Bajo la lupa
Alfredo Jalife-Rahme
Si la inteligencia artificial (IA) definirá el dominio geoestratégico en la próxima generación, su ideología emergente marcará el destino de la humanidad.
Ya el zar Vlady Putin había alertado de que quien domine la IA controlará al mundo (http://bit.ly/2IjsAdQ).
Detrás de las amenazas de
guerra comercialde Estados Unidos y China se encuentra el “posicionamiento tecnológico que marcará el siglo XXI sobre la primacía de la IA cuando Beijín ha proclamado que será el líder indiscutible en 2030 (http://bit.ly/2IgbRbA)”.
Quedó atrás la caduca taxonomía de
derechae
izquierdaque floreció durante la Guerra Fría en la etapa bipolar entre Estados Unidos y la ex URSS, hoy la ideología en el mundo se encuentra fracturada entre los
globalistas–encabezados por el megaespeculador George Soros y la dupla británica de The Economist/The Financial Times–, acoplados a los poderosos multimedia israelí-anglosajones de
occidente–contra los
nacionalistasdonde prevalecen Trump, el zar Vlady Putin y el mandarín Xi con sus respectivas idiosincrasias– al unísono de sus puntuales resurrecciones en la Unión Europea.
Yair, hijo del primer ministro israelí Bibi Netanyahu, sentenció con entonaciones nacionalistas sarcásticas que Soros “controla al mundo (http://bit.ly/2FMZNsV)”.
A 200 años del aniversario del nacimiento de Marx, Nathan Gardels (NG), editor en jefe del The World Post –en colaboración con The Washington Post y el Instituto Berggruen– aduce que la “IA agudizará la división entre Occidente y Oriente (https://wapo.st/2JXYucX)”.
NG no oculta su proclividad ideológica y reduce a la IA a su lecho de Procusto cerebral: la conectividad digital y los algoritmos están mejor en manos de los
libertarios (sic) de Silicon Valleyque en las de China con su
mentalidad autoritaria que empodera al Estado.
Arguye que el mundo digital se encuentra dividido entre el
espionaje capitalistade Occidente y el
monitoreo del mandarinato de China. Se olvida que Snowden y Assange son hijos de Occidente.
Feng Xiang (FX) –profesor de leyes en la Universidad Tsinghua– argumenta que la “IA marcará el fin del capitalismo (https://wapo.st/2FN3oXU)”.
Considera que
si la IA permanece bajo control de las fuerzas del mercado desembocará en forma inexorable en un mega-rico oligopolio de datos de multimillonarios que cosecharán la riqueza creada por los robots que desplazan la mano de obra, dejando un masivo desempleo a su alrededor.
Juzga que la
economía de mercado socialistade China
puede proveer una solución, si la IA “asigna en forma racional (sic) recursos mediante los análisis de macrodatos ( big data) y si las robustas asas de retroalimentación ( feedback loops) pueden suplir las imperfecciones de la
mano invisible, mientras se
comparte en forma equitativa la inmensa riqueza que creaen medio de una
funcional economía planificada.
El peligro de la IA, que
avanza en una tecnología de propósito general, es que permanezca en
manos privadas que sirven los intereses de unos cuantos.
Aduce que la
inevitabilidad del desempleo masivo y la demanda por el bienestar universal conducirán la idea de socializar (sic) o nacionalizar (sic) la IA.
El
capitalismo digitalfantaseó el bienestar social, como sucede con los multimillonarios de Google y Apple que esconden sus inmensas ganancias en los paraísos fiscales para evadir impuestos, lo cual choca con su lema hipócrita de
responsabilidad social.
El escándalo de la empresa británica Cambridge Analytica, obligada a cerrar, con Facebook y su
modelo de negocios–que coloca a las ganancias por encima de una
ciudadanía responsable– es la forma en que funciona el
capitalismo digitalen detrimento de la sociedad.Alega que en China las empresas privadas de Internet como Alibaba y Tencent son
monitoreadas por el Estadoy
no se encuentran por encima del control social.
El presidente chino Xi Jiping dio un discurso por el bicentenario del natalicio de Carlos Marx el viernes pasadoFoto Afp
Juzga que la
misma penetrabilidad de la IA marcará el fin del dominio del mercadocuando
sólo produce desempleo, no se diga con los robots, por lo que
no existe una mejor alternativa que la intervención del Estado.
El capitalismo laissez faire desembocará en la
dictadura de los oligarcas de la IA que colectan rentas debido a que tienen reglas de propiedad intelectual sobre los medios de producción.
Así como las armas nucleares y bioquímicas,
la exclusiva tecnología de punta o el núcleo de las plataformas de IA deben pertenecer a un Estado fuerte y estable que garantice la seguridad de la sociedad.
FX concluye con la frase:
!Uníos robots del mundo!
El sociólogo Anthony Giddens (AG) –anterior director de la London School of Economics y exponente de la fracasada
Tercera Víaque fue un engaño del
ofertismo fiscaldentro de la depredación neoliberal– propone en forma antigravitatoria y desfasada una carta magna para la
era digital, en similitud a la que adoptó Inglaterra (sic) en 1215 para
frenar a los reyes de abusar de su podercuando hoy “los nuevos reyes son las grandes empresas tecnológicas (https://wapo.st/2wk2Nxy)”. Su comparación es desigual e inarticulada.
AG considera que la
revolución digital es la mayor fuerza dinámica en el mundoy
afecta todo desde la intimidad de la vida cotidiana hasta las luchas geopolíticascuando
al mismo tiempo fractura y divide.
La
evolución de la IAcomporta tres fases distintas: 1. Los trabajos pioneros de Alan Turing durante la Segunda Guerra Mundial hasta finales de los 80, dominados por los
gobiernos y la Academia2. La emergencia de Silicon Valley 3.
Retorno del Estado (¡súper sic!) y un dominio público mayor.
Mas allá de sus aspectos positivos, sus
aspectos negativos son profundos (¡mega sic!)con
amenazas al tejido mismo de la democraciacuando los “movimientos on line desafían o hasta desplazan a los principales partidos políticos”, al unísono de
avances dramáticos en el aprendizaje de las máquinas.
AG participó en un grupo de trabajo del
Comité Selecto (sic) de la Cámara de los Lores sobre IAque publicó un reporte que propone
reformas para encontrar un nuevo equilibrio entre la innovación y la responsabilidad de las trasnacionales.
Su
selectacarta magna esboza
intervenciones prácticas de los gobiernos (¡súper sic!): la IA debe
ser desarrollada para el bien común; operar con los principios de inteligibilidad y equidad, respetar los derechos de la privacía”, estar basado en cambios de envergadura en la educación y
nunca conceder el poder autónomo para dañar (sic), destruir o engañar (sic) a los humanos.
Dejando de lado las fake news israelí-anglosajones, el problema de la carta magna de AG es su implícita israelización sobre la identidad y operabilidad de su futuro árbitro.
Hoy, con bendición anglosajona, Israel, potencia digitálica cabal que ostenta 400 bombas atómicas clandestinas, se da el lujo de manipular los datos de la Organización Internacional de Energía Atómica para torpedear los acuerdos con Irán cuando ni firma el Tratado de no Proliferación de Armas Nucleares.
La
selectaisraelización de la IA es uno de sus principales escollos.
Quien controle la IA impondrá su modelo.
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