Joan Martínez Alier
En
un capítulo introductorio de un libro recién publicado por la CLACSO he
propuesto, junto con el economista argentino Héctor Sejenovich y el
historiador holandés Michiel Baud, la siguiente lista de rasgos propios
del ambientalismo o ecologismo latinoamericano. Los presentamos para
discusión pública. Son los señalados a continuación, que en parte
coinciden y en parte divergen de los de otros continentes.
A) La conciencia del desastre demográfico tras la conquista y, por
tanto, un rechazo generalizado hacia el enfoque malthusiano sobre el
problema de la sobrepoblación. Es cierto que América Latina (con
excepciones como El Salvador o Haití) es un continente de menor
densidad de población que varios países europeos o que India o
Bangladesh.
B) Un orgullo agroecológico presente especialmente en Mesoamérica y
los Andes (y ausente en Estados Unidos), con personalidades de primera
fila internacional como Hernández Xolocotzi, Gómez Pompa, Víctor
Toledo, Miguel Altieri... América Latina es un centro de biodiversidad
agrícola.
C) Una admiración compartida entre la ciencia europea y americana
(desde 1800 con Alexander von Humboldt) por la gran riqueza biológica
del continente en sus diversos ecosistemas, junto con programas de
conservación desde el siglo XIX. En esos programas destacan grandes
ecólogos latinoamericanos, como Jorge Morello en el estudio del Chaco y
de la Pampa, Maximina Monasterio en el de los páramos andinos, y muchos
otros. Existe un conservacionismo latinoamericano.
D) Una conciencia viva de la inequidad política y económica mundial
y el consecuente saqueo de los recursos naturales de la región. Esta
conciencia corre desde la explotación colonial hasta la época actual.
Está bien simbolizada en la imagen de Las venas abiertas,
introducida por Eduardo Galeano, y ha dado lugar a investigaciones
recientes sobre el intercambio económico y ecológicamente desigual.
Nunca ha sido tan grande la exportación barata de energía y materiales
de América Latina como en los últimos años.
E) Desde la década de 1980 una creciente conflictividad socioambiental que dio lugar al
ecologismo popularcon redes de activistas (como OCMAL, Oilwatch y otras) denunciando la extracción de recursos naturales y la destrucción de bienes comunes. Este
ecologismo de los pobres e indígenassigue creciendo, y es víctima de violencia estatal o paraestatal y de procesos de
criminalización. Lo mismo ocurre en otros continentes, especialmente en Asia, África y América Latina.
F)
La vigencia de antiguas cosmovisiones indígenas, el culto a la
Pachamama, reconocido en algunas Constituciones; el respeto por la
naturaleza en cultos afroamericanos y las aportaciones de la Teología
de la Liberación. También, en el plano cultural, la presencia de la
ecología en la literatura, las músicas y el cine de los siglos XX y XXI.
G) En el plano oficial, el rechazo por los gobiernos
latinoamericanos –desde Estocolmo, en 1972, en adelante– de la idea de
límites al crecimiento, definiendo una agenda propia que propone
distintos
estilos de desarrollo, aunque aceptando finalmente un confuso
desarrollo sostenible. En general, los gobiernos han visto el ecologismo o ambientalismo como idea foránea, del norte, que podría limitar el crecimiento económico. En Brasil, por ejemplo, se ha visto la defensa de la Amazonia bajo el lente de la soberanía nacional. Sin embargo, desde mediados de 1970 y por influencia de Ignacy Sachs (que era docente en París y viajó a México y a Brasil) se difundió la noción del ecodesarrollo, mucho antes de que triunfara la de desarrollo sostenible del informe Brundtland, en 1987.
H) Recientemente pugna por nacer un nuevo ecologismo político
latinoamericano (que tal vez se podría llamar ecosocialismo) que se
abre paso entre el neoliberalismo y el nacionalismo popular,
recurriendo a conceptos como racionalidad ecológica productiva (que ha
introducido Enrique Leff), la deuda ecológica y deuda climática que el
norte tiene con el sur, la justicia hídrica, los derechos de la
naturaleza, el postextractivismo, el postdesarrollismo y el buen vivir.
Hay una pelea por interpretar algunos de estos términos, como buen
vivir o sumak kawsay: ¿es al fin y al cabo otra forma de
crecimiento económico o se trata de un pensamiento antiguo, que
independiza el bienestar de las personas y de las comunidades del
crecimiento económico?
Arturo Escobar y Gustavo Esteva han sido pensadores destacados del
postdesarrollismo anteriores o paralelos a la discusión del
decrecimiento o de la
prosperidad sin crecimientoen Europa.
Algunos marxistas latinoamericanos, como Mariátegui, fueron
agraristas, es decir, enfatizaron el papel de la naturaleza y su
población humana dentro de los análisis de la estructura económica y
apoyaron la continuación o restauración de las comunidades campesinas e
indígenas que hoy son las que más protestan contra el extractivismo.
Pero está todavía pendiente, realmente, la fusión del ecologismo
popular con las antiguas izquierdas.
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