EEUU cuenta con 800 bases e instalaciones militares por todo el
mundo, según una recopilación hecha por David Vine en su libro ‘Base
Nation’.
Han pasado más de 20 años desde el fin de la guerra fría, no hay
ningún país que se acerque ni de lejos al potencial militar de EEUU, y
sin embargo, esa presencia masiva en el extranjero continúa siendo un
elemento fundamental de la política exterior norteamericana.
Los políticos de ese país mantienen el discurso oficial. Para
convencer a los congresistas y opinión pública de que ese gigantesco
desembolso económico está justificado, afirman que es básico para
garantizar la estabilidad.
Las aventuras imperiales en Iraq y Afganistán sí nos demuestran una
idea: la guerra siempre es más cara que la paz. Por otro lado, la
existencia de esa red planetaria no ha impedido que ocurran esas
guerras.
¿Cuál es su función? Mantener efectiva la idea de que EEUU gobierna el mundo. Es una ficción.
Por eso, cuando se prolonga una amenaza como la de ISIS o EEUU es
incapaz de pacificar Afganistán, en vez de cuestionar el principio
militarista, lo que los políticos y medios discuten es si necesitan más
aviones, más tropas sobre el terreno, más bombas contra el enemigo, más
bases en el extranjero. En definitiva, no hay ningún problema
estratégico que no se pueda solucionar arrojando mayores bombas.
RNV
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