El
arrasamiento de la Venezuela bolivariana y chavista constituye el
objetivo central de la contraofensiva yanqui contra los gobiernos
antineoliberales latino-caribeños. El derrocamiento del presidente
Maduro exigiría el desencadenamiento de un gigantesco baño de sangre
contra el pueblo que no se va a dejar arrebatar las conquistas sociales,
económicas, educacionales y culturales logradas en los últimos 15 años.
De allí que en Venezuela se esté aplicando cabalmente la llamada
guerra de cuarta generación desarrollada por el Pentágono en los últimos
años. Ella incluye una feroz campaña antivenezolana del conglomerado
imperial mediático –sin precedente por su intensidad– una guerra
económica sin tregua y el uso de tácticas de terrorismo urbano a través
de las llamadas guarimbas cada vez que las condiciones lo permiten.
La capacidad de contragolpe del chavismo, unida a la enérgica acción
del gobierno y sus instituciones en la aplicación de la ley, así como el
patriotismo, disciplina y lealtad a la Constitución de la Fuerza Armada
Nacional Bolivariana derrotaron la intentona golpista, cuyos activistas
se reducían a una parte exigua de la población y de los estudiantes en
menos de una decena de municipios.
En contraste, la imagen que ofrecían los medios imperialistas era la
de una guerra civil en la totalidad del país. Por otra parte, pese al
desabasto y la inflación es muy remota la posibilidad de una victoria
contrarrevolucionaria en elecciones presidenciales dado el desprestigio
de la oposición y sus interminables guerras internas, aunque ello
dependerá también del éxito del chavismo en la derrota de la guerra
económica.
Pero es tanta la importancia política del bastión revolucionario
bolivariano para la unidad, la integración y la trasformación social
latino-caribeña, así como la codicia del imperialismo yanqui sobre sus
gigantescas reservas de petróleo, que por ello no cejará –junto a la
contrarrevolución– en su intento de derrocarlo por la fuerza. Insisto,
eso es lo que hace tan importante una sistemática solidaridad con
Venezuela.
En los últimos 15 años las fuerzas populares integradas en el Foro de
Sao Paulo no han podido ser desalojadas del poder por vía electoral en
ningún país de América Latina. Sólo en Honduras y Paraguay pudieron
lograrlo acudiendo al golpe de Estado.
Recientemente el Frente Farabundo Martí para la Liberación
Nacional de El Salvador ganó de nuevo la presidencia con su abanderado,
el ex comandante guerrillero Salvador Sánchez Cerén. En Costa Rica y
Honduras las fuerzas antineoliberales consiguieron una inédita
representación parlamentaria. En el caso de Honduras pese a los
constantes asesinatos de opositores y periodistas. En Nicaragua, el
Frente Sandinista de Liberación Nacional ha consolidado notoriamente el
apoyo popular con sus políticas sociales.
En octubre habrá elecciones presidenciales en Bolivia, Uruguay y
Brasil. Sin embargo, mientras la clara y contundente victoria de Evo
Morales en el primer país está fuera de duda, no ocurre lo mismo en
Uruguay, donde las encuestas no permiten augurar una victoria segura del
Frente Amplio en segunda vuelta.
Pero mucho más preocupante es el escenario creado con la inesperada
candidatura de Marina Silva en Brasil, pues según los sondeos, si las
elecciones se celebraran hoy impediría que Dilma Rousseff se impusiera
en primera vuelta y en la segunda le ganaría a la actual presidenta por
entre 10 y 15 puntos. No obstante, en mi opinión la candidatura de Silva
muy probablemente se hunda bajo el peso de su escandalosa demagogia y
oportunismo, así como de la acción concertada del dúo Dilma-Lula,
considerando la enorme autoridad política de éste y su condición de
político más popular de Brasil.
El hecho de que la vigésima reunión del Foro de Sao Paulo se haya
celebrado en Bolivia, cuyos avances sociales y la fortaleza de su
movimiento popular son tan relevantes contribuyó seguramente a la
calidad de sus debates y a los vigorosos pronunciamientos de su Declaración Final.
En ella se condena en términos muy enérgicos el bloqueo a Cuba, se
confirma el derecho de Argentina a recuperar las Malvinas y a actuar
como lo viene haciendo ante los fondos buitres, se apoya el
derecho de Puerto Rico a la independencia de Estados Unidos y se condena
la reciente agresión de Israel contra el pueblo palestino, entre otros
temas de gran importancia.
Twitter: @aguerraguerra
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