La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, advirtió de que la “intolerancia” imperante puede recrear la inestabilidad en este país sudamericano.
“Existe una cultura golpista, pero no están las condiciones materiales para que eso ocurra (…) La intolerancia divide al país, hay un proceso de intolerancia como no se vio antes en Brasil, sino en los períodos en que se quebró la democracia”, indicó el jueves la dignataria brasileña, al aludir a los Gobiernos de Joao Goulart, derrocado por un golpe militar, y Getulio Vargas, que se suicidó tras el golpe militar de 1964.
Somos una sociedad que pasó por un cambio profundo, prosiguió la jefa de Estado de Brasil, las élites son las que no han entendido lo que significa la tolerancia, no volveremos al pasado.
El Gobierno reconoce las dificultades económicas, pero incluso en medio de estos embates, dará continuidad a las políticas sociales, aseveró Rousseff durante su encuentro con los movimientos sociales brasileños.
En ese mismo sentido, el expresidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, admitió el miércoles que el país pasa por un momento difícil, si bien, eximió de culpa al Ejecutivo de Rousseff. “¿Por qué esa gente está rabiosa con la presidenta, silas elecciones acabaron el 26 de octubre?”, preguntó.
Asimismo, solicitó a sus compatriotas que tengan en cuenta los primeros cuatro años de gestión de Rousseff y que “no juzguen al Gobierno por seis meses de mandato”.
Desde marzo de 2014, tras la revelación del escándalo de corrupción de la mayor empresa pública de América Latina, la brasileña Petrobras, la mandataria brasileña, quien comenzó su segundo mandato en enero de 2015, ha sido objetivo de grandes criticas realizadas por parte del pueblo y también, por la derecha opositora en el país sudamericano.
En el escándalo de Petrobras se ha detectado un desvío de unos 4 mil millones de dólares, por lo que la Fiscalía brasileña ha iniciado investigaciones sobre varias altas autoridades de la empresa y hasta el momento, varios funcionarios han sido detenidos por su supuesta involucración en el caso.
De acuerdo con los resultados de una encuesta llevado a cabo por el Instituto Datafolha y publicado el pasado 6 de agosto, a conocer este jueves, la aprobación del Gobierno de Dilma Rousseff ha bajado al 8 % mientras el rechazo a su gestión ha aumentado a un 71 %.
El pasado mes de julio, partidos políticos y movimientos sociales en Brasil, repudiaron las intentonas golpistas urdidas por la oposición para derrocar a la presidenta, al tiempo de quecuatro de ellos crearon un Frente Parlamentario de Defensa de la Democracia para desarticular los complots inestabilizadores.
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