“No lucho por mi mandato, por vanidad o por apego al poder, como es propio de quien no tienen carácter, principios o utopías a conquistar. Lucho por la democracia, por la verdad y por la justicia. Lucho por el pueblo de mi país, por su bienestar”, dijo la presidenta Dilma Rousseff durante el discurso de defensa en el Senado, en la mañana del lunes (29).
Cristiane Sampaio
La
frase permite dimensionar del clima de ansiedad política y movilización
que polarizó al país, traspasando las fronteras nacionales y atrayendo
la atención de los más variadas partes del planeta, que hoy se
concentraron en Brasilia (DF) y agitaron el Planalto Central. En un
discurso de más de 30 minutos, Dilma habló a los senadores y a la nación
durante la sesión que comenzó a las 9h40min y que puede extenderse
hasta la madrugada.
Entre los destaques del discurso, algunos
elementos previsibles: críticas al presidente interino Michel Temer y a
los proyectos de ley que se tornaron mantras en la boca de las bases
aliadas del PMDB, al diputado apartado Eduardo Cunha (PMDB-RJ) y a los
medios de comunicación de masas. Dilma reafirmó los argumentos de
defensa, que reiteran la ausencia de crimen de responsabilidad en la
gestión de Dilma. Ellos destacan el peso de las pruebas recogidas
durante el proceso, lo que daría al impeachment un carácter “golpista”,
en palabras de petistas y aliados.
Destacó también los programas
sociales y las políticas de inclusión articuladas durante los gobiernos
del Partido de los Trabajadores (PT).
“Lo que está en juego no es
sólo mi mandato sino el respeto a las urnas, a la voluntad soberana del
pueblo brasileño y a la Constitución. Lo que está en juego son las
conquistas de los últimos 13 años: son los triunfos de la población, de
las personas más pobres y de la clase media; la protección de la niñez;
los jóvenes llegando a las universidades y a las escuelas técnicas; la
valorización del salario mínimo; los medicamentos atendiendo a la
población; la realización de sueño de la casa propia (…) Lo que está en
juego es la autoestima de los brasileños y brasileñas, que resistieron a
los ataques de los pesimistas a la capacidad del país para realizar,
con éxito, la Copa del Mundo y las Olimpiadas y Para-olimpiadas”,
argumentó.
Temer y Cunha
Al mencionar al
presidente interino Michel Temer, Dilma Rousseff no economizó
reprobaciones. “Los padrones políticos dominantes del mundo repelen la
violencia explícita. Ahora, la ruptura democrática se da por medio de la
violencia moral con pretextos constitucionales para que se otorgue
apariencia de legitimidad al gobierno que asume sin el amparo de las
urnas. Se invoca a la Constitución para que el mundo de las apariencias
encubra hipócritamente el mundo de los hechos”, dijo.
Entre otras
cosas, criticó indirectamente el Proyecto de Ley (PL) 4567/16, que
tramita actualmente en la Cámara Federal y propone la apertura de la
explotación de pré-sal para las multinacionales; los PLs que proponen la
flexibilización de los derechos laborales; la propuesta de Enmienda
Constitucional (PEC) 241, que establece un techo para los gastos
públicos en un horizonte de 20 años y tiende a reducir los costos con la
llamadas áreas sociales; la articulación de Cunha rumbo al impeachment.
“Encontraron
en la persona de Eduardo Cunha el vértice de su alianza golpista.
Articularon y viabilizaron la pérdida de la mayoría parlamentaria del
gobierno, con el fuerte apoyo de sectores de los medios para llegar al
clima político necesario. Todos saben que este proceso de impeachment
fue abierto por un chantaje explícito de él”, agregó, en referencia al
episodio en que la bancada del PT votó a favor de la instauración del
proceso contra Cunha en el Consejo de Ética.
El ex presidente de
la Cámara, que renunció al cargo el día 7 de julio, está en la mira de
un proceso político-disciplinario sobre la acusación de haber mentido a
la CPI de la Petrobras sobre la existencia de cuentas en el exterior. Ya
aprobada en el colegiado, la casación aguarda la votación en el
plenario.
Además, Dilma criticó la composición del gobierno
interino, en especial la ausencia de representación femenina y negra en
la cúpula administrativa. “[Es] la elección indirecta de un gobierno
que, ya en su interinidad, no tiene mujeres comandando sus ministerios,
cuando el pueblo, en las urnas, eligió a una mujer para comandar el
país. Un gobierno que excluye a los negros en su composición ministerial
ya reveló un profundo desprecio por el programa elegido por el pueblo
en el 2014”, afirmó.
Acusación
A pesar del
tono más subjetivo y menos técnico que marcó la tónica del discurso,
Dilma también rebatió una vez más las acusaciones que pesan contra ella
en el proceso de impeachment. Apartada desde el día 12 de mayo, cuando
el plenario en el Senado deliberó la apertura de los trámites en el
Senado, ella es acusada de infringir la Ley Presupuestaria Anual al
editar decretos que autorizaban despensas de R$ 2,5 mil millones en
2015.
La oposición argumenta que el gasto sería incompatible con
la meta fiscal y que la edición de los referidos decretos se dio sin
autorización del Congreso.
La denuncia apunta, además, a la
posible existencia de una operación de crédito ilegal relacionada a
atrasos en el pago del Plan Safra [destinado a la agricultura] del año
pasado, lo que habría resultado en las llamadas “pedaleadas fiscales”.
La
defensa de Dilma ha reforzado, entre otras cosas, el argumento de que,
en el caso de los decretos, no hubo falta de respeto a la meta diseñada
en la LDO. “Todas las previsiones legales fueron respetadas en relación a
los tres créditos. Ellos apenas ofrecen alternativas para la locación
de los mismos limites, de empeño financiero, establecidos por decreto de
contingenciamiento, que no fueron alterados”, argumentó una vez más
durante la sesión del lunes, destacando además que “2015 fue el año de
mayor contingenciamiento de la historia”.
Ella alegó también que
la no edición de los decretos habría comprometido a los ministerios, las
universidades públicas, programas como “Más Médicos”, entre otros
servicios. “La verdad, el año 2015 habría, presupuestariamente, acabado
en julio”, agregó. Los cambios de postura del Tribunal de Cuentas de la
Unión (TCU) en relación a la materia también fueron destacados por
petistas y aliados. “Los decretos fueron editados en julio y agosto del
2015, y solamente en octubre el TCU aprobó la nueva interpretación. El
Tribunal recomendó la aprobación de cuentas de todos los presidente que
editaron decretos idénticos”, comparó la presidenta apartada.
En
lo referente a las pedaleadas fiscales, rebatió la acusación afirmando
que los atrasos en los pagos de las subvenciones debidas al Banco de
Brasil no configuran operaciones de crédito y que no tuvo participación
en lo que se refiere al asunto porque los actos relativos al Plan Safra
no parten de la Presidencia de la República. La petista calificó a la
denuncia de “injusta y frágil”.
Interrogatorio
Después
de la declaración, continuaron las preguntas de los senadores a la
presidenta Dilma y por lo menos 47 legisladores se inscribieron para
hablar. La sesión, que es la penúltima del juicio de impeachment, puede
extenderse hasta la madrugada. El proceso debe cerrarse el martes (30),
con la votación final.
Comitivas
Dilma
llegó al plenario del Senado después de las 9 horas de la mañana,
acompañada de una comitiva formada por políticos y personalidades,
incluyendo al ex presidente Lula; el presidente del Partido de los
Trabajadores (PT), Rui Falcão; el jurista y ex presidente d la Orden de
los Abogados de Brasil (OAB) Marcelo Lavenére; el presidente del
Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST), Guilherme Boulos; el
dirigente nacional del Movimientos de los Trabajadores Rurales Sin
Tierra (MST), João Paulo Rodrigues; ex ministros; asesores; líderes
políticos; artistas; e intelectuales, destacándose el cantante Chico
Burque, que concentró las atenciones en diversos momentos en los
bastidores.
Entre los partidarios de la acusación, que
oficialmente contenía 30 nombres, incluyó a miembros y articuladores del
grupo pro impeachment de los movimientos “Despierta, Brasil” y
Movimiento Brasil Libre (MBL).
Looby
Las
últimas semanas en Brasilia se desarrollaron una serie de diálogos y
gestiones en torno a la búsqueda de apoyo para la votación que decidirá
los rumbos de la presidenta apartada Dilma Rousseff. A pesar del
distanciamiento entre Dilma y la cúpula del PT – caracterizado, entre
otras cosas, por la divergencia sobre la necesidad de un plebiscito para
consultar a la población sobre nuevas elecciones y reforma política, en
caso de retorno al cargo- , la petista venía reuniéndose con diversos
legisladores, intelectuales y movimientos sociales durante el período de
reclusión en el Palacio da Alvorada, en Brasilia.
Durante las
sesiones de este trecho final del proceso de impeachment, tanto en los
bastidores como frente a las cámaras, los parlamentarios se movieron en
un clima semejante al de una disputa electoral. Optimista, la oposición a
Dilma proyecta llegar a los 60 votos favorables. “O 61, en el caso de
que el presidente [del Senado, Renan Calheiros] decida votar”, calculó
el senador Cássio Cunha Lima (PSDB-PB). El presidente de los senadores
se abstuvo en las votaciones anteriores, y ha generado un clima de
misterio en torno a su decisión.
Las manifestaciones y
especulaciones dan cuenta de que algunos legisladores aun no cerraron su
voto, entre ellos el senador y ex residente depuesto por impeachment,
Fernando Collor (PTC-AL), que el último viernes (27) fue recibido por la
presidenta en el Palacio da Alvorada.
En la primera votación en
el Senado, en mayo, por la apertura del proceso, Dilma recibió 22 votos
favorables y 55 en contra. Del total de los 81 senadores, se precisan de
28 votos contra el impeachment para garantizar su regreso a la
presidencia.
A pesar de que ese horizonte se muestre distante,
petistas y aliados han repetido que creen en un resultado favorable.
“Hoy es el día más importante de todos y ella está viniendo al Senado
también para dialogar. Nosotros no perdemos las esperanzas”, afirmó la
senadora Vanessa Grazziotin (PcdoB-AM).
Brasília (DF), 29 de agosto de 2016
Traducción: Maria Julia Giménez. Edición: ALAI