Por Roberto García Hernández*
La Habana (PL) Las relaciones Cuba Estados Unidos transitan por una nueva fase tras la reciente visita que realizó el 14 de agosto el secretario de Estado, John Kerry a La Habana, donde presidió el acto oficial de reapertura de la embajada norteamericana.
La presencia del jefe de la diplomacia estadounidense marcó un punto de viraje en la dinámica hacia la normalización de los vínculos bilaterales y permitió que ambas partes delinearan los próximos pasos para consolidar el proceso.
Entre los criterios que aborda la prensa internacional en los últimos días hay diversas tendencias y una de ellas asegura que terminó el último de los conflictos de la Guerra Fría y es el fin de una etapa de enemistad entre las dos naciones.
Kerry, quien se convirtió en el primer funcionario de ese rango que visita la mayor de las Antillas desde 1945, matizó esta aseveración y dijo que a partir de ahora "nuestros pueblos no son ni enemigos ni rivales, sino vecinos", aunque no profundizó en el por qué de estos calificativos.
Otro criterio que se debate es si el actual momento en las relaciones bilaterales y lo que se avance en los próximos meses pudiera ser revertido por el jefe de la Casa Blanca que resulte electo en noviembre de 2016.
Al respecto Kerry declaró que no imaginaba a otro presidente, fuera demócrata o republicano, que echara por tierra todo lo que se hizo para llegar a este punto, porque la política empleada por Washington durante
54 años fue un fracaso.
Desde las filas conservadoras en Estados Unidos varias figuras expusieron en los últimos días su rechazo a este acercamiento, aunque una buena parte de ellos guardaron silencio.
Pero algunos salieron de inmediato a la palestra pública, como el senador Marco Rubio, uno de los 17 precandidatos republicanos a las presidenciales de 2016.
El político de origen cubano amenazó con revertir este proceso si logra su aspiración de llegar a la Casa Blanca, deseo que le va a ser difícil cumplir, pues, según encuestas recientes, el apoyo de sus correligionarios es relativamente bajo.
Sus planteamientos marchan en sentido contrario a los deseos de los electores, más del 70 por ciento de los cuales apoyan los vínculos con La Habana, y contrastan además con las posiciones de otros colegas suyos en el Capitolio, que auspician proyectos contra el bloqueo.
Otro que habló de inmediato fue el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, quien calificó el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y la visita de Kerry a Cuba como una concesión unilateral al Gobierno de La Habana.
Boehner amenazó con bloquear cualquier propuesta legislativa destinada a flexibilizar el conjunto de sanciones unilaterales contra la mayor de las Antillas, que solo el Congreso puede modificar.
Lo cierto es que, como reconocen las autoridades de Cuba y Estados Unidos, ambos países iniciaron un nuevo curso en sus nexos como naciones soberanas y se proponen convivir a pesar de los criterios divergentes que los separan.
Pero, como dijo el presidente Barack Obama en su discurso del 17 de diciembre de 2014, Washington priorizará mecanismos diferentes a los utilizados anteriormente para lograr sus objetivos con Cuba.
Esto también lo abordó Kerry, quien al hablar en la embajada norteamericana, pidió para los cubanos una "democracia" según los dictados de Washington.
Esta aseveración la repitió, con otros matices -de acuerdo con despachos de la agencia Associated Press, AP- durante su estancia esa misma tarde en la residencia del encargado de negocios de su país, Jeffrey DiLaurentis.
Sobre este aspecto, horas antes, en la conferencia de prensa conjunta en el capitalino Hotel Nacional, el canciller de la isla dijo que Cuba tiene una ejecutoria ejemplar en el ejercicio de los derechos humanos.
Me siento cómodo con la democracia de mi país, pero podemos también conversar sobre esto, destacó el ministro en alusión a las referencias de Kerry a temas de competencia exclusiva del pueblo y el Gobierno cubanos.
Cuba, afirmó Rodríguez, es un lugar sin discriminación racial, brutalidad policial o muertes derivadas de esos problemas y agregó que el territorio donde hay torturas y personas detenidas en un limbo legal no está bajo jurisdicción cubana, en referencia a la cárcel en la base de Guantánamo.
Las autoridades de La Habana tienen preocupaciones en el ámbito de los derechos políticos y las libertades civiles, que deben garantizarse de la misma manera que el derecho a la alimentación, a la igualdad de género, a la vida, a la educación y la salud.
Entretanto, los cubanos insisten en la necesidad de que Estados Unidos devuelva el territorio ocupado por la base naval de Guantánamo y cese las transmisiones ilegales hacia la isla, así como los planes subversivos para los que el Congreso aprobó sumas millonarias.
Nos movemos con una estrategia realista para construir la confianza entre las dos partes, que la gente vea que vale la pena levantar el embargo (bloqueo), señaló Kerry.
Para abordar estos y otros asuntos pendientes, los dos gobiernos decidieron crear una comisión bilateral que comenzará a trabajar en septiembre próximo.
De acuerdo con el canciller cubano, el objetivo de este grupo es crear confianza mutua para desarrollar intercambios en las áreas donde existen visiones aproximadas y al mismo tiempo discutir de forma respetuosa sobre los temas en los que hay diferencias.
Kerry señaló que uno de esos asuntos es el de las compensaciones a las compañías estadounidenses nacionalizadas tras el triunfo de la Revolución cubana, algo que la mayor de las Antillas está dispuesta a dilucidar.
La Habana demanda que también se tengan en cuenta las indemnizaciones que exigieron los tribunales cubanos por los enormes daños humanos y económicos resultado de la política de hostilidad contra la isla en más de 50 años.
El tema migratorio es otro aspecto que sin lugar a dudas estará presente en los próximos contactos entre expertos y funcionarios de ambos gobiernos, quienes manifiestan su interés en estimular una emigración segura, legal y ordenada.
Sin embargo, pese a que -según el Gobierno de la nación caribeña- la Ley de Ajuste Cubano vigente desde 1966, es el principal estímulo a la emigración irregular hacia Estados Unidos, Washington no tiene en su agenda la eliminación de esta pieza legislativa.
A pesar de ello, varios congresistas, incluso algunos de conocidas posiciones anticubanas, reiteraron en los últimos meses que ese estatuto debe reconsiderarse, teniendo en cuenta las condiciones actuales, muy diferentes a las existentes en la década de los años 60.
Por tanto, para los observadores del tema este será uno de los asuntos más complicados que las partes tendrán en la mesa de negociaciones.
En general, la visita de Kerry a Cuba, calificada de histórica, provocó diversas apreciaciones y puntos de vista sobre su impacto en el acercamiento bilateral y a la vez una cautelosa esperanza de que es posible una relación basada en el respeto al derecho internacional y la no injerencia en los asuntos internos.
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