A
partir de 2012, con la implementación del Programa Visión 2020 “Sembrar
país con más maíz”, la transnacional Monsanto, en alianza con Bayer
CropScience CA, Fenorsa/Disagro, Denace y el gobierno hondureño, inició
una escalada de la siembra de maíz transgénico a nivel nacional, y
trazó como meta el cultivo de unas cien mil hectáreas para el año 2020.
Según este monstruo de la agroindustria, el Programa Visión 2020 pretende reactivar la economía del sector rural hondureño, facilitando a los productores las condiciones para aumentar sus niveles de productividad.
De esa manera -dice- espera lograr la autosuficiencia en la producción de maíz para Honduras.
En el departamento de Yoro se dio inicio al proyecto piloto. Tres años después, un número creciente de comunidades campesinas han venido organizándose para contrarrestar el avance de los transgénicos en la zona.
Honduras: país transgénico
Expansión sin control
De acuerdo con la Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH), los primeros cultivos de maíz transgénico remontan al año 2002.
Para el año 2011, en Honduras ya existían casi 30 mil hectáreas sembradas con variedades de maíz genéticamente modificado.
Entre 2011 y 2012, las variedades MON810, Roundup Ready (NK603), Herculex I y VTPRO (MON 89034) fueron producidas de forma comercial en siete departamentos del país.
Como parte de la estrategia de promoción en Honduras, hasta la reconocida Escuela Agrícola Panamericana “El Zamorano” sembró 332 hectáreas de maíz transgénicos.
A inicio de 2013, más del 20 por ciento de la producción nacional de maíz provenía de cultivos transgénicos. La Asociación de Productores de Granos Básicos explicaba que, de esta cantidad, entre 15mil y 18mil bolsas de semilla iban a destinarse a la comercialización.
Ahora, con el impulso del millonario Programa Visión 2020, Monsanto, en alianza con el gobierno hondureño e importantes transnacionales de la agroindustria, parecen querer implementar una escalada de la siembra de maíz transgénico que no tiene precedentes en Honduras.
“Ya hay parcelas sembradas con maíz transgénico a la par de otras donde se sigue privilegiando a las semillas criollas. Esto está generando varios casos de contaminación genética.
Lamentablemente, muchos campesinos aún desconocen lo que eso implica para su futuro”, dijo a La Rel, Jaime Hernández, director ejecutivo de la Fundación para la Acción Comunitaria de Honduras (Funach).
La defensa de las semillas criollas
Comunidades blindadas ante transgénicos
A través de procesos de apropiación comunitaria, la Funach acompaña a las comunidades campesinas del departamento de Yoro en su lucha diaria por sus derechos sociales, políticos y culturales.
“Hemos impulsado talleres y foros para que la gente tomara conciencia de la importancia de cuidar y preservar las semillas nativas. Las comunidades han venido entendiendo y han iniciado a blindar sus territorios.
Se han apropiado de sus semillas y las han diseminado a través de varias formas de intercambio, contrarrestando la expansión de las semillas transgénicas de Monsanto”, explicó Hernández.
Actualmente, la Funach ha estado coordinando acciones y sumando esfuerzos con los Comité de Investigación Agrícola Local (CIAL) y con la Fundación para la Investigación Participativa con Agricultores de Honduras (FIPAH), para continuar el trabajo de sensibilización y formación en las comunidades campesinas de la zona.
“Lo más importante en este momento es aumentar la producción y las reservas de maíz criollo en las comunidades, porque es la mejor forma para enfrentar la invasión transgénica.
En este sentido vamos a apoyar la creación de dos nuevos CIAL y de varios bancos de germoplasma, para que la mayor cantidad de la población pueda contribuir al fortalecimiento de la lucha por los derechos campesinos y la soberanía alimentaria”, dijo Carolina Ramos, promotora del Programa Derechos de las Mujeres de la Funach.
Ramos explicó que también se está trabajando con grupos y redes locales de mujeres, promoviendo iniciativas micro empresariales que empoderen e independicen económicamente a las mujeres campesinas.
“Están tratando de posicionar el transgénico en Honduras, sin embargo las comunidades están reaccionando, se están defendiendo y proponiendo alternativas, y eso es lo más importante”, concluyó Hernández.
Fuente: Rel-UITA
Según este monstruo de la agroindustria, el Programa Visión 2020 pretende reactivar la economía del sector rural hondureño, facilitando a los productores las condiciones para aumentar sus niveles de productividad.
De esa manera -dice- espera lograr la autosuficiencia en la producción de maíz para Honduras.
En el departamento de Yoro se dio inicio al proyecto piloto. Tres años después, un número creciente de comunidades campesinas han venido organizándose para contrarrestar el avance de los transgénicos en la zona.
Honduras: país transgénico
Expansión sin control
De acuerdo con la Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH), los primeros cultivos de maíz transgénico remontan al año 2002.
Para el año 2011, en Honduras ya existían casi 30 mil hectáreas sembradas con variedades de maíz genéticamente modificado.
Entre 2011 y 2012, las variedades MON810, Roundup Ready (NK603), Herculex I y VTPRO (MON 89034) fueron producidas de forma comercial en siete departamentos del país.
Como parte de la estrategia de promoción en Honduras, hasta la reconocida Escuela Agrícola Panamericana “El Zamorano” sembró 332 hectáreas de maíz transgénicos.
A inicio de 2013, más del 20 por ciento de la producción nacional de maíz provenía de cultivos transgénicos. La Asociación de Productores de Granos Básicos explicaba que, de esta cantidad, entre 15mil y 18mil bolsas de semilla iban a destinarse a la comercialización.
Ahora, con el impulso del millonario Programa Visión 2020, Monsanto, en alianza con el gobierno hondureño e importantes transnacionales de la agroindustria, parecen querer implementar una escalada de la siembra de maíz transgénico que no tiene precedentes en Honduras.
“Ya hay parcelas sembradas con maíz transgénico a la par de otras donde se sigue privilegiando a las semillas criollas. Esto está generando varios casos de contaminación genética.
Lamentablemente, muchos campesinos aún desconocen lo que eso implica para su futuro”, dijo a La Rel, Jaime Hernández, director ejecutivo de la Fundación para la Acción Comunitaria de Honduras (Funach).
La defensa de las semillas criollas
Comunidades blindadas ante transgénicos
A través de procesos de apropiación comunitaria, la Funach acompaña a las comunidades campesinas del departamento de Yoro en su lucha diaria por sus derechos sociales, políticos y culturales.
“Hemos impulsado talleres y foros para que la gente tomara conciencia de la importancia de cuidar y preservar las semillas nativas. Las comunidades han venido entendiendo y han iniciado a blindar sus territorios.
Se han apropiado de sus semillas y las han diseminado a través de varias formas de intercambio, contrarrestando la expansión de las semillas transgénicas de Monsanto”, explicó Hernández.
Actualmente, la Funach ha estado coordinando acciones y sumando esfuerzos con los Comité de Investigación Agrícola Local (CIAL) y con la Fundación para la Investigación Participativa con Agricultores de Honduras (FIPAH), para continuar el trabajo de sensibilización y formación en las comunidades campesinas de la zona.
“Lo más importante en este momento es aumentar la producción y las reservas de maíz criollo en las comunidades, porque es la mejor forma para enfrentar la invasión transgénica.
En este sentido vamos a apoyar la creación de dos nuevos CIAL y de varios bancos de germoplasma, para que la mayor cantidad de la población pueda contribuir al fortalecimiento de la lucha por los derechos campesinos y la soberanía alimentaria”, dijo Carolina Ramos, promotora del Programa Derechos de las Mujeres de la Funach.
Ramos explicó que también se está trabajando con grupos y redes locales de mujeres, promoviendo iniciativas micro empresariales que empoderen e independicen económicamente a las mujeres campesinas.
“Están tratando de posicionar el transgénico en Honduras, sin embargo las comunidades están reaccionando, se están defendiendo y proponiendo alternativas, y eso es lo más importante”, concluyó Hernández.
Fuente: Rel-UITA
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