[ENTREVISTA ESPECIAL]
Marcela Belchior
Adital
El aumento de migrantes detenidos, deportados y
repatriados se ha agravado de manera vertiginosa e incluye a territorios de
casi toda la América Central, además de México, en especial, para entrar en tierras
estadounidenses. Para que se tenga una idea de la cantidad de personas que se
arriesgan a migrar clandestinamente de un país a otro, en condiciones de
profunda vulnerabilidad, en el año 2013 los registros del Departamento de
Seguridad de Estados Unidos señalan 368.644 traslados. Y éstos son sólo los
números oficiales.
Hondureños intentan escapar de una sociedad que no ofrece oportunidad de trabajo, estudio ni seguridad. Foto: Reproducción. |
Dentro de esa realidad, Honduras es hoy una de
las principales naciones cuya población se aventura, diariamente, en rutas de
fuga por caminos y desiertos, en el intento por escapar de una sociedad que no
ofrece medios de desarrollo ni protección ante la violencia estructural constante.
Ésta incluye la militarización de la sociedad, falta de acceso a la educación
de calidad o al trabajo digno, además de la ausencia de políticas efectivas de
protección de los derechos de los grupos vulnerables, como la infancia y la
adolescencia, que sufren en un contexto de "criminalización de la juventud”.
Para discutir cómo hondureñas y hondureños
vivencian la migración, incluyendo a jóvenes y niños, Adital entrevistó
en exclusividad a Yolanda González, coordinadora de la sub-región
América Central y América del Norte (Cana) de la Red Jesuita con Migrantes. La
organización actúa en la articulación de las obras de la Compañía de Jesús por
la región centro y estadounidense, promoviendo un trabajo junto a los
migrantes, sus familiares y otros actores sociales de transformación, que son
parte de la línea que abarca desde los países de origen, hasta el tránsito, el
destino y el retorno de esa población.
Según Yolanda, en el medio del camino los
migrantes se vuelven presas fáciles para traficantes y otros grupos del crimen
organizado, además de agentes estatales corruptos que los someten y varios
tipos de violaciones de derechos humanos. Particularmente, las mujeres y niños.
Esto puede expresarse como extorsión, asalto, violencia, estupro, tráfico de
personas, trabajo forzado y asesinato.
Los/as hondureños/as salen de su país en
condiciones socialmente vulnerables y, si retornan a su patria, llegan en
situación todavía peor. Yolanda cuenta que los detenidos, deportados o
repatriados llegan de vuelta a Honduras con una gran sensación de fracaso,
frustrado el único proyecto de vida que tenían en mente. Financieramente
también, ya que muchos de ellos se deshacen de todas sus pertenencias para
invertirlas en el traslado. Además, sufren la estigmatización de la sociedad,
pasando a ser vistos como delincuentes.
¿Los motivos para migrar? "Porque continuamos
teniendo hambre y miedo”, responden algunos de ellos, en entrevistas con
organizaciones sociales. Y este contexto puede llevar a un/a hondureño/a a
migrar una, dos, tres o varias veces, siempre con la intención de construir una
nueva vida en Estados Unidos. Hoy, ese público no sólo contempla al grupo de
hombres jóvenes, sino también al de mujeres solas, con hijos, o hasta niños no
acompañados.
Yolanda González actúa en la asistencia a migrantes en países de América Central y del Norte. Foto: Archivo personal. |
ADITAL - ¿Hay estimaciones de cuántos
inmigrantes han retornado para Centroamérica (Guatemala, Honduras y El
Salvador, básicamente) tras la deportación de EE.UU.? Este número creció en
relación a otros años?
Yolanda González - El aumento de migrantes detenidos, deportados y repatriados se ha agudizado de manera vertiginosa,
tanto de Estados Unidos como de México. Según datos
oficiales de U.S. Immigration and Customs
Enforcement (ICE), instancia investigativa del Departamento de Seguridad
Nacional de Estados Unidos, en el año 2013 se realizaron 368.644 traslados de
personas migrantes por medio de la remoción.
La figura
de remoción contempla tanto a las personas que son deportadas dentro de Estados
Unidos como aquellas que son aprehendidas (y rechazadas) al intentar ingresar a
territorio estadounidense sin los permisos correspondientes. De la cantidad
total de remociones, 133.551 fueron de personas aprehendidas dentro Estados
Unidos; mientras que 235.093 correspondieron a personas que intentaban ingresar
de forma irregular. De la cantidad total de remociones, 241.493 eran de personas
de origen mexicano, 47.769 personas provenían de Guatemala, 37.049 eran de
origen hondureño, 21.602 eran salvadoreñas y 1.383 nicaragüenses (ICE, 2014).
En octubre de
2014, el Instituto Nacional de Migración de México (INM) informó que entre enero y agosto 2014, 63.092
migrantes centroamericanos fueron detenidos y repatriados a sus países de
origen. De ellos, 12.038
eran menores de edad. Este número es
significativamente más alto que en los primeros ocho meses de 2013, donde
fueron repatriados un total de 49.201 migrantes centroamericanos, incluidos 5.097
menores de edad. De hecho, en los primeros ocho meses de 2014 México ha
repatriado a más niños centroamericanos que en todo el 2013 (8.446).
ADITAL - ¿Hay muchas mujeres,
niños y adolescentes? Cuál es el perceptual?
YG - A pesar de que lamigración sigue teniendo el rostro de hombre, y entre joven y adulto, existe ya un patrón creciente de nuevos rostros y flujos: mujeres solas; mujeres cabeza de familia (que se van con sus hijos); menores no acompañados.
YG - A pesar de que lamigración sigue teniendo el rostro de hombre, y entre joven y adulto, existe ya un patrón creciente de nuevos rostros y flujos: mujeres solas; mujeres cabeza de familia (que se van con sus hijos); menores no acompañados.
De octubre de 2013 a julio de 2014, la Patrulla Fronteriza
estadunidense detuvo a 62.998 niños y adolescentes no acompañados menores de 17
años, el doble que en el mismo periodo del año fiscal anterior, cuando se
detuvo a 31.491 niños y adolescentes que viajaban solos. Honduras es el país
del que procede la mayoría de estos menores (17.582), seguido de Guatemala
(15.733), El Salvador (14.591) y México (13.675), precisó la Patrulla
Fronteriza en un comunicado.
También informó del aumento significativo del número
de familias detenidas en la frontera, es decir, de adultos que viajan con niños,
siendo en muchos casos mujeres cabeza de familia: 62.856 en lo que va del año
fiscal, frente a las 11.001 en el mismo periodo del año fiscal 2013.
Es importante señalar que el aumento de niños/as y adolescentes ha incrementado notoriamente en los últimos años,
tal y como lo habían advertido organizaciones como Casa Alianza. Es decir, la
llamada "crisis de los menores migrantes” en realidad es una "crónica de una
crisis anunciada”. De acuerdo conPew
Research Center, entre el 2009 y el 2014 el crecimiento de los menores que
emigran solos de Honduras a Estados Unidos creció 1.272%; en el caso de
Guatemala, 930%; y 707% en El Salvador. De ellos, 60% son niños y 40% niñas. Y
si antes la mayoría tenía entre 16 y 17 años, ahora crece el número de quienes
tienen menos de 14 años.
El incremento de
menores no acompañados — aunque mucho menos abrupto — también fue registrado
por el Instituto Nacional de Migración de México entre los centroamericanos que
deportó desde su territorio: de 1.946 en 2009 a 5.389 en 2013. El total de
menores en ese lapso pasó de 3.985 a 8.180; 44% procedentes de Honduras. El
peso de los menores en el total de deportados saltó de 6% a 11% y la proporción
de menores no acompañados entre el total de menores subió 17 puntos: de 49% a
66%. El país con mayor índice de menores no acompañados sobre el total de menores
es Guatemala, con 74% en 2013 [dados do Centro de Estudios Migratorios].
Actualmente, mujeres solas o con sus hijos también pasan por la ruta migratoria. Foto: Reproducción. |
ADITAL - ¿Cual es la situación en
que estas personas regresan tras intentar ingresar en EE.UU. (condiciones de
salud, financieras, emocionales)?
YG - Llegan en situaciones mucho más vulnerables. Emocionalmente, con una
sensación de fracaso, ya que, en muchos casos, se frustró el único proyecto de
vida que tenían en mente. Financieramente, el decidirse a migrar suele ser una
"inversión”, es decir, la gente vende sus tierras, sus pertenencias o se
endeuda, por lo que volver deportado significa estar en mucha peor situación.
Esto también afecta a la salud emocional, ya que no solo se sienten fracasados,
sino que han frustrado las expectativas de la familia. Sin contar la ansiedad y
estrés que supone el haber pasado por las penurias del tránsito. Y, por último,
la estigmatización que sufren muchas personas deportadas, que son vistas como
criminales.
ADITAL - ¿Estas personas relatan
se han sufrido algún tipo de violencia en su intento de pasar por la frontera? ¿Y
también en su recogido por México? ¿Cuáles son los principales tipos de
violencia?
YG - Las políticas restrictivas
vinculadas a la seguridad nacional han desembocado en el reforzamiento del
control hacia los migrantes y a una mayor militarización de las rutas
migratorias, especialmente de las fronteras. Existe una marcada tendencia a
criminalizar el fenómeno migratorio, convirtiendo la indocumentación en un delito, lo que
contribuye a que los migrantes sean presas fáciles de traficantes y
funcionarios corruptos que los someten a las más terribles formas de violación
a sus derechos humanos, particularmente cuando se trata de grupos más
vulnerables como las mujeres y la niñez.
Esto ha llevado al
desplazamiento de las rutas migratorias hacia zonas más aisladas y riesgosas, y
convirtiendo estas rutas en unas de las más peligrosas del mundo. Hoy las
regiones fronterizas han pasado a jugar un papel fundamental con respecto a las
acciones vinculadas al crimen organizado, donde los migrantes irregulares son
víctimas vulnerables de bandas (trata y tráfico de personas) y de la corrupción
administrativa (abuso de autoridad, extorciones, entre otras), siendo los
ejemplos más dramáticos las masacres de migrantes — en su mayoría
centroamericanos — por parte de las bandas del crimen organizado.
En este sentido, podría decirse que la migración de
Centroamérica a EEUU se volvió una de
las más peligrosas del mundo tanto por la presencia de delincuentes a lo
largo del camino como por los espacios naturales extremos que los migrantes
deben cruzar para llegar a EEUU.
Según un informe (Narrativas de la Transmigración
Centroamericana en su paso por México, 2013) un 72,9% de los hondureños
entrevistados fueron categóricos al señalar que durante su tránsito por México
sí habían sido objeto de golpes, robos o amenazas, y sólo 27,1%, sostuvo que no
se cometió ningún tipo de violencia en su contra. Con respecto a quién ejecutó
la agresión física o psicológica, 45,71% fueron ejecutadas por las autoridades
y 33,23% por civiles.
Dado que la migración es un proceso humano y
social, los migrantes intentan pasar de
todas maneras, y lo hacen por corredores
de tránsito irregular que se crean en los márgenes de la frontera. En estos corredores, fueron atraídos
autoridades corruptas y grupos delincuenciales, situados en posición de fuerza,
que están en capacidad de dejar pasar y de imponer la cuota arbitraria del
cruce. Ponen el precio del cruce.
Entre más dificultad de cruzar, más los migrantes recurren a los coyotes.
Pero los saberes y los contactos de los coyotes
tradicionales se fueron volviendo ineficaces para cruzar la frontera.
Los coyotes tuvieron que enlazarse con
las redes del crimen organizado, único actor con los medios suficientes
para forzar los sistemas de control fronterizo modernos.
La lucha
contra el tráfico de droga empujó a los Cárteles a reforzar su control sobre
los espacios de tránsito irregular, a diversificar sus actividades y a
adueñarse de estos espacios por la violencia y el terror. Y a tener en monopolio de las actividades ilegales en los
2.000 a 4.000 km del cruce de México y de los 3.170 km de la frontera de EE.UU.
Controlan la frontera ilegal del lado mexicano como estadounidense.
La presencia del narco
hizo degenerar todo. Esta inseguridad no es algo delimitado a las
rutas de tránsito indocumentado, es a nivel nacional, pero sí se encuentra más concentrado en los
corredores de migrantes indocumentados donde puede actuar con más libertad que
en los espacios que le disputa al gobierno. En estos corredores, el
Estado no parece meterse ni rendir cuentas.
Empezó a
degenerar la violencia que se abate contra los indocumentados: antes, la
delincuencia asaltaba, ahora el narco se sirve en los migrantes. Gestión del tráfico de indocumentados con las
capacidades de los cárteles (con radios de alta frecuencia, escoltas
armados, bodegas, uso de indocumentados como anzuelo para concentrar las
patrullas fronterizas para pasar la droga por otra parte, capacidad para
corromper autoridades en México como en EEUU, etc.; pago de derecho de
paso/impuesto). Expansión de la capacidad de agresión y chantaje: se crea con la industria del secuestro de
migrantes (20.000 según la Comisión Nacional de DDHH de México, piden 2
mil, 4 mil, 6 mil dólares por cabeza). Ésta está alimentada en gran parte por
la capacidad de infiltración del crimen
organizado en las autoridades.
Los migrantes deben cruzar por territorios peleados por los cárteles (luchas por
el control de las rutas) y donde se
desata un nivel sin límite de violencia contra los actores más vulnerables que
son los migrantes en tránsito(asesinatos, decapitación, violación). Un indocumentado no vale nada más
que lo pueden sacar de él.
Ante las dificultades del paso,
se ha desencadenado la inflación de los
precios de los coyotes (de 4.000 en 2005 a unos 8.000 dólares en 2014).
Y los que no tienen para pagar coyote deben pagar solo el derecho de
paso (en el tren, en el desierto, etc.). Y el que no puede pagar en
efectivo tendrá
que pagar de otra manera. Se
revienta la desigualdad entre los que tienen para ir con coyote
prepagado y los
que no.
En los márgenes de la frontera, la dominación masculina que rige en la
legalidad se encuentra a rienda suelta: la violación a las mujeres es generalizada en el
camino (80% según Foro Migraciones, 2007).
También se han identificado riesgos según el medio de transporte que usan los migrantes: 1) en tren: muerte o amputación por
caídas del tren, por inseguridad al asegurarse en el vagón, cansancio y
somnolencia, además de acecho de pandilleros y delincuentes; 2) en furgón: asfixia, accidentes por
vuelcos y detección fronteriza; 3) en
cayucos o balsas: ahogamientos, naufragio e insolación.
En agosto de 2014, el gobierno mexicano también prohibió que los
migrantes viajaran en los trenes de carga hacia el norte de la frontera entre
Estados Unidos y México. Y lo hizo aumentando la velocidad del tren y las
barreras físicas en varias áreas que impiden a los migrantes subir a bordo. Los
informes de los albergues para migrantes también sugieren que sean creados puestos
de control móviles a lo largo de las principales carreteras del norte.
Entre 2009 y 2014, la cantidad de niños y adolescentes que emigraron solos de Honduras a Estados Unidos creció un 1.272%. Foto: Reproducción. |
ADITAL - Cuando son
detenidas en EE.UU., ¿cómo estas personas son tratadas por los oficiales
estadunidenses?
YG - La seguridad fronteriza nunca ha
sido ni tan dura y ni tan financiada. Los procesos judiciales por "entrada ilegal” se han
incrementado en 130% desde 2007. El gobierno está gastando 18 billones de
dólares en seguridad fronteriza. La patrulla fronteriza cuenta con más de
21.000 agentes, el doble desde el 2005 y cinco veces más que en el 1993. Ahora hay
drones y helicópteros Blackhawkoperando en la frontera. Hay 700 millas de cerca. Cerca de 400.000 personas son
deportadas por la administración al año al año.
Según el informe Fallas
Documentadas: consecuencias de la política migratoria en la frontera de EE.UU.
y México, Iniciativa Kino para la Frontera 2013 (4.963 encuestas a migrantes
deportados en frontera), algunas de las principales preocupaciones son:
Abusos: aproximadamente uno de cada
cuatro migrantes (24,8%) — 797 de los encuestados en el Centro de Atención a
Migrantes Deportados (CAMDEP) en Nogales, Sonora — declararon haber sido
víctimas de algún tipo de abuso cometido por los agentes de la Patrulla Fronteriza de los
EE.UU. La
agresión verbal es el tipo de abuso o maltrato más común que sufrieron los
migrantes a manos de los agentes de la Patrulla Fronteriza. Más de uno de cada
seis mujeres (17,6%) y el 12,6% de los hombres fueron víctimas de este tipo de
abuso. Alrededor del 5,6% de los migrantes fueron maltratados físicamente por
agentes de la Patrulla Fronteriza.
Negación del
contacto con el consulado: uno de los
derechos más básicos que tiene todo extranjero, arrestado en los Estados
Unidos, es que se le permita establecer contacto con su consulado. Existe una
considerable cantidad de evidencia que demuestra que a los migrantes no se les
proporciona suficiente información sobre este derecho y que incluso les es
negado de manera rotunda por las autoridades migratorias de los EE.UU., cuando están
conscientes de que lo tienen. Patrulla Fronteriza es la que más
probablemente, por un gran margen, infringe este derecho.
Separación familiar: la separación de los migrantes de los familiares con quienes viajaban al
momento de ser aprehendidos y deportados por la Patrulla Fronteriza de los
EE.UU. El informe sugiere que la separación familiar durante el proceso
de deportación se lleva a cabo de manera descontrolada. De entre los 1.692
migrantes deportados que contestaron esta pregunta, más de la mitad (53,1%)
habían sido separados de un familiar o amigo, y uno de cada cuatro (25,2%)
migrantes deportados fue separado(a) de un integrante de su familia inmediata.
Especialmente preocupante
es el caso de las personas que huyen por violencia y tienen derecho a protección internacional.
Según diversos informes (Human Rights
Watch, "You don´t have rights here”, 2014), cuando interceptan al migrante
en la frontera, los migrantes son sujeto
de un procedimiento expedito de deportación, y en muchos casos la Patrulla
Fronteriza no les haz la pregunta de si tiene miedo de volver a su país (que sí
aparece en el formulario). Incluso, cuando
las personas migrantes le dicen, no hacen caso.
Según la ley
estadounidense, las patrullas de fronteras deben identificar si las personas
tienen miedo de volver a su país por violencia
y, en ese caso, referirlas a la oficina de asilo, quien determinará si existe
temor fundado y creíble. Esto ha dado como resultado que personas que han
tenido que huir porque estaban amenazadas de muerte o eran víctimas de
violencia doméstica, o de maras y pandillas, han sido devueltas a su país, lo
cual aumenta considerablemente suvulnerabilidad y riesgo.
Migrantes mutilados en accidentes durante el trayecto en los trenes de las rutas migratorias. Foto: Francisco Olvera. |
ADITAL - ¿Los migrantes deportados
afirman se van a intentar nuevamente ingresar en EE.UU.?
YG - Para tener
una idea del flujo migratorio indocumentado en tránsito por México y con
destino hacia EE.UU., según las estadísticas de 2013, la Red de Documentación
de las Organizaciones Defensoras de Migrantes de México, 47,9% de los migrantes
hondureños encuestados aseguró que sí era la primera vez que se encontraba
transitando por tierras mexicanas rumbo a Estados Unidos, pero más de la mitad,
el 52,1% sostuvo que no era la primera vez en tránsito por México y, de éstos,
la mayoría, el 95,95%, ya había estado dos, tres, cuatro y más veces.
¿Los
motivos? Ellos mismos lo responden nada más ser deportados: "porque seguimos
teniendo hambre y miedo”. Un indicador de que esto sucede es que en muchos
casos, las negociaciones con los coyotes incluyen hasta dos o tres intentos por
el precio pagado.
ADITAL - ¿Cuales son las razones
principales para que las personas busquen salir de Honduras y viajar a EE.UU.?
YG - Estamos ante un fenómeno multicausal. Cada vez más hay
tres razones que se pueden entrecruzar: la reagrupación familiar, la situación
económica (cada año se suma a la población económicamente activa 200 mil
jóvenes, de los cuales únicamente logran empleo 70 mil) y la violencia (con
tasas de 80 homicidios por cada 100.000
habitantes, llegando en algunas ciudades como San Pedro Sula a tasas de 170 homicidios
por cada 100 mil habitantes).
Según
el investigador José Luis Rocha, en las diferentes entrevistas a lo largo de
2014 con jóvenes migrantes, se repite una
historia arquetípica: el plan de reunirse con su madre que hace años vive en
Los Angeles o Maryland, ya que en Guatemala u Honduras tienen más
probabilidades de conseguir un balazo en la frente, como varios de sus
conocidos, que un empleo decente, como casi nadie. Las tres motivaciones pueden
convivir en un mismo migrante: evitar la violencia, el desempleo y la separación
familiar. El ejemplo que mejor puede reflejar esta combinación es el de la
extorsión, que traslapa la violencia y lo económico.
Es importante,
sin embargo, no quedarse en un discurso muy utilizado últimamente: la gente en Honduras
se va por culpa de las maras. Es cierto que las maras y los diversos delitos en los que incurren estos
grupos (extorsiones, palizas, reclutamiento forzoso, asesinato…) son uno de los
actores relevantes causantes de muchas decisiones desesperadas, incluso de
arriesgar la vida en el tránsito por México, porque en sus países de origen ya
la dan por perdida. Y no es nada nuevo que la violencia del triángulo norte se
nutre de organizaciones criminales transnacionales (maras, narcotráfico…). Ahora
bien, es importante ir más allá de este actor. Es necesario atinar a las causas reales de la migración.
El Estado
de Honduras no ofrece alternativas de desarrollo ni protección ante la
violencia estructural que se vive cotidianamente, más allá de la militarización
de la sociedad, lo cual en vez de atenuar, acentúa más el problema. Los niños y
las niñas no logran acceder a una educación de calidad, ni a un horizonte de
trabajo digno, justo en un momento demográfico en el que predomina la población
infantil y juvenil. En este sentido, la falta de políticas efectivas de
protección de los derechos de los grupos vulnerables, como la niñez y
adolescencia ha sido continuamente denunciada en Honduras así como la "criminalización de la
juventud”.
Según un
informe de ACNUR [Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados] realizado
a partir de entrevistas a menores centroamericanos y mexicanos detenidos, el
56% de éstos requieren de protección internacional. Del año 2005 a 2012 hubo un
aumento del 346% en los asesinatos de mujeres y niñas en Honduras. En 2001, se
produjeron 1.068 ejecuciones extrajudiciales de menores de 23 años, 911 en
2012. Estamos hablando de un Estado que permite una tasa de homicidios de 80
personas por cada 100.000 habitantes.
La migración no puede tratarse
aisladamente, ni con respuestas coyunturales. Es un fenómeno que se sustenta en
bases económicas, sociales, históricas y políticas, que es necesario rastrear
para no quedarse con las respuestas de la primera plana de los periódicos, que
pronto serán sustituidas por otra noticia igual de dramática.
Cinco factores en el caso de Honduras: a) los ajustes estructurales de
la economía a partir de los 90, que, con entusiastas expresiones de "Todos a
apretarnos la faja por una Honduras mejor”, devaluaron la moneda, eliminaron la
reforma agraria, disminuyeron el gasto en salud y educación, se abrió la puerta
a los inversionistas, se incursionó en la agroindustria y la palma africana; b)
el huracán Mitch, que devastó la infraestructura, producción, economía y
situación social de la mayoría; c) los TLC que colocaron a la economía
hondureña en la más absoluta precariedad y dependencia de las economías
multinacionales; d) el golpe de Estado de 2009, que aceleró los dinamismos de
inestabilidad y deterioro de la sociedad; e) la corrupción e impunidad de los
políticos y funcionarios públicos que han usado los bienes del Estado como un
botín.
En muchos casos, los migrantes son sometidos al dominio de grupos delictivos, agentes estatales corruptos, con extorsión y violencia. Foto: Reproducción. |
ADITAL - ¿Cómo los deportados
pueden recomenzar sus vidas en Honduras? ¿Hay algún tipo de ayuda oficial?
YG - La ayuda al migrante deportado se limita solamente a
programas de recepción, liderados por
organizaciones sociales. Este es el caso del programa del CARM (Centro de
Atención al Migrante Retornado), que coordinan las hermanas escalabrinianas
(Pastoral de Movilidad Humana) en los aeropuertos de San Pedro y Tegucigalpa, a
donde llegan los vuelos de Estados Unidos.
En
la frontera de Corinto (Honduras-Guatemala), a donde llegan los deportados
de México, no hay un programa como tal,
sino que hay algunas iniciativas de organizaciones como Cruz Roja o Casa Alianza,
que hacen el registro de ingreso, entregan bebida, comida, el baño y una
llamada telefónica — en algunos casos apoyo psicosocial o alguna ayuda
especial. Con la crisis de los menores migrantes se llevaron a cabo ciertas
mejoras en cuanto a los centros de recepción de los menores. Sin embargo,
ninguna de las medidas afecta a las condiciones de vida que motivaron a las
personas a irse de Honduras.
ADITAL - ¿Hay perspectiva de que
EE.UU. cambie su política hacia los migrantes indocumentados? ¿Qué podría ser
mejorado en la ley estadounidense a los migrantes indocumentados?
YG -
La
reacción ante la "crisis de los menores migrantes” ha sido motivo de
una
creciente lucha entre demócratas y republicanos motivada por intereses
electorales. Obama [Barack Obama, presidente de los EE.UU.] pidió al
Congreso
para afrontar la crisis 3,7 millones de dólares. Los republicanos
presentaron una contrapropuesta, de 1,5 mil millones, sobre todo para
aumentar
el financiamiento de la Patrulla Fronteriza. El Departamento de Estado
de
Estados Unidos solicitó al Congreso destinar 86 millones de dólares de
la
Iniciativa Mérida hacia el Programa Frontera Sur de México.
En la práctica,
durante todo este período, el gobierno de EE.UU. endureció su política
migratoria. Enfatizó
reiteradamente
que está cerrado el ingreso de migrantes menores en situación
irregular. Ignoró el derecho a la reunificación familiar. Dificultó
el que los detenidos tengan acceso a un abogado para que las o los
defienda ante el juez de migración
porque han visto que cuando esto sucede se incrementa la posibilidad de
que se
queden en EE.UU. Incrementó el número de centros familiares de
detención en
Artesia, Nuevo México, Karnes y Dilley, Texas. Este último diseñado
para tener
2.400 camas (Comité de Migración de la Conferencia Episcopal de EE.UU.).
Esta crisis
también ha sido aprovechada para impulsar una política diseñada por el gobierno
de EE.UU. a la que se han alineado los de México y el triángulo norte de C.A.,
desde una perspectiva de seguridad nacional, que pretende cerrar y militarizar
más la frontera de EE.UU. con México, de México con Guatemala y Belice, y de
Guatemala con El Salvador y Honduras para reducir el flujo de inmigrantes.
El enfrentar la
priorización dada al control y a la seguridad policíaca y militar
(especialmente en las fronteras) es un desafío cada vez mayor. EE.UU. se asocia
con las autoridades regionales de migración, unidades militares y operaciones
especiales de la policía. Estas asociaciones adoptan la forma de capacitación,
equipamiento y financiación de unidades militares en Guatemala, Honduras, El
Salvador y México, que deportan a personas, a menudo niños, familias y
solicitantes de asilo que buscan protección internacional.
Por ejemplo, en
un comunicado oficial, el Secretario de Prensa de la Casa Blanca informó: la Policía de Operaciones Especiales hondureña,
con la formación y la financiación de la asistencia de la INL y la CBP,
pusieron en marcha la Operación Rescate "Ángel" en la frontera entre
Honduras y Guatemala. La operación está diseñada para aumentar las
intercepciones de migrantes que tratan de emigrar de manera irregular a Estados Unidos. Además,
ha esta crisis ha sido utilizada para impulsar la Alianza por la Prosperidad
por parte de los países del triángulo norte y Centroamérica, que ha sido llamado una especie de "Plan Colombia
Progresista”.
En noviembre, el presidente Obama ha llevado a cabo varias iniciativas
ejecutivas en favor de los migrantes. Algunos dicen que para recuperar la
confianza y el apoyo perdido entre el electorado hispano: a) el 15 de
noviembre, el gobierno del presidente Barack Obama anunció un Programa de
Admisión de Refugiados para menores migrantes que permitirá al padre o la madre
que vive legalmente en EE.UU.
solicitar gratuitamente el refugio para sus hijos menores de 21 años y solteros
que están en Guatemala, Honduras y El Salvador; b) el 20 de noviembre, el presidente
Obama dio un decreto presidencial que abre posibilidades regularizarse o ampliar
la regularización a algunos sectores (dreamers,
padres que califican). Sin embargo, estas iniciativas están paralizadas por el fallo de un tribunal
federal en contra de las mismas en febrero de 2015.
Población se moviliza por más protección a los migrantes. El cartel dice: "migrantes no son criminales”. Foto: Reproducción. |
ADITAL - Hablemos un poco sobre el
trabajo de los jesuitas con los migrantes centroamericanos, principalmente los
que son deportados.
YG - La Red Jesuita con Migrantes
Centroamérica y Norteaméricaes la articulación de las
obras de las Provincias de Centroamérica, México, Estados Unidos y Canadá de la
Compañía de Jesús que promueven el trabajo con las personas migrantes, sus
familiares y otros actores de cambio en los países de origen, tránsito, destino
y retorno.
Hace ya doce
años que se echó a andar este proceso. La Red tiene un modelo de intervención
apostólico integral, basado en tres dimensiones: la dimensión
social, de incidencia e investigativa, y con una propuesta de
"inter-dimensionalidad”, que tiene como punto de partida el acompañamiento
directo a los migrantes y familias; en base a éste se identifican los temas
prioritarios de interés para ser estudiados; se lleva a cabo la investigación
de dichos temas, preferentemente mediante una investigación aplicada; y los
resultados sirven como fundamento para sensibilización e incidencia política.
Un
ejemplo de esa inter dimensionalidad lo encontramos en el trabajo con las
personas deportadas. En varios países, desde la dimensión social, se atiende a migrantes
retornados o deportados: se acompaña a comités de migrantes deportados y, en el
caso de Honduras, al Comité de Migrantes Retornados Discapacitados (muchos de
ellos perdieron un miembro en el tren en
México); se les ofrece acompañamiento psicosocial, grupos de autoayuda; y se promueve la
inserción en la comunidad.
En la
dimensión de investigación, se han hecho algunas investigaciones sobre la
situación de las personas deportadas y
el impacto social y en sus familias. Y desde la incidencia, se ha puesto en marcha una campaña
de "cultura de hospitalidad”, en donde uno de sus ejes ha sido el contribuir a
desestigmatizar a las personas deportadas, que, en muchos casos, son vistos
como fracasados o como criminales. También las propuestas de programas
gubernamentales de reinserción.
Traducción del texto de apertura: Daniel
Barrantes - barrantes.daniel@gmail.com
(colaboró
Benedito Teixeira)
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