François Houtart
Adital
Se entiende que otra lectura de
la realidad sea considerada como un real peligro. La reacción
gubernamental será tanto más fuerte cuando existe la convicción
profunda de poseer la verdad y que existen logros reales.
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aqui la primera parte de este artículo
A nivel internacional
Los
factores externos juegan un papel crucial en la situación actual del
Ecuador y son esencialmente debidos a la crisis internacional que
desde 2012 empezó a afectar los países del Sur y en particular a
América Latina. La base material, la más importante del proyecto de
progreso social sufre de las consecuencias de la crisis del
capitalismo mundial, que es mucho más que una crisis financiera y
económica, sino realmente una crisis de civilización. No se trata
de un fenómeno pasajero, como no cesan de afirmarlo los líderes
europeos desde 2008.
La
coyuntura internacional se degrada. No solamente el petróleo pasó
en algunos meses de cerca de 100 dólares el barril a 37 dólares
(para el Ecuador en Agosto 2015), sino que la crisis europea se
profundiza y China al ver que su economía se contrae, desvalúa su
moneda. La dolarización de la economía ecuatoriana permite que la
inflación sea relativamente lenta, sin embargo real, pero disminuye
su competitividad frente a economías vecinas que desvalúan su
moneda (Perú, Colombia, Venezuela).
El
resultado para el Ecuador es la necesidad de recurrir al
endeudamiento que se acelera rápidamente, a pesar de ser por el
momento relativamente modesto en comparación con los de EE.UU,
Bélgica, Japón. La necesidad de financiamiento exige nuevas
relaciones con los antiguos enemigos, Banco Mundial, Goldman Sachs,
aún si los términos de las transacciones son diferentes, o con
nuevos acreedores: China, Tailandia, Catar, Arabia Saudita. También
el Gobierno ve la necesidad de disminuir el ritmo de las inversiones
públicas y pedir la colaboración del sector privado. Se anuncian
políticas similares a la "austeridad” en Europa que
inevitablemente van afectar los ingresos y el empleo.
En
la perspectiva del proyecto de modernización del país se trata de
medidas razonables para salvar lo esencial, especialmente si se
piensa que la crisis será pasajera. Se entiende que otra lectura de
la realidad sea considerada como un real peligro. La reacción
gubernamental será tanto más fuerte cuando existe la convicción
profunda de poseer la verdad y que existen logros reales.
Los eventos de Agosto 2015
Las
protestas y las violencias que explotaron en Agosto 2015, fueron
precedidas por varios eventos que contribuyeron a preparar un terreno
favorable a un deterioro de la situación. No podemos ser
exhaustivos, sino señalar algunos elementos.
La
decisión de explotar el petróleo del Yasuní es uno de ellos. Sin
duda, por varios factores, la comunidad internacional no respondió a
las expectativas y el Presidente Correa declaró que esta decisión
fue la más difícil de su mandato. También, él afirmo que solo una
infinitésima parte de este parque nacional seria afectada por la
explotación minera, que tecnologías recientes minimizarían los
impactos ambientales y que las comunidades locales recibirán una
parte importante de las ganancias. Sin embargo, grupos económicos
nacionales también tenían interés a pasar al plan B. La
resistencia de jóvenes, especialmente de medios urbanos, fue el
fruto de una creciente consciencia ecológica, que encontramos en
muchas partes del mundo. En 2014, cuando organizaron una colecta de
firmas pidiendo una consulta popular, la Comisión electoral
deslegitimó el proceso y anuló centenares de miles de firmas, con
argumentos jurídicos formales discutibles (formato de los
formularios, etc.) junto a objeciones justas (repetición de firmas).
Una delegación de ellos se fue a Lima para testificar frente a un
Tribunal Internacional de Opinión y el bus en el cual viajaban fue
parado por razones "técnicas” provocando un retraso del viaje.
La
exploración minera en el valle de Intag por la compañía nacional
chilena CODELCOjunto con la empresa nacional ENAMI fue otro caso que tuvo una
oposición fuerte de una parte importante de la población local. No
era la primera vez. La lucha comenzó en la década de los 90as
cuando la empresa japonesa Bishimetales consiguió la concesión de
una parte del territorio el valle. La resistencia de los habitantes
logró expulsar a la empresa en 1997. En 2004, el estado ecuatoriano
volvió a permitir la entrada de otra multinacional, la canadiense
Ascendant Copper. Las 76 comunidades del valle expulsaron la
compañía. El actual Gobierno inicio el proyecto Llurimagua, con
las dos empresas citadas. El 14 de septiembre 2014, los comuneros de
Intag bloquearon el acceso a la mina. La respuesta de las autoridades
fue la ocupación militar del lugar y el apresamiento de sus líderes
para agotar con el tiempo las protestas.
A
finales del 2014, la sede de la CONAIE por el Estado en comodato, fue
objeto de una decisión ministerial de recuperación para fines
sociales (alojamiento de jóvenes drogados). Esta decisión contó
con el apoyo presidencial, que acusó la organización de tener
actividades políticas incompatibles con su estado de movimiento
social y también de desorden administrativo. La medida provocó
reacciones nacionales e internacionales fuertes. Finalmente la orden
de desalojo fue retirada, algunos días antes de la visita del Papa
en Julio 2015, pero los siete meses de incertidumbre devinieron en
muchas insatisfacciones y movilizaciones.
El
primero de Mayo 2015, la tradicional marcha del Trabajo se dividió
en dos. La primera organizada por los movimientos sociales
tradicionales y la otra por el Gobierno y organizaciones afines. De
tamaño bastante similar, las dos marchas tenían sin embargo
condiciones de realización bastante diferentes. Los participantes de
las provincias de la marcha oficial fueron transportados
gratuitamente y recibieron alimentación distribuidas por las
autoridades. En la otra manifestación, por primera vez, una de las
consignas fue "Fuera Correa fuera” y algunos grupos de la derecha
se juntaron a ella. Al final hubo violencias de parte de grupos de
jóvenes encapuchados que no pudieron ser controlados por los
organizadores de la marcha.
Otro
caso fue el anuncio de los dos proyectos de ley ya citado, uno sobre
las herencias y otro sobre la especulación. Provocaron una fuerte
reacción de las diversas derechas tradicionales y modernas, bajo el
argumento de que se trataba de un ataque a la familia. Una parte de
la clase media se juntó al movimiento. Manifestaciones diarias se
organizaron en el norte de la capital y hubo una tentativa, por
elementos de la derecha, de ocupar la plaza de la Independencia (sede
del Palacio presidencial). Rafael Correa al regresar de una reunión
en Bruselas como presidente pro tempore de la CELAC Comunidad de los
Estados Latinoamericanos y del Caribe), retiró provisionalmente los
dos proyectos de ley, para pacificar las tensiones en la víspera de
la visita del Papa Francisco. Sin embargo, la presencia del Papa fue
solamente un paréntesis en la confrontación política y a pesar de
las explicaciones más precisas sobre la aplicación de las leyes, la
oposición a éstas, disminuyó ligeramente, pero no desapareció.
El
primer elemento de las protestas fue la decisión de los dirigentes
del FUT (movimiento obrero sindical histórico) de realizar un paro
indefinido a partir del 13 de Agosto, con varias demandas laborales y
políticas (retirar las enmiendas a la constitución, que incluyen la
reelección presidencial). Por su parte, la CONAIE decidió llamar a
un levantamiento indígena, iniciando el dos de Agosto una marcha
desde el Sur del país para llegar a Quito el 12 de Agosto. La
organización indígena tuvo planteamientos claros: el objetivo de la
movilización no era pedir la dimisión del presidente (él tiene que
terminar su mandato) ni de tumbar el gobierno y se rechazaba toda
alianza con la derecha. Se hizo un llamamiento a marchar de manera
pacífica.
El
Gobierno preocupado por la situación todavía tensa después de la
visita del Papa, llamó a un "diálogo con los de buena fe”, y
empezó a nivel nacional a organizar reuniones con varios sectores de
la población. En un mes y medio, centenares de grupos y
organizaciones nacionales y locales fueron contactados. De hecho,
los debates se realizaron en gran parte con organizaciones más o
menos afines al Gobierno. Aun así, se han revelado muchas críticas
generalmente dirigidas a la falta de reconocimiento de parte de los
organismos y de los mandatarios del Estado. Las organizaciones
indígenas y sindicales tradicionales no aceptaron participar a estasiniciativas, estimando que no había condiciones
para el diálogo pues éste se reducía generalmente a la
socialización de decisiones tomadas o de proyectos gubernamentales.
El
paro sindical, en principio indefinido, no tuvo éxito masivo, aúnque
en la capital las actividades sí se redujeron y el centro de Quito
se paralizó. Se debe recordar que la huelga es ilegal en los
servicios públicos, donde los sindicatos no son permitidos. El
levantamiento indígena que empezó en el Sur del país se trasformó
en una marcha recibida en el camino por simpatizantes y opositores,
sin incidentes mayores, pero no fue comparable con los levantamientos
del pasado. Varios exdirigentes de la CONAIE y un cierto número de
organizaciones indígenas y gremiales nacionales y locales se
pronunciaron contra la marcha. Estos hechos permitieron al Gobierno
de hablar de un fracaso.
Sin
embargo, la marcha del 13 de Agosto fue impresionante. Hubo decenas
de miles de personas. Los indígenas estaban a la cabeza. Dentro de
la marcha hubo también un buen número de banderas negras de la
derecha. Varios de estos grupos se mostraban verbalmente agresivos
contra las fuerzas del orden. Los eslóganes eran netamente hostiles
al presidente Correa. Jóvenes encapuchados estaban presentes en
varios lugares, a pesar de un servicio de seguridad organizado por
los movimientos sociales.
Los
partidarios del Gobierno y miembros de Alianza País estaban en la
Plaza Grande, frente al palacio presidencial, donde una tarima había
sido instalada con un grupo musical. Unas diez mil personas, muchas
de origen popular, estaban presentes en la plaza y en las calles
vecinas, protegidas por un impresionante operativo de la policía y
del ejército, que tenía la misión de impedir enfrentamientos. En
la plaza, la guardia presidencial estaba presente y también un grupo
de combatientes Shuar vestidos de negro, que actuaron en la última
guerra contra el Perú.
Al
llegar la marcha cerca de la plaza de la Independencia, en vez de
seguir el trayecto previsto hasta la plaza San Domingo, un grupo de
jóvenes encapuchados de las izquierdas radicales bastante
desprestigiadas -entre otros- por el uso de la violencia, empezó a
tirar piedras y cocteles Molotov contra la policía y el ejército
que controlaban el ingreso a la plaza de la Independencia. Es un
hecho que una parte de la juventud de la CONAIE se dejó influir por
ellos. Miembros de la marcha cayeron en provocación. Dos líderes de
la organización indígena se juntaron a los jóvenes. La policía y
el ejército reaccionaron duramente, lanzando gas lacrimógeno. Otro
líder, el presidente del ECUARUNARI fue herido por la policía y
trasladado bajo custodia a un hospital. Su compañera, Manuela Pick,
periodista y antropóloga franco-brasilera fue también vejada y así
mismo trasladada bajo custodia primero a otro hospital y después a
un lugar de detención del Ministerio del Interior. Su visa fue
cancelada. Eso provocó una campaña internacional de protesta. Una
jueza dictaminó su libertad al considerar que su detención fue
ilegal. Ella fue liberada, pero dos días después un juez negó el
pedido de acción de protección, con lo cual al quedar en
indefección, tuvo que abandonar el país.
La
marcha se desarrolló sin otros incidentes hasta la plaza San
Domingo, pero varios manifestantes se dirigieron después hasta la
plaza San Francisco, donde hubo nuevos enfrentamientos, la policía
utilizó perros y caballería para dispersar a los manifestantes.
Todo eso provocó heridas en ellos y en policías.
A
la noche, el presidente Correa se dirigió a los de la Plaza Grande,
con un discurso particularmente duro, el cual condenó a los
manifestantes de la marcha; afirmó que la violencia hacía parte de
su estrategia; denunció que la coalición de los indígenas y
sindicatos era con la derecha; habló de una tentativa de
desestabilización del Gobierno por parte de una minoría y reiteró
insultos contra los dirigentes indígenas. El discurso fue obviamente
una expresión de exasperación. Cuando se sabe que las malas
noticias se acumulaban en otros frentes, se puede entender. El
precio del petróleo continuaba su descenso; China y Rusia, pero
también los países vecinos seguían devaluando sus monedas; el
déficit comercial se acentuaba; el presupuesto estatal debía ser
seriamente reducido. A esto se añadió amenazas de erupción del
volcán Cotopaxi, vecino de Quito y previsiones pesimistas para el
fenómeno del Niño.
En
las provincias, con acciones de las bases de la CONAIE también se
produjeron incidentes durante toda una semana mediante la realización
de marchas, bloqueos de carreteras y tomas de edificios públicos,
particularmente entre Loja y Cuenca protagonizados por el pueblo
Kichwa Saraguro y en el Oriente (Amazonía): como ocurrió en Macas,
donde el Gobernador fue retenido en su sede por indígenas Shuar y
Achuar tradicionalmente armados de lanzas. La reacción policial fue
dura y al final, los indígenas amazónicos optaron por retirarse
para evitar la espiral de violencia. En Quito los indígenas han
acampado en carpas en el Parque del Arbolito más de una semana y
desde allí las marchas continuaron cada dos días hacia el centro
histórico de la ciudad, sin incidentes y con mayor control por parte
de las organizaciones.
Durante
la primera semana de las protestas, un centenar de policías
resultaron heridos. Hubo un centenar de detenciones y también
decenas de heridos entre los indígenas y otros manifestantes y
serias brutalidades contra mujeres indígenas.
En
varias ocasiones hubo sesiones de evaluación de parte de la
organización indígena y de los sindicatos. Se reconoció que la
declaración de un levantamiento indígena había exigido una mejor
preparación y que un paro indefinido no era realmente factible en
las circunstancias socio-económicas del país. Los líderes que
trataron de ir hasta la plaza de la Independencia fueron criticados.
Los que pretendían que la salida de Rafael Correa tenía que ser el
objetivo de las protestas fueron reprochados, porque esta posición
entraba en contradicción con la posición original de la CONAIE. Sin
embargo, después de la primera semana de protestas se decidió
seguir con marchas en la capital y acciones específicas en otras
partes del país, pero tratando de conservar su carácter pacífico.
Varios
miembros del Gobierno, en acuerdo con la posición del Presidente,
dijeron que un diálogo con quienes estaban al frente del desorden y
el caos no era posible.
Cuando
se reflexiona en función del futuro, parece claramente que el primer
paso es evitar que continúe la violencia, que puede desembocar en
pérdidas de vidas y profundizar una polarización. El momento
amerita eventualmente una mediación del exterior. Un segundo paso
sería construir espacios de diálogo basados en una lectura realista
de la situación, en el que, por una parte, se descarte las
maniobras de la derecha por parte de las organizaciones indígenas y
sindicales y, por otra que el Gobierno reconozca la legitimidad de
las protestas.
Un proceso local inserto en una lógica de conjunto mundial
Las
reflexiones de Bolívar Echeverría, uno de los mejores pensadores
ecuatorianos de la posguerra, cuyo pensamiento se sitúa dentro de la
corriente de la escuela de Frankfurt, nos permiten entender que no se
trata de un fenómeno puramente ecuatoriano, ni de un proyecto
"maquiavélico” de una organización política particular, como
Alianza País y menos aún todavía de un solo hombre, como el
presidente Correa. Es la concepción occidental de la modernidad que
está en cuestión, porque, según este pensador, desde el inicio del
siglo de las Luces, ella fue absorbida por la lógica del
capitalismo. Karl Polanyi, historiador del sistema económico,
desarrolló ideas similares, afirmando que el capitalismo desvinculó
la economía de la sociedad, permitiendo a este último imponer la
ley del valor a todos los aspectos de la vida colectiva.
Se
puede pensar que la caída del socialismo del siglo XX fue debida en
gran parte al hecho que no se cambió esta visión del desarrollo
humano, considerando el progreso como lineal, fruto de la ciencia y
de las técnicas; y el planeta como una reserva inagotable de
recursos naturales. Por la misma razón, la China y el Vietnam
adoptaron políticas económicas de mercado, ignorando las
externalidades, es decir las consecuencias ambientales y sociales. En
el Ecuador, la misma ausencia de visión holística caracteriza a la
concepción de la "nueva matriz productiva”: exportar sin tomar
suficientemente en cuenta las externalidades, es decir los daños
ambientales y sociales.
Evidentemente,
no se trata de proponer un retorno al pasado, sino de redefinir una
nueva modernidad, implicando un cambio de paradigma, con aplicaciones
concretas y procesos de transiciones, para responder a las
necesidades de la humanidad y del planeta, en el caso, aplicadas a la
situación del Ecuador, lo que se puede llamar el Bien Común de la
Humanidad o también el "Buen Vivir”.
Como
en otras partes del mundo, muchos piensan que el único modelo
posible en la coyuntura actual, es un mejoramiento del capitalismo
(social y verde). Por una parte la fuerza del sistema, a pesar de la
crisis, es enorme (se ha visto en Grecia) con la combinación del
capitalismo de monopolio y de las instituciones financieras y
comerciales internacionales. Por otra parte, el pensamiento económico
y social de los movimientos y líderes políticos nuevos no va mucho
más allá que en la formulación de una nueva forma de desarrollismo
sin crítica de la modernidad capitalista. Ellos también han tenido
un apoyo popular real, que empezó a disminuir solamente con el
cambio de la coyuntura económica mundial y también en ciertos
casos, por errores y fallas internas. Se debe añadir la ausencia de
una referencia creíble después de la caída del socialismo en
Europa y de los cambios de los socialismos asiáticos. En esta
perspectiva, proponer otro paradigma parece ser una ilusión.
Sin
embargo, otro pensamiento es posible y se manifiesta indispensable
frente a la crisis sistémica del capitalismo y a la gravedad de la
destrucción ambiental. Las transiciones no pueden ser pensadas como
adaptaciones del sistema a nuevas exigencias sociales, culturales,
ecológicas. Se debe dar pasos hacia a un nuevo paradigma, elaborados
de manera práctica en los diversos dominios de la vida económica,
social, cultural y económica, con una visión de conjunto
(holística) y en función de la exigencia ética de producir,
reproducir y mejorar la vida.
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