de los palestinos y su lucha, porque así de inmensa es su ignorancia. Jimmy Morales se llena la boca hablando de Dios mientras aprueba el exterminio que Estados Unidos e Israel están provocando en el pueblo palestino. Guatemala como buen país colonizado obedece.
La práctica del exterminio es algo que tienen en común los tres países (Estados Unidos, Israel y Guatemala). La amistad de la que se jactan los Estados de Israel y Guatemala se ha tratado de la “cooperación” armamentista que Israel ha dado a Guatemala, armas con las que se cometió genocidio en contra de nuestros pueblos y ahí también estuvo Estados Unidos que en nombre del anticomunismo y la contrainsurgencia invirtió y se encargó de entrenar al Ejército guatemalteco para que supiera utilizar dichas armas en contra de su pueblo. Si el propio Estado guatemalteco ha generado políticas y prácticas genocidas, no hay necesidad de imaginarse lo que es evidente, que le importa un bledo Palestina.
“Es comprensible que los derechos de los palestinos se marginen en la política y el discurso de Estados Unidos. Los palestinos no tienen riqueza ni poder. No ofrecen casi nada que favorezca los intereses políticos de Estados Unidos; de hecho, tienen valor negativo, como una molestia que agita las “calles árabes”. Israel, por el contrario, es una sociedad rica con una industria sofisticada y de alta tecnología, militarizada en gran medida. Durante décadas ha sido un aliado militar y estratégico altamente valorado, sobre todo desde 1967, cuando llevó a cabo un gran servicio a Estados Unidos y a su aliado Arabia Saudí al destruir el “virus” nasserista y estableció su “relación espacial” con Washington en la forma que ha tenido desde entonces… No solo se apoya a Israel y sus conquistas y su expansión, sino que se le profesa un amor apasionado”. (Noam Chomsky: ¿Quién domina el mundo? 2016).
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