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jueves, 9 de diciembre de 2010

Contra el Establishment

Las revelaciones generan un cúmulo de comentarios, incluso hasta jocosos

Washington consulta fuentes ligadas a procesos dictatoriales de Argentina
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Los representantes de los gobiernos participantes en la pasada 20 Cumbre Iberoamericana optaron por no tratar el tema Wikileaks durante la reuniónFoto Reuters
Stella Calloni
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 9 de diciembre de 2010, p. 7

Buenos Aires, 8 de septiembre. El intento de medios de comunicación y grupos opositores por tratar de introducir las revelaciones de los documentos de Wikileaks en la reciente Cumbre Iberoamericana, en la ciudad balnearia de Mar del Plata, no prosperó por la mesurada posición que asumieron los gobiernos de la región, para impedir todo intento de división entre los países.

Así se analiza aquí lo sucedido con la publicación de varios documentos mediante los cuales se filtraron dudas o preguntas injerencistas, humillantes o grotescas sobre gobernantes de la región giradas entre el Departamento de Estado estadunidense y sus embajadas en diversos países. En varios casos parecían destinadas a crear desacuerdos entre los gobernantes que en conjunto enfrentan imposiciones de Washington.

Otra conclusión es que el hecho de que estos documentos sean entregados para su “selección “ y divulgación a medios como El País, de España, y otros caracterizados por su parcialidad y por los ataques virulentos contra gobiernos de América Latina, se presta a manipulaciones múltiples.

Las filtraciones se comentaron aquí en varios tonos hasta jocosos. Las preguntas del Departamento de Estado sobre la salud de la presidenta Cristina Fernández, o de su fallecido esposo el ex mandatario Néstor Kirchner, responden a las campañas mediáticas y políticas de la oposición local.

Por eso no resultó sorprendente para el argentino medio, ya que son los chismes de escasa calidad política y ética que cada día se difunden, e incluso lo hacen los sitios web de los ex informantes de las pasadas dictaduras militares.

En todo caso lo que muestran estos documentos es que Washington sigue informándose en fuentes ligadas a los peores procesos del pasado dictatorial del país.

Evidenciados

En realidad pusieron en evidencia a algunos personajes de la oposición local. “Para la política doméstica, uno de los aportes sustanciales de Wikileaks no es la información difundida, que por ahora es superficial y conocida, sino la revelación de los nombres de economistas y politólogos que han concurrido a la embajada para exponer sus pronósticos negativos sobre Argentina”, señala el importante analista Alfredo Zaiat.

Se refiere al documento fechado el 9 de julio de 2009, pocos días después de las elecciones legislativas del 28 de junio, firmado por el encargado de negocios de la embajada estadunidense aquí, Tom Kelly, donde desfilan los nombres de Miguel Ángel Broda, Rosendo Fraga, Carlos Melconian, Jorge Castro, Manuel Mora y Araujo, Mario Blejer, Marcelo Blanco (titular del Deutsche Bank en Argentina), el banquero Jorge Brito, Orlando Ferreres y Daniel Marx. A su turno, cada uno de ellos planteó escenarios desalentadores.

Unos afirmaban que el gobierno no completaría su mandato, arrastrado por el colapso de la política económica, mientras que otros aseguraron que el país se encaminaba a otra suspensión del pago de la deuda o que no podía cumplir con abultados vencimientos inminentes. Nada de eso sucedió y “a pesar de tantos pronósticos equivocados, el establishment empresario y mediático sigue teniendo como referencia a esos profesionales del error, alimentando así un escenario de expectativas negativas que colisiona contra la realidad”, dijo Zaiat en Página 12.

Un ex diplomático de Estados Unidos hace referencia a los periodistas cautivos de la embajada. Ninguno de los grandes medios opositores se pregunta si cautivos quiere decir pagados, solventados, ayudados, obsequiados, señala el analista Miguel Russo en el semanario Miradas al Sur.

Wikileaks “muestra sólo una cara de las relaciones de Estados Unidos con cada país: la recolección de datos. No hay cables sobre las negociaciones de alto nivel ni reportes escritos por la CIA o la inteligencia militar que depende del Departamento de Defensa, el famoso Pentágono (…) salvo un cable sobre Malvinas de finales de 1966, la información del portal creado por el australiano Julian Assange acerca de la Argentina filtrada hasta ahora se limita a los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. ¿Qué quiso hacer Washington en Argentina, además de saber qué pasaba?” se pregunta también el analista Martín Granovsky.

Un término que en realidad se escucha mucho a nivel popular es el de alcahuetes para todos aquellos que se prestaron como fuentes y quedaron en evidencia.

Para una mayoría de argentinos esta es una maniobra que favorece a la oposición más dura de Estados Unidos contra Barack Obama, intentando golpear a varios gobiernos de la región, aunque desenmascara la política de Washington tan denunciada desde hace muchos años por analistas de todo el continente.

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