Entrevista con una de las más destacadas actrices de Chile, Rosa Ramírez Ríos
“Soy un autor
dramático. Muestro lo que he visto. Y he visto mercados de hombres donde
se comercia con el hombre. Esto es lo que yo, autor dramático,
muestro.”
Bertolt Brecht
En la Federación Industrial Ferroviaria de Santiago de Chile logro dar con Rosa Ramírez Ríos, la mítica ‘Negra Ester’ (http://es.wikipedia.org/wiki/ La_negra_Ester)
. Allí la actriz representó el monólogo de su creación ‘El Despertar de
una mujer’, en el marco de una actividad de jóvenes trabajadores/as,
estudiantes y de la nueva generación de sindicalistas marcada por la
independencia política del pueblo trabajador y que buscan recrear las
relaciones históricas entre el teatro, el arte y los desheredados. Se
trata de un ambicioso programa de promoción y formación cultural
anticapitalista de la fuerza laboral más precarizada de Chile y que se
une tras la destrucción del código del trabajo inmaculado desde la
tiranía.
Luego del conmovedor monólogo de Rosa, contorneado por
la dirección escenográfica de Alejandro Gutiérrez, otro actor del Gran
Circo Teatro (www.grancircoteatro.cl/) ingresamos a un café al borde de la medianoche.
-¿Por qué el monólogo se llama ‘El despertar de una mujer’?
“Yo me apropio de la publicación ‘El Despertar de los Trabajadores’ de Luis Emilio Recabarren (http://es.wikipedia.org/wiki/ Partido_Obrero_Socialista_% 28Chile%29)
para escribir y actuar ‘El Despertar de una mujer’, que tiene que ver
con mi vida y la de muchas mujeres y hombres. Lo que quiero expresar en
la obra es que todos/as tenemos la oportunidad de preguntarnos qué
estamos haciendo cada uno/a para colaborar con las trasformaciones
sociales urgentes en Chile.”
“Me angustia que exista un gran
sector de la población de país que está sumida bajo una fuerte
enajenación, siguiéndole el juego a un sistema lleno de trampas”, dice
Rosa en el abril chileno de 2015, en mitad de la crisis oceánica de
confianza en la institucionalidad por parte de la inmensa mayoría de la
población ante la corrupción y colusión del sistema de partidos
políticos dominante y el empresariado. Esta vez se trata de la
revelación del tutelaje de los intereses del capital sobre el cabildeo
político y las grietas de una democracia representativa agobiada y
agotada, apenas soportada por un Estado policial, subsidiario,
dependiente y delantera del liberalismo mundial. Lo anterior amueblado
por los sospechosos incendios en el territorio Mapuche para beneficio de
la industria forestal, y la tragedia natural en el norte del país que
instaló en vitrina la miseria y la muerte, negación de la propaganda
estatal para los inversionistas.
Enajenación y abulia social
-¿A qué te refieres cuando hablas de enajenación?
“Yo creo mucho en la responsabilidad propia, como en la creación
colectiva. No puedo culpar a nadie por algo que yo dejo de hacer. Si yo
he tenido la oportunidad de tomar conciencia de los graves problemas de
la humanidad y del país -y no soy la mujer más documentada del mundo ni
aterricé de Saturno, sino que soy una mujer común y silvestre, una que
sabe por qué hace lo que hace-, es difícil comprender cómo tantos/as
miran al costado en una sociedad donde somos reprimidos/as desde todos
los puntos de vista. Reprimidos contra nuestros anhelos más íntimos
hasta contra nuestros deseos de transformaciones históricas profundas.
Ese es el centro del monólogo que represento.”
-¿Cuáles son los nudos más notorios que tú percibes de la enajenación de amplias franjas de la sociedad chilena?
“Mucha gente no se hace cargo de su propia historia. Yo considero que
somos un país que tiene un camino de sometimiento, que somos medio
‘apatronados’. Siempre parece más fácil esperar e ilusionarse con que
otro/a resuelva los problemas: un dirigente, alguna autoridad, en vez
que nosotros/as mismos/as. Y esa característica nos lleva a un estado de
abulia social e individual que nos impide generar los cambios que en
distintos momentos de nuestra historia, hemos estado a punto de lograr.”
La responsabilidad popular
-En el monólogo combinas tú vida con la toma de partido y una sencilla y honda dirección existencial…
“A mí me tocó vivir la Unidad Popular siendo ya una mujer. Nací en
Tocopilla (Norte Grande), entre minas de cobre y de salitre, y me hice
cargo de mí misma a los 17 años. Es difícil enfrentarse a esa
responsabilidad. Una comete errores, es cierto, como es cierto que
también una es capaz de modificar aquello que conduce al error. Sobre
todo a través del trabajo en equipo. De ese modo es más breve el tiempo
para darse cuenta de las reparaciones necesarias. Por eso creo tanto en
la organización. Pero en la organización donde todos somos seres
despiertos, participativos, protagonistas; sin transferirle las
decisiones a un jefe.”
-El mensaje es claro…
“Nosotros/as somos responsables de haber puesto a algunos señores/as en
cargos públicos y que han terminado siendo traicioneros. Es decir, hoy
estamos en un país donde la presidenta, rodeada por varios partidos
políticos, es supuestamente ‘socialista’, cuando en realidad estoy
segura que el modelo económico, social, cultural y político en curso no
nos va a resolver ningún problema. Bajo el capitalismo jamás vamos a
conseguir cambios profundos para los populares.”
-¿Qué ejemplo se te aparece más concretamente?
“En Chile los poderosos han creado una legalidad y una
institucionalidad a su imagen y semejanza. Por eso ni siquiera hay
royalty para el extractivismo minero, y se multiplican los desastres
ambientales y vitales en un sinnúmero de pueblos, como la falta de agua.
Desde que tengo memoria, desde niña, que producto de los relaves
mineros, el agua tiene exceso de arsénico. Y nunca nadie se ha ocupado
de modificar ese envenenamiento. Siempre los de arriba se han
concentrado en el bienestar y la ganancia de las grandes compañías. De
chica, por un lado el cobre era propiedad del empresariado
norteamericano y por otro, los dueños del salitre eran los capitales
ingleses. Los jodidos fuimos siempre las familias de mineros pobretones.
Y es muy cómodo creer que otros/as van a transformar ese horror por
nosotros/as. Es fácil ahora decir que la culpa es de ‘la vieja’
(Michelle Bachelet) o del Partido Comunista que se vendió, cuando toda
la vida nosotros/as, el pueblo, hemos sido responsables de ello.
Si existe algo importante es que la clase trabajadora se dignifique,
que se ponga sobre sus hombros y resolvamos cambiar un código laboral
antipopular, terminar con las Administradoras de Fondos de Pensión
(AFP’s), con la jubilaciones y sueldos de miseria.”
“Yo no quiero someter a nadie ni ser sometida por nadie”
-¿Qué es para ti el feminismo o ciertas versiones del feminismo?
“Yo no me estoy preparando ni soy una trabajadora del teatro con el fin
de estar sobre los hombres. Está sociedad sólo será libre cuando las
mujeres y los hombres seamos libres. Yo no quiero someter a nadie ni ser
sometida por nadie. También nosotras las mujeres somos responsables de
la reproducción de una cultura machista.”
-Mucha gente de
teatro saca la voz desde una reflexión y quehacer crítico, pero la
mayoría de los ‘rostros’ de la televisión chilena consideran que las
cosas marchan muy bien…
“Es más fácil ser complaciente con
el sistema, mentir y mentirse, hacer como que uno no sabe lo que ocurre;
victimizarse y acabar haciéndole publicidad a una farmacia, como la
cadena Cruz Verde, toda vez que al propio negocio farmacéutico, y no a
las personas, le conviene el consumo masivo de medicamentos. Yo no puedo
hacerme la tonta; otros/as sí.”
La Negra Ester y Andrés Pérez
-Para el teatro del país existe un antes y un después desde la primera
presentación de la obra ‘La Negra Ester’ a fines de 1988 ¿Qué ocurre con
las huellas indelebles que dejó para la cultura chilena la figura del
actor y director teatral Andrés Pérez Araya ( http://es.wikipedia.org/wiki/ Andr%C3%A9s_P%C3%A9rez_Araya ) con quien sostuviste una relación de vida y creación?
“Todo ocurre. Las potencias de Andrés no pueden resumirse en una
entrevista. Sus lecciones como artista y persona perdurarán durante
mucho, mucho tiempo. De todos los aprendizajes que conservo y profundizo
de él recuerdo que siempre nos dijo que nuestra labor era como un
ferrocarril, con una locomotora y un conjunto de vagones marchando en el
mismo sentido. Y lo más importante al respecto: que el papel de
locomotora del tren era intercambiable, un día tú y al día siguiente
otro/a. Nadie es imprescindible, pero sí todos/as somos necesarios y
contamos con las capacidades para conducir el ferrocarril. Nada que ver
con lo que ocurre en el plano de la política de los de arriba, donde se
repiten hasta el hartazgo los mismos señores y señoras desde que tengo
memoria, aunque ya está probado que no tienen dedos para el piano. Es un
hecho que la misma ministra de Cultura del actual gobierno, Claudia
Barattini, carece de sensibilidad para el cargo.”
-El próximo 11 de mayo de cumple un nuevo aniversario del natalicio de Andrés Pérez…
“Para esa fecha tenemos un montaje especial y que está vinculado al Centro Cultural del gobierno, Matucana 100 (http://www.m100.cl/), con el ex presidente Ricardo Lagos y su esposa Luisa Durán. Es una sorpresa que dará que hablar.”
-¿Para qué sirve el arte y el teatro en particular?
“Soy una convencida de que los cambios sociales pasan por lo
intangible, por la capacidad creadora e imaginativa de un pueblo. Sin
esos atributos, jamás seremos una sociedad liberada.”
-Una
pregunta obligada y abusada: ¿Te molesta que la gente vea en ti a ‘La
Negra Ester’ y no a Rosa Ramírez? (La pregunta se realiza mientras el
dueño del café donde estamos la da un saludo de admiración y la llama
‘Negra Ester’)
“No. Prefiero que me recuerden como ‘La
Negra Ester’ a que me asocien a una estafadora, a una torturadora o que,
simplemente, me olviden.”
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