El objetivo central de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal) es posicionar “la igualdad como un valor fundamental del desarrollo”. |
Con el propósito
central de repensar como avanzar a un desarrollo más sostenible y con
mayor igualdad, ahora que la región parece dejar atrás la desaceleración
de los últimos años, la Comisión Económica para América Latina y El
Caribe (Cepal) comenzó su 37 período de sesiones en la capital cubana.
“Estamos
creciendo de nuevo después de un par de años de recesión”, dijo este
martes 8 Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal,
en la inauguración del encuentro más importante del organismo, porque
rinde cuentas de su actividad, analiza los temas de mayor relevancia
para el desarrollo socioeconómico y reorienta su trabajo.
Los pronósticos del organismo son de un crecimiento regional de 2,2 por ciento en 2018.
La
máxima funcionaria de la Cepal, que este año cumple 70 años, indicó que
“se requiere una redefinición de la cooperación internacional más aún
en una región en transición como la nuestra, que hoy es calificada como
región de renta media”, durante la apertura formal de la cita, que acoge el Palacio de Convenciones de La Habana entre los días 7 y 11 de mayo.
El
escenario cambiante de las economías de América Latina y el Caribe, las
viejas deudas en material de equidad de la región más desigual del
planeta y la cooperación Sur-Sur centran la reunión bienal, en que el
objetivo central de la Cepal es posicionar “la igualdad como un valor
fundamental del desarrollo”.
Bárcena subrayó que la desigualdad
“no solo es injusta, sino ineficiente e insostenible”, y que las
desventajas afectan en mayor medida a las mujeres.
Y llamó, entre
otras soluciones, a expandir los espacios fiscales, incrementar la
inversión pública y el gasto social, atraer las inversiones, apostar a
la innovación tecnológica en especial en las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación y la integración comercial y productiva de
la región.
La cita congrega a representantes de los 46 países
miembros y 13 asociados de la Cepal, además de investigadores y
académicos, funcionarios de casi 30 organismos intergubernamentales,
especializados y del Sistema de la Organización de las Naciones Unidas
(ONU), y varios representantes de diferentes organizaciones de la
sociedad civil.
Este martes 8, Cuba recibió de manos de México la
presidencia pro témpore del organismo regional para un período de dos
años, responsabilidad para la que fue electa por unanimidad en mayo de
2016, en la capital azteca, durante el anterior periodo de sesiones.
“Debemos
redefinir el concepto de desarrollo sobre todo en las regiones de
transición con países de ingreso mediano como los de América Latina y el
Caribe”, expresó António Guterres, el secretario general de la ONU, en
el segundo periodo de sesiones de la Cepal que Cuba acoge en su
historia, después del de 1949.
Guterres alabó la nueva
herramienta suscrita el lunes 7 por la Unión Europea (UE), con el apoyo
del Centro de Desarrollo de la Organización de Cooperación y Desarrollo
Económicos (OCDE), y la Cepal para promover el desarrollo sostenible a
medida que los países de la región transitan hacia niveles de ingresos
más elevados.
Bárcena suscribió en La Habana el instrumento
denominado “Facilidad para el Desarrollo en Transición”, junto con
Stefano Manservisi, director general de Cooperación Internacional y
Desarrollo de la Comisión Europea, y Mario Pezzini, director del Centro
de Desarrollo de la OCDE.
El mecanismo apoyará el diseño e
implementación de políticas públicas para cumplir los 17 Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS) dentro de la Agenda 2030 de Desarrollo
Sostenible que la comunidad internacional estableció en 2015.
La
UE asignó al instrumento un monto inicial de 9,5 millones de euros, que
con los recursos aportados por la Cepal y el Centro de Desarrollo de la
OCDE se ampliará hasta llegar a los 16 millones de euros.
De los
33 países que componen la región, 32 son considerados como de renta
media, lo que significa que van camino hacia el desarrollo y consolidan a
la región como la de clase media del Sur en desarrollo.
“El
hecho de que los países (del área) lleguen a tener un nivel de ingreso
no quiere decir que ciertos problemas de desarrollo, de instituciones y
productividad, se hayan resuelto”, abundó a IPS el secretario ejecutivo
adjunto de la Cepal, Mario Cimoli.
A su juicio, “utilizar el
ingreso medio como medida para decidir si hay o no desarrollo o usar el
ingreso medio como barrera es un gran error”, en un contexto globalizado
donde hasta los países desarrollados están afrontando obstáculos para
crecer y generar más empleos.
“Si llegamos al ingreso medio y
tenemos pobreza, eso quiere decir que tenemos problemas de
instituciones, procesos y dinámicas que hay que comprender más
profundamente”, esclareció el economista, para quien “hay que trabajar
con el concepto de desarrollo en transición con diálogo y cooperación”.
Un
estudio elaborado por la Cepal para esta sesión bienal, indica que la
región continúa siendo la más desigual del mundo, con un coeficiente de
Gini promedio de 0,5 comparado con 0,45 de África Subsahariana; 0,4 de
Asia Oriental y el Pacífico y 0,3 para los países de la OCDE, dónde cero
es la mayor desigualdad y uno la mayor igualdad.
“El mensaje
central es que la desigualdad conlleva grandes costos de eficiencia, lo
que redunda en que su superación sea una condición necesaria para el
desarrollo”, alerta el documento “La ineficiencia de la desigualdad”, que Cepal va a lanzar el jueves 10.
En
ese sentido, el organismo reafirma que la principal tarea pasa por
avanzar hacia el desarrollo sostenible en sus tres dimensiones: social,
económico y ambiental, lo cual contribuirá a generar un sistema
económico más favorable para el aprendizaje, la innovación y el aumento
de la productividad.
“La búsqueda de la igualdad y la eficiencia
en un marco de sostenibilidad ambiental se ha hecho especialmente
urgente a la luz de las tendencias recientes en el escenario
internacional, que ha pasado por profundos cambios económicos,
tecnológicos y geopolíticos”, advierte el organismo.
El informe Panorama Social de América Latina 2017 refleja
que en 2016 la pobreza en América Latina afectó a unas 186 millones de
personas, que representaron 30,7 por ciento de la población regional,
después de una década de reducción en la mayoría de países.
Ese
total incluyó 61 millones en situación de pobreza extrema, un alza de
diez por ciento en relación con 2014, cuando esa situación impactaba a
48 millones de personas, para 8,2 por ciento de la población regional.
Este sector más pobre de la región alcanza al 46,7 por ciento de niños y
adolescentes, entre 0 y 14 años.
Pese al retroceso, el documento
resaltó que entre 2002 y 2016, la región fue capaz de disminuir la
pobreza en 15,2 puntos porcentuales, como también decreció en el mismo
periodo la desigualdad de ingresos.
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