La
consultora británica Cambridge Analytica, la que protagonizó el
escándalo por el uso de datos de millones de usuarios de Facebook,
anunció el cese inmediato de todas las operaciones e inició su proceso
de quiebra, pero simplemente cambia de piel y seguirá sus manipulaciones
con otros nombres, amenazando la pureza de las elecciones en varios
países, entre ellos Argentina, Colombia y México.
La
compañía británica culpó de su quiebra a las denuncias de manipulación
política que inundaron los medios internacionales en los últimos, pero
lo cierto (y que no dice) es que sus principales activos ya trabajan en
una empresa con fines similares llamada Emerdata.
No es
de extrañar que muchos medios del primer mundo se han hecho eco de la
maniobra, aun cuando el británico Financial Times cita a exempleados que
afirman que la empresa podría reinventarse con un nombre diferente,
teniendo en cuenta que “Cambridge Analytica como marca es absolutamente
tóxica (…) aunque, seguramente, SCL Group surgirá reencarnada o quizá
disfrazada".
La entidad registradora pública de empresas y
organizaciones del Reino Unido, Companies House, develó que existe una
compañía llamada Emerdata Limited, “con sede en las mismas oficinas que
SCL Elections y dirigida por la misma administración e inversores que
Cambridge Analytica”. Incluso se describe a sí misma como una
organización de "procesamiento de datos, alojamiento y actividades
relacionadas", una actividad similar a la que decía realizar la empresa
El
21 de marzo Business Insider destapó la existencia de Emerdata Limited,
en cuyo consejo de administración aparecen una serie de nombres
directamente vinculados con Cambridge Analytica y SCL Group. Alexander
Taylor fue nombrado director de Emerdata el 28 de marzo en sustitución
del dimitido Alexander Nix. Otro directivo de SCL Group, Julian
Wheatland, aparece en los registros como directivo de Emerdata.
Nix,
quien reconoció que trabajó en elecciones en países de todos los
continentes, incluyendo Estados Unidos, Reino Unido, Argentina, Nigeria,
Kenia y República Checa, dejó la compañía justo tras estallar el
escándalo de los datos de Facebook (o lo hizo estallar) y a raíz de un
vídeo grabado por la televisión británica con cámara oculta donde hizo
toda clase de comentarios inapropiados como ofrecer grandes cantidades
de dinero a un candidato y amenazarle con publicarlo, para intentar
extorsionarlo.
Jennifer y Rebekah Mercer, hijas del
millonario Robert Mercer —fundador y financiador de Cambridge Analytica,
y financista de la campaña presidencial de Donald Trump— quienes
detentaban cargos de responsabilidad en Cambridge Analytica, también
aparecen como directivos de Emerdata desde el 16 de marzo, en pleno
estallido público del escándalo.
Es más, según Business
Insider, entre los responsables de Emerdata también aparece Johnson Chun
Shun Ko, un ejecutivo chino de Frontier Services Group, la firma
militar presidida por el prominente partidario de Trump Erik Prince,
fundador de la contratista militar estadounidense Blackwater US, y
hermano de la secretaria de educación de Estados Unidos, Betsy DeVos.
Emerdata
se constituyó en agosto de 2017, pero ha registrado bastante actividad
desde que el escándalo del uso ilegítimo de los datos de Facebook llegó a
los titulares en marzo de este año, incluidos los ya mencionados
nombramientos de directivos provenientes, precisamente, de Cambridge
Analytica.
Una provocada autoquiebra
Cambridge
Analytica anunció también que en breve anunciará una bancarrota para su
central en Londres y sus filiales en Estados Unidos. Todo esto
pareciera una puesta en escena para hacer creer que muerta la empresa se
terminó el mal. Pero es obvio que seguirá, con otro nombre las mismas
manipulaciones.
En marzo pasado, Christopher Wylie, uno de
sus fundadores, denunció que esa consultora había utilizado de manera
ilegal la información de 50 millones de usuarios en Facebook.
Recién
cuando el escándalo tomó dimensión global, Facebook reconoció que la
consultora británica había accedido (¿o comprado?) a la información
personal de al menos 87 millones de usuarios y la había utilizado para
crear perfiles de votantes.
Wylie desnudó ante la Cámara
de los Comunes británica la mecánica interna de la consultora, y
denunció puntualmente la manipulación que realizó la empresa durante la
campaña por la salida de Reino Unido de la Unión Europea a favor del
Brexit, que incidieron en el resultado del referéndum de la UE.
AggregateIQ
(AIQ), una empresa canadiense, trabajó con Cambridge Analytica durante
la campaña a favor del Brexit y desarrolló un software denominado Ripon
que utilizaba algoritmos de datos de Facebook para apuntar a ciertos
perfiles ideológicos más abiertos al discurso anti UE, explicó Wylie.
AIQ desempeñó un “papel muy significativo” en la victoria del Brexit en
el Reino Unido, dijo.
Esta denuncia desató todo tipo de
versiones y rumores en Estados Unidos, en donde Cambridge Analytica
trabajó en la campaña presidencial de Donald Trump. El vínculo entre la
consultora y el presidente republicano no es sólo laboral. Uno de los
dueños de la compañía es el multimillonario estadounidense Robert
Mercer, uno de los impulsores de la llamada derecha alternativa
norteamericana, el movimiento de extrema derecha que apoyó desde el
inicio al magnate inmobiliario.
Pero Cambridge Analytica
no fue la única que recibió golpes por este escándalo. Facebook tuvo una
caída abrupta en la bolsa estadounidense y una disminución igual de
fuerte en su número de usuarios.
Facebook, una de las
señaladas por las autoridades fiscales americana y europeas por
disfrutar de las ventajas impositivas que confieren las regulaciones
mercantiles y tributarias a los domicilios sociales y fiscales y el
principal agente empresarial involucrado en los cambios de tendencia en
las urnas británicas y estadounidenses en 2016, gestiona más de 300
millones de gigabytes en información personal de sus usuarios.
Estos
datos equivalen a que cada uno de ellos tuviera archivados 126 e-books
en sus cuentas, y un arsenal de perfiles que le permite disponer de una
de las plataformas on line más importante del mundo, indispensable para
beneficiarse de modelos de negocio que amplían consumidores y
diversifican mercados al calor del incremento productivo de los robots y
la automatización industrial.
Todo esto acontece apenas dos decenios después de que Sergey Brin y Larry Page registraran el dominio google.com
y once de que Steve Jobs presentara en sociedad, en San Francisco, el
primer iPhone. Mientras, Facebook sigue creando perfiles de usuarios y
los algoritmos que usara Cambridge Analytica siguen a disposición de
quien los quiera (o pueda) pagar.
Ricardo Carnevali
Doctorando en Comunicación Estratégica, Investigador del Observatorio en Comunicación y Democracia, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
https://www.alainet.org/es/articulo/192633
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