Adital
En marzo último, la OMS [Organización Mundial de la
Salud] declaró que el glifosato podría ser cancerígeno. Es el herbicida más
utilizado en el mundo. En Argentina se utilizan más de 200 millones de litros
por año. Actualmente los cultivos transgénicos ocupan el 72 por ciento del
territorio cultivable del país. Las ventas de Monsanto en 2014 equivalieron al
71% del PBI [Producto Interno Bruto] más fuerte de la región sudamericana: el
de Brasil.
Ante este escenario y en el marco del Día Internacional
de la Tierra, 22 de abril, la organización ambientalista Greenpeace solicita a
las autoridades en Argentina y el resto de los países de Latinoamérica, la
prohibición inmediata del uso del glifosato.
"Es hora de que avancemos hacia la eliminación de estas
sustancias que dañan el suelo y la salud y promovamos una nueva agricultura que
garantice una producción de alimentos sana para la tierra, los agricultores y
consumidores”, dice Franco Segesso, coordinador de la campaña de Agroecología
de Greenpeace Andino.
El pedido surge a un mes de la declaración de la
OMS que señala que el glifosato podría generar
cáncer. Ciudadanos afectados y organizaciones ambientalistas, el Greenpeace
entre ellas, vienen denunciando la toxicidad de los pesticidas y sus efectos
negativos para la tierra. Los estudios recientes del organismo internacional
confirman estas denuncias contra los insumos químicos utilizados en
agricultura, entre ellos el glifosato, el ingrediente activo de Roundup de
Monsanto. "El agricultor que depende de los pesticidas está atrapado en un
círculo vicioso, siempre necesita más pesticidas y nuevos químicos”, explica
Segesso.
En los últimos 22 años el consumo de agroquímicos en
Argentina aumentó un 858%, mientras, cada vez son más los vegetales e insectos
que desarrollan resistencia a estos productos. Su uso se incrementó
significativamente a raíz del desarrollo de variedades de cultivos transgénicos
de soja, maíz y algodón. A nivel local también está permitido en yerba mate,
vid, trigo, girasol, hortalizas, pasturas, cítricos y algunos frutales como
manzana, pera o membrillo.
En 2014, este producto químico afectó cerca de 90 millones
de hectáreas y miles de pueblos latinoamericanos. Mientras tanto, los ingresos
de Monsanto fueron de 15.900 millones de dólares.
Los ambientalistas reclaman al Ministério de Agricultura de
Argentina la prohibición de emergencia para el glifosato. "No podemos permitir
que los negocios de una multinacional norteamericana sean más importantes que
la salud de los habitantes de nuestra región. Los gobiernos deben promover la
tecnología y las prácticas de una agricultura ecológica para proteger a los
agricultores, a los consumidores de alimentos y el medio ambiente”, finaliza
Segesso.
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