CLAE / Rebelión
Las recientes
declaraciones injerencistas del vicepresidente estadounidense Mike
Pence, que fueron ademas agresivas y falsas contra Venezuela, Cuba y
Nicaragua, reafirman la concepción de que Washington considera a América
latina su patio trasero, donde, como en décadas anteriores, quiere
quebrar sus intentos de soberanía para convertirla en la región
primordial de los negocios de las megacorporaciones trasnacionales y
zona de seguridad ante los avances comerciales y geoestratégicos chino,
ruso e incluso europeo.
En general, un vicepresidente de EEUU
no es una figura que salga a la luz pública haciendo declaraciones ni
fijando políticas y su principal tarea es la de sustituir al presidente
en caso de que éste muera(o lo maten) en el cargo. Desconocido fuera de
EEUU, Pence es un político ultraconservador. Donald Trump dijo en su
momento que buscaba un "perro de ataque" en su vicepresidente. Alguien
"experto en el combate cuerpo a cuerpo". Soy cristiano, conservador y
republicano, en ese orden, suele decir él.
Hoy la posible
sustitución no es una idea ni remota ni descabellada. Está en el
candelero y mucho dependerá de las elecciones parlamentarias de
noviembre: la pérdida de algunas bancas hoy en poder de los republicanos
puede adelantar un juicio político (impeachment) o que Trump tenga que
comparecer ante el Gran Jurado debido la investigación realizada por el
Fiscal Especial, Robert Muller.
Pence, ex gobernador de Indiana
es un opositor declarado al aborto y al matrimonio gay. Abogado y
locutor, tiene la elegancia al hablar que a Trump le falta. Es la carta
de los republicanos para una sucesión. La importancia del cargo pasa
algo inadvertida, pero su trascendencia es grande ya que además de
presidir el Senado, tiene la función de ser portavoz de la política del
Gobierno.
Pence actúa como balance de Trump y el tándem
funciona bien. Sus posiciones conservadoras sobre el aborto y la
homosexualidad, entre otros temas, le han valido fuertes críticas
durante su gestión en Indiana. Con una homofóbica ley de libertad
religiosa que abría las puertas a la discriminación de los homosexuales
se granjeó especial repulsa pública y debió dar marcha atrás.
Muchos de los excolaboradores de Trump, además de senadores y diputados
republicanos, plantearon su desacuerdo sobre políticas propuestas por
Trump, un autoritario quien no se acostumbra al trabajo en equipo , lo
que impide en muchas ocasiones las coordinaciones necesarias con el
Congreso.
También en el campo internacional Trump ha rechazado
caprichosamente las obligaciones asumidas por su país en convenios y
acuerdos con otros países, sin dar una explicación lógica y sin medir
las consecuencias: los acuerdos sobre el Cambio Climático, las sanciones
económicas y financieras, las tarifas a China y otros países (sin medir
las consecuencias para la propia economía de EEUU), sus constantes
amenazas de salir del TLCAN y el abandono de los acuerdos nuclear con
Irán, pese a la oposición de sus aliados europeos.
La negativa
de Trump de asistir la reunión de la OEA en Perú fue una demostración
más de su pensamiento hegemónico hacia América Latina, y le dio la
oportunidad a Pence de contactar y adelantar acuerdos con los
presidentes asistentes y proclamar públicamente la política que
considera debe seguirse con Venezuela, Nicaragua y Cuba, lo que lo hizo
lucir “presidenciable” a los ojos de los estadounidenses. También
adelantó que tomará medidas con las deportaciones de los inmigrantes,
cuyas remesas representa una parte importante de los ingresos de los
países de la región.
Algunos analistas políticos
estadounidenses plantean que de asumir Pence la presidencia, el partido
republicano se fortalecerá, muchas de las medidas tomadas por Trump se
anularán y mejorarán las relaciones con la Unión Europea, China y
Rusia... pero los cambios en la relación con América Latina son mucho
menos probables.
Venezuela
Para atacar a
Venezuela, Pence emplea los mismos argumentos que los dirigentes
opositores -prointervención extranjera- venezolanos Julio Borges y
Carlos Vecchio, que se reunieron con el en Lima durante la cumbre de la
OEA. Antes criticó a esta organización por no aplicar la Carta
Democrática Interamericana a Venezuela. No disimula su plan imperial
contra Venezuela y el deseo de aislarla económica y diplomáticamente,
además de la prepotente amenaza continua de nuevas sanciones y el empleo
de la fuerza.
El vicepresidente pidió que se suspenda a
Venezuela de la OEA por considerar que el Maduro ha convertido al país
es una “dictadura”, que revoque las visas a los funcionarios del
gobierno venezolano, que se realice el embargo de activos que son frutos
de actividades corruptas y que se impida que las autoridades del
gobierno puedan “lavar dinero en sus sistemas financieros”.
Pence -como ya han hecho otros políticos como Marco Rubio y Bob
Menendez, están manufacturando consensos en la sociedad estadounidense
al colocar a Venezuela como un país en total colapso, que significa un
riesgo para la sociedad norteamericana: "Un Estado fallido en Venezuela
amenaza la seguridad y la prosperidad de todo nuestro hemisferio y del
pueblo de los Estados Unidos de América", señaló Pence en Colombia.
Las visitas de Pence a Colombia, Argentina y Chile han tenido también
una posición clara por parte de los mandatarios de esos países sobre la
opción militar contra Venezuela. Desde Santos a Macri, han reconocido
que la acción militar no sólo complicaría la situación de Venezuela,
sino que además colocaría a la región entera en un ciclo de gran
inestabilidad y amenaza bélica, una verdadera amenaza a la seguridad del
hemisferio.
El gobierno venezolano rechazó las “agresiones” y
“ataques” de Pence, y dijo que la actitud “arrogante” de ese país, “no
hace más que reafirmar la decisión de Venezuela de renunciar a su
membresía en la OEA” (solicitada 28 de abril de 2017) y acusó al
organismo continental de “colonialista” y de estar “al servicio” de
Washington.
Mientras, factores políticos del antichavismo, -que
hasta hace poco se enmarcaron en una escalada violenta e intento de
golpe de Estado- han dado al traste con la matriz de la "dictadura" al
sumarse al proceso de elecciones regionales y presidenciales,
desmoronando además la supuesta falta de legitimidad y transparencia del
Consejo Nacional Electoral (CNE) en Venezuela y, el flojo argumento de
la falta de elecciones en el país.El cese progresivo del ciclo violento
infiere una baja en los niveles de inestabilidad y tensión en Venezuela,
y esa es una mala noticia para los factores que esperan una caída
abrupta de Maduro.
“Al pretender dictar órdenes a los Estados
miembros para que se sumen a la campaña de agresiones contra Venezuela,
los voceros guerreristas de EEUU violan flagrantemente el derecho
internacional en el seno de un organismo mven manoultilateral que
debería velar por su respeto”, indicó.
La cancillería
venezolana dijo también que Pence “pretende encubrir los daños” que ha
provocado el gobierno estadounidense “en la sociedad venezolana a través
de medidas coercitivas unilaterales, con una falsa preocupación
humanitaria cuyo objetivo es torcer la voluntad de pueblo”.
Las
palabras de Pence recuerdan la tristemente famosa Doctrina Monroe
–América para los (norte) americanos-: Los Estados Unidos es el
principal socio comercial de nuestro hemisferio y somos la principal
fuente directa de inversión extranjera en la región. Pero (…) debemos
recordar que la seguridad es la base de la prosperidad. Con el
Presidente Trump, EEUU ha tomado medidas decisivas para garantizar la
seguridad y protección de nuestro pueblo, y fortalecer nuestra
colaboración en el tema de seguridad con aliados y socios en toda la
región.
Y en seguida se recuerda que mientras Trump se ocupa de
agredir a Corea y el Medio Oriente, en la división de tareas a él le
toca Latinoamérica. Y trata de imponer un imaginario colectivo a través
de las fake news, como que el colapso de Venezuela a manos de Nicolás
Maduro ha perjudicado a naciones y economías en todo el hemisferio, ha
propagado enfermedades que habían sido totalmente erradicadas, y ha dado
a los narcotraficantes y organizaciones criminales nuevas oportunidades
para poner en peligro a nuestra gente.
En su discurso de la
posverdad, Pence “olvidó” decir que 1.500 millones de dólares
trasferidos por Venezuela para adquisición de alimentos, fueron
bloqueados en EEUU, o hablar del bloqueo financiero contra Corpoelect:
una deuda de 7 millones de dólares que Brasil pagaba a Venezuela, que el
Wells Fargo Bank los retuvo y regresó a Brasil. Estas acciones –que
signidicaron el cierre de operaciones de 19 cuentas en el exterior-
impidieron el acceso de los venezolanos a alimentos, medicinas y
materias primas.
“Ya hemos cortado la moneda digital Petro de
nuestro sistema financiero y le hemos impuesto sanciones estrictas a más
de 50 funcionarios y exfuncionarios venezolanos. Nuestro gobierno
designó a tres venezolanos con vínculos directos con el régimen de
Maduro como testaferros del narcotráfico; hemos congelado sus activos y
bloqueado su acceso a nuestra nación”, señaló.
Y, sin tapujos,
dijo haber entregado en el último año más de 39 millones de dólares en
supuesta ayuda humanitaria, dinero que administran los dirigentes
opositores venezolanos que siguen el libreto de Washington, mientras
presionaba a los gobiernos de la región a emitir restricciones en visas
para obstruir el paso de sus líderes corruptos, y a defender la
democracia al iniciar el proceso para suspender a Venezuela de la OEA.
El representante de Venezuela en la OEA, Samuel Moncada, anticipó que
en realidad, lo que busca esta ofensiva es generar un piso para una
“operación más grande contra el país”, enfocada en desconocer las
elecciones presidenciales en la próxima Asamblea General en julio y
establecer a Venezuela como un “Estado fallido”, con la intención de
continuar agrediéndolo con medidas violatorias de la legislación
internacional, como un embargo petrolero y reconocimiento de un gobierno
paralelo en el exilio.
Las operaciones psicológicas o guerra
de cuarta generación–ininterrumpidas desde 1999- tuvieron como meta
imponer en el imaginario público internacional un cambio de régimen por
la fuerza tras la elección de una Asamblea Constituyente, el 30 de julio
de 2017. Lo cierto es que la posibilidad de un ataque militar nunca
había sido tan propicia, y el presidente de EEUU, Donald Trump no lo
excluyó, y le toca al sistema cartelizado de terror mediático convencer
la opinión pública de la pertinencia de una intervención extranjera.
Las excusas son varias: una intervención para restablecer la
democracias, una contra un Estado canalla (rogue state) o fallido
(failed state) y/o una “humanitaria”. El tema de la crisis humanitaria
es alimentado por toda una serie de ONG con objetividad dudosa -y
financiamiento cierto- y retomado por el sistema mediático hegemónico
para legitimar una intervención militar extranjera “con fines
humanitarios”.
Siguiendo el mismo argumento de la crisis
económica y las recomendaciones de Pence, el gobierno de facto brasileño
ordenó un despliegue militar en la frontera con Venezuela, mientras
Colombia, decidió construir campamentos para refugiados en las ciudades
fronterizas.
La internacional capitalista
La internacional capitalista existe, la moviliza el movimiento libertario de extrema derecha (en inglés los llaman libertarians)
y, obviamente, está muy bien financiada: funciona a través de un
inmenso conglomerado de fundaciones, institutos, ONGs, centros y
sociedades, unidos entre sí por hilos poco detectables, entre los que se
destaca la Atlas Economic Research Foundation, o la Red Atlas.
Cabe destacar que varios líderes ligados a Atlas consiguieron ganar
notoriedad últimamente: varios ministros del gobierno conservador
argentino, senadores bolivianos y dirigentes del Movimento Brasil Livre
(MBL), que ayudaron a derrocar a la presidenta constitucional Dilma
Rousseff, según señala Lee Fang en un exhaustivo informe en The
Intercept.
La red, que ayudó a alterar el poder político en
diversos países, es una extensión tácita de la política exterior de EEUU
– los think tanks asociados a Atlas son financiados por el Departamento
de Estado y la National Endowment for Democracy (Fundación Nacional
para la Democracia – NED), brazo crucial del soft power estadounidense y
directamente patrocinada por los hermanos Koch, poderosos billonarios
ultraconservadores.
La NED y el Departamento de Estado, que
cuentan con entidades públicas que funcionan como centros de operación y
despliegue de líneas y fondos como la Fundación Panamericana para el
Desarrollo (PADF), Freedom House y la Agencia del Desarrollo
Internacional de Estados Unidos (Usaid), son los principales entes
actores que reparten directrices y recursos, a cambio de resultados
concretos en la guerra asimétrica en la que participan.
Atlas
cuenta con 450 fundaciones, ONGs y grupos de reflexión y presión, con un
presupuesto operativo de cinco millones de dólares (2016), aportados
por sus fundaciones “benéficas, sin fines de lucro” asociadas, que
apoyaron, entre otras al MBL y a organizaciones que participaron de la
ofensiva en Argentina, como las fundaciones Creer y Crecer y Pensar, un
think tank de Atlas que se incorporó al partido (Propuesta Republicana,
PRO) creado por Mauricio Macri; a las fuerzas de oposición en Venezuela y
al candidato de derecha en las elecciones presidenciales chilenas,
Sebastián Piñera.
La red tiene 13 entidades afiliadas en
Brasil, 12 en Argentina, once en Chile, ocho en Perú, cinco en México y
Costa Rica, cuatro en Uruguay, Venezuela, Bolivia ,y Guatemala, dos en
República Dominicana, Ecuador y El Salvador, y una en Colombia, Panamá,
Bahamas, Jamaica y Honduras.
Los líderes del MBL y los de la
Fundação Eléutera – un grupo de “expertos” neoliberales extremadamente
influyente en el escenario posgolpe hondureño– recibieron financiamiento
de Atlas y forman parte de la nueva generación de actores políticos que
pasaron por sus seminarios de entrenamiento en EEUU.
La
extrema derecha “moderna” es el movimiento libertario de extrema derecha
que hoy navega con pabellón republicano, que basa su accionar en una
deliberada estrategia de desinformar a las mayorías para imponer sus
políticas plutocráticas y que tiene en la Red Atlas a su principal
propulsor en América Latina. http://tlaxcala-int. org/upload/gal_16619.jpg
El impulsor de este movimiento es el multimillonario Charles Koch,
quien adoptó la tesis de James McGill Buchanan –economista de la
Universidad de Chicago y Premio Nobel- para desarmar el Estado
progresista, con una estrategia operativa en defensa de la santidad de
los derechos de la propiedad privada y para doblegar al modelo de
gobierno: para que prospere el capitalismo, sostenía, hace falta ponerle
cadenas a la democracia.
Entre las quince organizaciones más
importantes financiadas por Koch están Americans for Prosperity, el Cato
Institute, la Heritage Foundation, el American Legislative Exchange
Council, el Mercatus Center, Americans for Tax Reform, Concerned
Veterans of America, el Leadership Institute, Generation Opportunity, el
Institute for Justice, el Independent Institute, el Club for Growth, el
Donors Trust, Freedom Partners, Judicial Watch… A ellas hay que agregar
las más de sesenta organizaciones de la State Policy Network (Red de
Políticas de los Estados Unidos). (1)
Ahora los Koch podrían
estar bien posicionados para convertirse en los nuevos magnates de los
medios de comunicación conservadores, tras la compra de l casa editorial
Times. Si bien Trump ha demostrado estar algo obsesionado con el premio
"la persona del año" de la revista Time, todo parece indicar que los
Koch tienen una relación más estrecha con el vicepresidente, Mike Pence.
Pence es el candidato que ha recibido más donativos
(oficiales) de David Koch. Destacan los 200.000 dólares que recibieron
Pence y su candidata a vicegobernadora cuando él se postuló como
gobernador de Indiana en 2012 y los 100.000 que dio a Pence a título
individual antes de que se postulara para la vicepresidencia.
Estas sumas no tienen en cuenta las donaciones que se pueden hacer a
través del Comité para la Campaña del Partido Republicano, ya que se
pueden ocultar de forma legal. La relación entre el vicepresidente y los
hermanos Koch es muy estrecha. Pence les hizo un favor político (y
financiero) importante en la primavera de 2009, cuando el Congreso iba a
aprobar medidas para controlar las emisiones de carbono y Pence apoyó
una propuesta impulsada por los Koch y conocida como "la promesa de no
crear un impuesto climático".
La secretaria de Educación de
Trump Betsy DeVos es de Atlas, liderando el Acton Institute, un grupo de
reflexión de Michigan que desarrollaba argumentos religiosos a favor de
las políticas de los libertarios de ultraderecha, que ahora mantiene
una filial en Brasil, el Centro Interdisciplinario de Ética y Economía
Personalista. Pero la figura principal del entramado es hoy Judy
Shelton, economista y miembro principal de la Red Atlas, quien se hizo
cargo de la NED, tras ser consejera de la campaña de Trump
Calmo pero imperial, el ultraconservador Pence, con el apoyo de los Koch
y la Red Atlas, piensa que su camino hacia la Casa Blanca debe
cimentarse en la destrucción de Venezuela, Cuba, Nicaragua, y cualquier
país que intente políticas soberanas o que no favorezca la entrega de
sus riquezas y recursos naturales a las megacorporaciones trasnacionales
y estadounidenses en especial.
Nota:
1.- Ver Red Atlas, libertarios de ultraderecha, trama seudoacadémica en la ofensiva capitalista en Latinoamérica, http://estrategia.la/2017/10/ 12/red-atlas-libertarios-de- ultraderecha-trama- seudoacademica-en-la-ofensiva- capitalista-en-latinoamerica/
Álvaro Verzi Rangel:
Sociólogo venezolano, Codirector del Observatorio en Comunicación y
Democracia y del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la )
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